«El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos» - Antonio Gramsci
Las olas culturales no son lineales y duran décadas o incluso siglos. Las crisis son precisamente momentos en los que un paradigma muere y otro surge. El paradigma postmoderno, nacido como una reacción contra los excesos del modernismo racionalista y materialista, se basó en la deconstrucción de los grandes relatos, la exaltación del relativismo y la fragmentación de la identidad en términos de raza, género y victimización. Este movimiento tuvo su utilidad inicial al cuestionar estructuras de poder obsoletas, pero terminó derivando en una ideología tóxica que ha conducido a la parálisis cultural y política.
El progresismo woke, que ha dominado la política y las instituciones occidentales, ha empujado a Occidente a un callejón sin salida. La narrativa de opresores y oprimidos, la censura del pensamiento divergente y la obsesión por la justicia social basada en identidades colectivas han debilitado el tejido social y económico de nuestras sociedades. Pero esta ola cultural que se tornó dominante a partir de los años 70 ya ha alcanzado su punto de inflexión.
El fracaso del postmodernismo no solo es evidente en el ámbito cultural, sino también en el geopolítico. Europa ha sido el mayor exponente de esta ideología, confiando ciegamente en la paz perpetua y la gobernanza burocrática mientras dependía del paraguas protector de USA para su seguridad. La invasión de Ucrania por parte de Putin no hizo reaccionar a los líderes europeos; lo que realmente los ha sacudido es el repliegue estadounidense y el reconocimiento de que ya no pueden contar con la protección incondicional de Washington.
La Dinámica Espiral nos ofrece una forma de entender la evolución de los sistemas de valores. Según este modelo, la sociedad ha atravesado diversas etapas:
Rojo (Egocéntrico): Dominado por la fuerza y el poder personal. Piensa en los vikingos.
Azul (Tradicionalista): Basado en el orden, la religión y la disciplina. Piensa en el Islam o el catolicismo de las monarquías europeas. Piensa en el fascismo y el comunismo.
Naranja (Modernista): Enfatiza la ciencia, la razón, el progreso y el capitalismo. Piensa en los ejecutivos de las multinacionales y en Wall Street
Verde (Postmoderno): Centrando en la justicia social, el ecologismo, el relativismo y en la exploración del Yo interior. Piensa en los hippies.
La crisis actual es el colapso del paradigma verde postmoderno, que al negar toda jerarquía y estructura ha generado caos y debilidad. La postmodernidad trajo consigo avances fundamentales como la conciencia ecológica, la crítica a estructuras de poder opresivas, la reconexión con el mundo interior olvidado en una modernidad orientada al estudio de la realidad exterior y material, o el valor de la tolerancia de las diferencias y el pluralismo. La sospecha postmoderna hacia los grandes relatos permitió desmantelar ideologías totalitarias y dio paso a sociedades más inclusivas y abiertas. Sin embargo, estas mismas ideas fueron distorsionadas y llevadas al extremo, transformándose en dogmas inflexibles y autoritarios que han sofocado el pensamiento crítico y el debate real.
En lugar de fomentar una sociedad más libre y plural, el relativismo absoluto y la obsesión identitaria han conducido a una fragmentación social, a la censura bajo la apariencia de "seguridad emocional" y a una cultura de victimización que reemplaza la meritocracia por una competencia por el estatus de oprimido. Las élites políticas y corporativas han instrumentalizado estas ideas para dividir a la población, creando un clima de miedo y conformismo en el que la disidencia es castigada y la lealtad ideológica se convierte en moneda de cambio para el acceso al poder y los recursos. Unicornios y arco iris, pensamiento mágico que confunde los deseos con realidades. Subversión de valores y subversión ideológica. El cambio climático se convirtió en un negocio hipócrita y en la excusa para capturar dinero publico a raudales. Así, lo que comenzó como una crítica legítima a las injusticias ha terminado siendo una herramienta de manipulación y control.
Para sobrevivir en el nuevo mundo multipolar basado en el poder duro de las armas y la economía, Europa necesita abandonar la utopía de las emisiones cero y el cambio climático, reindustrializarse, invertir en defensa con una visión estratégica del futuro y cerrar la inmigración descontrolada que está fragmentando la cohesión social. También necesita reformar su burocracia como lo está haciendo USA, eliminando el despilfarro y las corrupción, incluso si esto encuentra resistencia en los lobbies de poder fuertemente atrincherados. El que la crisis haya pasado a cuestiones de soberanía ayuda a esto, al introducir sentido de urgencia y necesidad. En otras palabras, Europa necesita madurar y asumir su propia supervivencia sin depender de Estados Unidos.
El fracaso social y económico de la postmodernidad no significa un retorno a valores tradicionales (Azul) o meramente capitalistas (Naranja), ni tampoco quedarse estancado en una postmodernidad fracasada, sino en la emergencia de un nuevo nivel: el nivel Integral (Amarillo/Turquesa).
Los valores de esta nueva etapa, de este nuevo mundo que esta empezando a surgir incluyen:
Síntesis en lugar de fragmentación: Integración de lo mejor de los paradigmas previos en lugar de su destrucción.
Jerarquía funcional en lugar de igualitarismo extremo: Entender que hay roles y estructuras necesarias para el orden social.
Sostenibilidad realista en lugar de utopías ecológicas: Desarrollo tecnológico y económico compatible con el medio ambiente, sin caer en extremismos.
Fronteras y cultura con propósito: Rescatar la identidad y cohesión de las naciones sin caer en nacionalismos excluyentes.
Innovación y adaptabilidad: Abrazar la transformación en lugar de resistirse al cambio.
Renovarse o morir. Gracias por compartir.
ResponderEliminarExcelente análisis.
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