Europa está desorientada ante el discurso del vicepresidente Vance en Munich y los últimos movimientos de Trump y compañía. Confundida no entiende lo que está pasando. En esta serie de artículos trataré de explicar el nuevo marco en el que nos movemos.
Europa está en confundida y desorientada, presa de la disonancia cognitiva que nos hace devaluar y descartar el conocimiento contradictorio. Ese es un defecto común en la naturaleza humana, a menudo somos incapaces de concebir que el status quo con el que hemos vivido toda nuestra vida haya cambiado. Buscamos patrones del pasado, tratamos de volver a luchar la guerra anterior; es mucho más fácil y reconfortante creer que todavía estás en un entorno conocido, incluso cuando ese entorno ha desaparecido.
Por eso tenemos a muchos nostálgicos de la URSS viviendo todavía en la época de la guerra fría cuando ese mundo ya desapareció y analizándolo todo bajo el prisma simplista de yanki malo anti-yanki bueno. Y así siguen sin darse cuenta de las verdades obvias y realidades que tienen ante sus ojos.
Algunos tratan de interpretar que Trump está cortejando a Rusia para que se aleje de China, es decir para romper la alianza del dragón y el oso (Dragonbear). Pero en realidad la estrategia de fondo es otra. El enemigo es más interno que externo.
Ya lo decía Sun Tzu en el arte de la guerra; la mejor victoria es vencer sin combatir. En geopolítica no se trata tanto de crear divisiones o fracturas sino de aprovechar y maximizar las ya existentes. No se trata tanto de destruir al enemigo introduciendo cosas sino de potenciar las tendencias del enemigo que lo llevan al fracaso y a la autodestrucción. Por eso lo primero que hacen las potencias coloniales en un territorio es crear un partido comunista, por extraño que parezca.
Lo primero que tenemos que entender es que la postmodernidad woke o wokeismo, más que un movimiento cultural es una estrategia de asalto al poder y un método de subversión ideológica. Tan solo hace falta leer a Trostky o al comunista italiano Antonio Gramsci para darse cuenta de ello. De hecho Podemos y compañía con su "asalto al poder" ya te lo decía claramente.
Pero quizás la forma más fácil de entenderlo es mediante el concepto de "subversión ideológica" de Yuri Bezmenov, un agente de la KGB que desertó a Occidente. Bezmenov contaba que el énfasis principal de la KGB no está en el área de inteligencia y espionaje como tal. Que solo alrededor del 15% del tiempo, dinero y personal se gasta en eso. El 85% restante de los recursos y el tiempo se dedicaba a un proceso lento y constante que llamaban subversión ideológica, medidas activas o guerra psicológica.
La "subversión ideológica" - o guerra psicológica-cultural - básicamente significa cambiar la percepción de la realidad de cada ciudadano hasta tal punto que a pesar de la abundancia de información, nadie sea capaz de llegar a conclusiones sensatas en aras de defenderse a sí mismo, a sus familias, a su comunidad y a su país”. Esta ingeniería social es básicamente la estrategia que propugnaban el italiano Antonio Gramsci y otros teóricos para implantar la dictadura comunista en Europa.
La subversión ideológica es un proceso que busca alterar el orden establecido en un país o región sin utilizar la fuerza militar, sino mediante la manipulación de la ideología y las creencias de la población. Tiene como objetivo trastocar el orden y desafiar las creencias dominantes, llevando a la población a aceptar una nueva ideología que se convierte en el nuevo orden social. Puede llevarse a cabo en diferentes ámbitos del entramado social, como el religioso, el educativo y el social. Por ejemplo en el ámbito educativo, se imparten materias que no son constructivas o pragmáticas, como la guerrilla urbana, la ideología de género o la sexualidad, en lugar de matemáticas o física, con el fin de que los estudiantes no tengan los conocimientos necesarios para enfrentar las vicisitudes de la vida.
Yuri Bezmenov dividía en cuatro las fases de la subversión ideológica.
1. Desmoralización (15-20 años):
Esta fase lleva al menos una generación, ya que ese es el tiempo que lleva educar y adoctrinar a un nuevo grupo de personas.
El objetivo es erosionar los valores, las tradiciones y las instituciones de la nación, haciendo que la gente sea incapaz de discernir la verdad de la propaganda.
Los métodos incluyen:
- Infiltración en el sistema educativo: enseñar a los jóvenes a resentirse con su propio país, sus instituciones y su historia.
- Control de los medios de comunicación: promover una narrativa que debilita la unidad nacional y fomenta la división.
- Subversión cultural: socavar los valores tradicionales (familia, religión, patriotismo).
- Polarización política: alentar conflictos de clase, raciales e ideológicos.
- Normalización del vicio: promover el consumismo excesivo, las drogas y el relativismo moral.
Efecto: después de la desmoralización, la población está confundida, dividida e incapaz de evaluar críticamente la realidad.
2. Desestabilización (2-5 años):
Después de una desmoralización exitosa, el siguiente paso es debilitar las instituciones clave de la nación para que no puedan responder eficazmente a las crisis.
Áreas de enfoque:
- Economía: alentar políticas financieras imprudentes, inflación y programas de bienestar insostenibles.
- Disfunción gubernamental: socavar la confianza en las instituciones y los líderes políticos.
- Fuerzas del orden y militares: debilitamiento de las fuerzas de seguridad desacreditándolas o recortándoles la financiación.
- Agitación social: fomento de conflictos civiles, huelgas y protestas.
Efecto: la sociedad se fragmenta y se vuelve inestable, los ciudadanos pierden la fe en el liderazgo y la economía se tambalea.
3. Crisis (unos meses):
Este es el punto de inflexión, donde una crisis artificial o real (colapso económico, golpe político, guerra, pandemia, disturbios, etc.) empuja al país al caos.
Posibles desencadenantes:
- Colapso financiero: caídas de la bolsa, hiperinflación o pánico bancario.
- Agitación política: protestas masivas, desobediencia civil o parálisis gubernamental.
- Terrorismo o guerra: conflictos externos o insurrección interna.
- Emergencias sanitarias: una pandemia o emergencia nacional que conduce a un control gubernamental generalizado.
Efecto: el país está en estado de emergencia y la gente está desesperada por lograr estabilidad, incluso a costa de sus libertades.
4. Normalización (indefinida):
Esta etapa consolida la nueva estructura de poder. Los soviéticos utilizaron el término “normalización” después de aplastar los levantamientos en Europa del Este.
Qué sucede:
- Se establece un nuevo gobierno o ideología.
- Se silencia a la oposición política: los críticos son censurados, arrestados o exiliados.
- Vigilancia y control masivos: los ciudadanos aceptan nuevas restricciones a cambio de estabilidad.
- El público se adapta: la gente se acostumbra a la nueva realidad, incluso si eso significa menos libertad.
- Purgas: Los tontos útiles ya han cumplido su función, ya no son necesarios. Los revolucionarios y desestabilizadores son purgados, enviándolos al gulaj en Siberia o al pelotón de fusilamiento.
Efecto: el país ya no es el mismo y la gente lo acepta o no puede resistirse.
De la misma forma que Gene Sharp nos enseña el camino de la dictadura a la democracia, Bezmenov nos ilustra el camino de la democracia a la dictadura.
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