Siempre que perseguimos a alguien o valoramos a otra persona más que a nosotros mismos, asumimos una posición subordinada y nos ponemos en desventaja. Hay una gran diferencia entre la actitud "soy canario y africano, convénceme en que me beneficia el ser europeo y español" y el "quiero ser europeo y español, acéptame por favor, sálvame, protégeme, valídame por favor". La primera es la actitud de un hombre libre, la segunda la de un esclavo. En la primera reafirmas tu valía, en la segunda entregas tu poder.
Una de las características de nuestro cerebro más primitivo - el cerebro reptiliano y el sistema límbico o cerebro emocional - es que procesa la información buscando autoridad y estatus. En tiempos primitivos la supervivencia dependía del grupo. Ser expulsado de la tribu significaba la muerte y el no poder reproducirte. Por eso la autoridad y el estatus son valores que la gente persigue de forma inconsciente.
Desgraciadamente España no solo ha capturado las instituciones económicas y políticas canarias, en un especie de vasallaje con estatuto, sino que también ha capturado la jerarquía social, la percepción y la interpretación de la cultura y de la historia. En una sociedad caciquil, donde el cacique es el brazo local del Estado central, en última instancia es este el que determina el estatus y la jerarquía en función de la obediencia. En una sociedad con una economía totalmente intervenida al estilo soviético, como es Canarias, con empresas dependientes de las subvenciones para sobrevivir porque les han puesto una camisa de fuerza y los han encerrado en una jaula, los recursos y la supervivencia los determina la obediencia. No son amos, son sirvientes cuya supervivencia depende de la voluntad del poder político.
La posición en la jerarquía social es una medida artificial de tu valía para los demás, una construcción basada en tu riqueza, tu popularidad en la sociedad o el poder del cargo que ostentas. Es simplemente la forma en que nos evaluamos mutuamente. Si es el Estado, en última instancia, quien determina el estatus y la jerarquía social en base a la obediencia y a unos valores culturales, lo que tienes que hacer es buscar valores alternativos. Si el estado monopoliza el estatus en base a una escala de valores, el iconoclasta los destruye y reconoce el estatus en base a una serie de valores distinta. Y aquí viene el gran tabú, vas a tener que empezar a reconocer cosas en otros en lugar de envidiarlas y dejar de buscar en la competencia con el paisano el último refugio de tu autoestima.
Por eso es necesario mantener al canario desconocedor y alejado de sus raíces, para que no tenga otros modelos de referencia. Por eso es necesario convencer al canario de que lo bueno y virtuoso es ser europeo y español, aunque virtud y español sean dos palabras que no casen juntas. Porque así el español tendrá el poder y tu te conviertes en el subordinado buscando aceptación. No solo ha capturado tu cuerpo sino también tu mente y tu sistema nervioso.
En cambio si rechazas de plano la cultura española, si la desprecias, le quitas el poder y ahora es él el que tiene que convencerte a ti para que no te vayas. Tan sencillo como eso. Porque nuestro valor social es fluido y cambia con el entorno en el que te encuentras, o con el que creas. Cuando dejas de necesitar validación y aprobación de los demás, has cambiado el entorno, las dinámicas y las reglas del juego y empiezas a ser libre.
Porque no te olvides que el poder, en última instancia, necesita tanto de la legitimidad como de la aceptación por parte del gobernado y se la puedes negar. El poder es más frágil de lo que parece y el estatus es algo subjetivo. Para liberarte de la dominación necesitas ser en alguna medida iconoclasta.
Por eso el buscar la aceptación, la validación o la aprobación del español es una carta perdedora siempre. Es jugar a su juego y no al tuyo porque, como ya hemos dicho, la gente no te ve por lo que eres sino por lo que necesitan ver para sentirse mejor consigo mismas, lo que esperan ver.
El canario quiere ser visto, quiere ser amado, quiere ser entendido, reconocido, aceptado y tenido por un igual, pero eso nunca va a pasar. La gente te ve no por lo que eres sino por lo que ellos necesitan que seas. Es lo que les ayuda a sentirse mejor a mantener su imagen, su ideología, sus prejuicios, su identidad. Si su identidad es la fantasía de que España llevó la civilización a los salvajes, ellos necesitan verte como un inferior. Es más, necesitan verte como un inferior que aspira a ser como ellos, porque con tu actitud estás validando su superioridad y su identidad. Con tu actitud estas validando su versión de la historia, su supuesta superioridad moral y cultural, y todas las mentiras de la Leyenda Rosa de la Hispanidad que se inventaron, y que se cuentan a ellos mismos, para justificar las barbaridades de lo que hicieron y esconder la basura de lo que en realidad son.
Algunos buscan en lo español la defensa frente al caciquismo local, sin entender que el cacique local - sea del partido que sea, sea nacionalista o del PSOE, o el apellido ilustre pepero - no es más que el brazo local del poder central, el mamporrero del Estado y que el sistema en Canarias está diseñado por España precisamente para producir eso.
Al querer ser aceptado como español le estas entregando tu poder, tu energía y te estas posicionando como inferior desde una posición subordinada. Pero si entiendes que la cultura española es una cultura de tercera con poco que ofrecer, y que puedes tener otros referentes, ahí el castillo de naipes de la dominación cultural se desmorona.
Por eso te da migajas de validación como engodo para que caigas en su juego. El periódico El Guanche publicaba día 7 de enero de 1898 que "Nuestras fieles Canarias" "nuestra fiel isla de Cuba" dice el peninsular. Fieles ¿A quién? Oh compatriotas canarios. Fieles a España. El peninsular no dice "nuestra fiel Andalucía" porque Andalucía es España y semejante frase es un contrasentido. Pero nuestras islas queridisimas no son una porción sino una posesión española.
Nuestras fieles Canarias y nuestros compatriotas canarios no significa que les importen los canarios o Canarias, lo que les importa es la idea de España imperial, la grandeza de España, la superioridad sobre los pueblos conquistados y civilizados gracias a la magnificencia y la generosidad de España,... lo que les importa no eres tu sino la idea de si mismos... y que tu quieras pertenecer a su tribu porque eso no solo los valida sino les pone en una posición de superioridad y a ti de inferioridad.
Piensa en un momento en la diferencia entre vascos y canarios. Los españoles tienen que convencer a los vascos para que no se marchen, para que permanezcan en su tribu. En cambio tu canarito, suplicas por ser aceptado en su tribu. Eso les da poder sobre ti.
Porque si lo piensas bien, la mayoría de la gente no tiene realmente una ideología política, tiene una tribu que le dice lo que tienen que creer y conectan su identidad a esas creencias. Y cuando tu quieres pertenecer a otra tribu permites que instalen en ti creencias, normas y obediencias que vas a cumplir para ser aceptado, y que vas a seguir cumpliendo por miedo a perder acceso al grupo y su protección.
Estás buscando aceptación, validación, sentimiento de pertenencia y estatus. Por eso quieres ser "europeo" y te avergüenza ser africano. Aunque si te soy sincero, te podrías haber buscado algo de mejor que la cutrada española... porque que lo español sea tu referencia de estatus dice mucho de ti y no precisamente nada bueno...
En resumen, para mantener su poder necesitan que tu quieras pertenecer a su tribu "nuestras fieles Canarias" en lugar de crearte tu propia tribu. Es como cuando vivías con tus padres antes de independizarte, una vez que lo hiciste tus padres perdieron gran parte del poder que tenían sobre ti, ¿verdad?
A lo mejor en lugar de seguir mendigando pertenecer a su tribu o en pretender que te salven, quizás seria mucho más inteligente dedicar nuestros esfuerzos a construir nuestra propia tribu ¿no crees?
Mándalos pal carajo y verás como empiezan a cambiar las cosas a mejor...
Los artículos de este blog no son debates teóricos, son batallas por la definición de la realidad. Las narrativas no son inocuas, según quién las use son instrumentos de liberación o de poder y dominación. Mientras dejemos que otros dominen el relato, que escriban nuestra historia o eduquen a nuestros hijos según su versión de las cosas, otros establecerán el marco y definirán quienes somos,... definiendonos como apéndices y no como sujetos y escritores de nuestro propio destino. Si crees que a alguien le vendría bien leer este artículo comenta y comparte...

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