El burro y los leones; una fábula de la política en Canarias (I)


Un grupo de leones un día cazaron un burro, pero en lugar de comérselo, el líder de los leones sugirió que no lo mataran. Tengo un plan, dijo el león. Intrigados, los demás aceptaron. En lugar de comerse al burro lo adoptaron. Con el tiempo el burro, agradecido de que no se lo comieran, les brindaba a los leones su lealtad absoluta.

Cuando llegó el momento apropiado lo mandaron de vuelta a la manada de burros. Pero no como un paria, ni como un marginado, ni como un burro cualquiera sino como un líder respaldado por los leones. Los otros burros empezaron a temerlo y a respetarlo. Cualquiera que se atreviera a oponerse o desobedecerlo era rápidamente capturado por los leones.

Cuando los leones tenían hambre el burro les ofrecía a uno de los burros de la manada para que lo devoraran, ahorrándoles a los leones el trabajo y la molestia de cazar. A los ojos de los demás el burro líder se había convertido en alguien tan poderoso como los leones. ¡¡El conseguidor con contactos en Madrid!! digo en la manada de leones. Pero a los ojos de los leones seguía siendo un simple burro, un criado, un capataz a su servicio para cuidar de los burros. 

Y así el burro podía comer la hierba mas fresca y la mejor del prado, e incluso a veces, los leones le dejaban que el burro comiera alguna de las sobras o los huesos y las migajas que caían de la mesa. Gobernaba a los de su especie, pero permanecía encadenado a un poder del que nunca podría escapar. Si fuerza no era suya sino la de los leones a los que servía. Sin el respaldo de los leones no era nadie, todos sus privilegios se lo debía a la protección y al ponerse al servicio de los leones.

Sacrificaba a los de su especia porque tenia que contentar a los leones, para asegurar así su privilegio y su posición. Pero olvidó una simple verdad: la lealtad a otra especie puede otorgar poder temporal, pero nunca te hará ser verdaderamente parte de algo. Un burro sigue siendo un burro, incluso si viste con la piel de un león.

Tradicionalmente, las teorías sobre el poder se han centrado en Estados soberanos, pero cuando el territorio no es soberano intervienen dinámicas específicas de dominación externa. En El Príncipe de Maquiavelo se distingue entre gobernar territorios propios y dominar territorios adquiridos o colonias. Maquiavelo recomienda que el conquistador destruya las estructuras políticas preexistentes e instale colonos para consolidar el nuevo orden al tiempo que utilice guarniciones mínimas pero efectivas. El objetivo es asegurar la subordinación de los vencidos, impidiendo que resurja un poder autónomo. 

Como veremos en el siguiente artículo, la ley electoral canaria, lo que persigue en realidad, es este objetivo. Impedir la articulación interna. Lo de la protección presupuestaria de las islas menores es lo de menos. Además, eso se hace de otra forma, y si no me crees date un paseo por los pequeños cantones de Suiza y que te lo expliquen. Como bien sabemos siempre hay dos motivos para hacer las cosas, un buen motivo que actúa como excusa o justificación de la medida y el verdadero motivo.

El estudio del poder en las sociedades coloniales exige integrar perspectivas políticas, económicas y psicológicas. La articulación de estos enfoques permite comprender cómo funciona el poder en las colonias, tanto en su dimensión política como económica y cultural. Cuando no lo hacemos corremos el riesgo, como el canario, de ver solamente al burro y no a los leones..., o aún peor, de pensar ingenuamente que los leones nos van a proteger del burro que nos han puesto para explotarnos y controlarnos. Aunque en el caso de España más que de leones de lo que deberíamos estar hablando es de hienas. Les pega mucho más.

Los británicos gobernaron la India. Un marajá era un príncipe, una especie de gobernador de provincias o estados indios, algo así como comunidades autónomas de las muchos que formaban la India. Cuando un marajá se ponía revoltoso y trataba de sublevarse, los británicos lo compraban. Pero no lo compraban dándole dinero del cofre británico, lo compraban permitiendo que pusiera un impuesto a la población en los propios dominios del marajá. Así no solo no les costaba nada a los británicos sino que incluso podían quedarse con una parte del nuevo impuesto del Marajá.

En Canarias es algo parecido, pero en lugar de impuestos es una obra, una carretera, una subvención, una exención fiscal, un favor en los tribunales. El Estado redistribuye el mucho dinero que nos quita y lo redistribuye para proteger sus intereses en Canarias recompensando a sus leales; A los medianeros, a los capataces de la finca, a los marajás insulares. A los leales a la metrópoli hay que darles un sueldo y dejarles algunas migajas, e incluso que se crean importantes como el burro. Pero eso no va a salir de los españoles sino de los canarios como consumidores y contribuyentes.

Y es que la lógica política es muy diferente a la lógica del hombre corriente. El hombre corriente piensa que el político está para buscar el bien del pueblo y el desarrollo del territorio, pero la política opera con su propio conjunto de reglas y prioridades, con su propia lógica. Un político no busca hacer el bien sino mantenerse en el poder. De la misma forma, el objetivo de una metrópoli no es desarrollar sus colonias sino mantener su control sobre ellas y explotarlas para sus fines económico/militares.

Volvamos por un momento a los burros. Ya hemos dicho que cuando los leones tenían hambre exigían burros como tributo. Pero no exigían un burro cualquiera, exigían al mas listo de entre los burros. 

-  "¿Acaso no lo quieres para comértelo. Que más te da entonces que sea tonto o inteligente?" - preguntó el burro líder de burros.

- "Tienes mucho que aprender- le dijo el león al burro. Si cada vez que me alimento me como el más listo de los burros de la manada, los demás evitarán toda tentación de hacer alarde de inteligencia y mucho menos de intentar sobresalir. Eso te evita a ti la competencia y te asegura el puesto, y a mi me asegura que la manada de burros no intentarán escaparse y que te obedecerán."

Las madres de los burros empezaron a darse cuenta de que los burros listos siempre eran sacrificados a los leones así que, para proteger a sus hijos, les empezaron a enseñar a no destacar, a no meterse en problemas, a no asumir riesgos, a ser pasivos, a castigar la iniciativa "mira ese es un echado pa´lante" decían. Y así el león y el burro tenían garantizada la tranquilidad por mucho tiempo, pero no gracias a la brillantez del burro sino a la astucia de la hiena, digo del león.

La supervivencia se tornó en cultura, pero un cultura tóxica y contraproducente. Y es que los líderes, cuando son burros o criados de otros, procuran rodearse de mediocridades, para que no les hagan sombra ni les pongan en dificultades. Ya lo dijo Maquiavelo, en una colonia o en un territorio conquistado, lo mejor es destruir la meritocracia y poner al frente a mediocres leales cuya posición y privilegios te lo deban a ti y a tu "protección", como el burro a los leones.

En este articulo hemos tratado de explicar el régimen extractivo político de Canarias de forma amena mediante una fabula, en el siguiente lo explicaremos de una manera más formal y técnica pero igualmente entendible...


Otros artículos de esta serie


---------------------------------------------------------------------------------- ¡Gracias por leerme! Este blog y sus artículos están solamente respaldados por donaciones de los lectores, por lo que si disfrutaste de este artículo y consideras que la información te ha sido útil, puedes compartirlo, seguirme en Facebook, seguir mis comentarios en Twitter o hacer una donación en Patreon o Paypal.

Comentarios