Las islas que más sed pasaron fueron Lanzarote y El Hierro. La primera por la inexistencia de fuentes excepto alguna pequeña en el macizo de Famara. La segunda por su orografía. Cada isla desarrolló una cultura hídrica particular, gestionando barrancos, manantiales y galerías, adaptándose a la escasez y a los ciclos de lluvia. La existencia de maretas para recoger el agua de lluvia está atestiguada en las crónicas, especialmente para la isla de Lanzarote.
En el Rubicón, donde se asentaron los normandos, hay un dintel en el pozo de La Cruz donde aparece un grabado con el símbolo de la diosa Tanit y podomorfos. En los bloques circundantes se pueden ver grabados y varios motivos lineales que se consideran por su temática, morfología y técnicas de realización, como obra aborigen.
En la isla del Hierro tenemos los "guacimos" que son agujeros practicados en los arboles para recoger el agua de lluvia y de la propia destilación de las hojas que se usan. En todas las islas existen "eres" que son charcos en los barrancos para atrapar agua cubiertos con arena para evitar la evaporación y tener una reserva de agua en los meses más secos. Y lo mismo podemos decir de pocetas o piletas para recoger el agua en riscos, como las del propio Garoé también en la isla del Hierro.
Una infraestructura hídrica que ha quedado registrada en multitud de topónimos como Pilancones, Piletas en
Tamaraceite o en
Tancadana (los Llanos de
Agaete) de los que ya hemos hablado, piletillas en
Agüimes,
Telde o Valsequillo y muchos similares en otras islas. Hasta 55 hay recogidas.
Amán Imán, el agua es vida, es lo que sostiene la vida. De ahí que se conserven en la toponimia denominaciones muy precisas según sus características. No es lo mismo un
chigüigo que una
guacimeta o un
maramajo. No es lo mismo
tiguidama que
tabaibaril o
tebexcorade. En
Tenerife incluso se conserva un término nativo para las compuertas de la acequia "
atorroya" aunque sin antigüedad confirmada.
Ejemplos de
agdales hídricos para proteger fuentes y manantiales también es fácil de imaginar, siendo el propio
Garoé, posiblemente, un ejemplo de ello.
Pero quizás la isla que desarrolló una infraestructura hídrica más avanzada fue Gran Canaria. No en vano es la isla donde la agricultura estuvo más avanzada. Las crónicas nos hablan de acequias o tarjeas (¿tajeas, targa?) y de túneles atravesando las rocas para conducir el agua. También nos hablan de maretas, albercas y pozos.
La toponimia también nos habla de pozos como
lino en
Tenerife, que es la denominación que reciben varios puntos de agua en diversos enclaves de la Isla o incluso de canal o
targa en la
Gomera. Pero quizás los ejemplos más claros sean
Arinaga y
Gando en Gran
Canaria. Originalmente el agua que hoy tiene la base militar de
Gando pudo ser una foggara nativa, así lo cuenta la tradición oral. Un sistema milenario de gestión subterránea, conocido en Marruecos también con el término khettara o
Targa en lengua
tamazight. Son túneles subterráneos de varios kilómetros de longitud que extraen suavemente agua desde zonas geográficas situadas a mayor altitud hasta los oasis.
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| Cadena de pozos de una foggara |
En el desierto norteafricano el agua canalizada a través de khettaras o foggaras es apta para todos los usos humanos, pero se utiliza principalmente para regar la tierra mediante una agricultura intensiva que, combina cultivos de árboles perennes y cultivos estacionales en la misma parcela. Señalar también que en muchos lugares el reparto del agua y el riego de las parcelas sigue un orden que se alinea con la cosmovisión del árbol cósmico norteafricano descrita por Viviane Pâques. Una cosmovisión presente en Canarias como ya han demostrado varios trabajos, principalmente en el área de la arqueoastronomía.

Posiblemente este sistema, o pozos sueltos, pudo estar también en Arinaga, que se sitúa en el otro extremo de la bahía de Gando en Gran Canaria y que puede traducirse bien por "ar inaga" como "lugar o limite del este", por los pozos viejos o - en traducción propuesta por Pablo Deluca (2017) - por "ar inagam" como "el lugar de los poceadores o buscadores de agua". Curiosamente, en el espacio de Arinaga -constituido por llanos, barrancos y lomos- se llegaron a ejecutar más de 40 pozos para extraer agua durante el periodo colonial, el bien más preciado en el pasado.
Mencionar que tanto Arinaga como Gando están en la costa de la llanura aluvial del este de Gran Canaria que suele tener entre tres y cinco kilómetros de anchura. Gando se sitúa en la costa de una intercuenca hídrica, con lo que el agua en verano es escasa. Lo mismo ocurre en Arinaga situada en el extremo septentrional de la costa de la intercuenca entre Guayadeque y el barranco de Tirajana.
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| Mapa de cuencas e inter cuencas hídricas de Gran Canaria |
Los antiguos canarios, especialmente en la isla de Gran
Canaria donde la agricultura y la infraestructura hídrica estaba más avanzada, tuvieron que diseñar un sistema de reparto de agua para evitar conflictos. El agua se canalizaba hacia los poblados y las terrazas de cultivo por medio de tajeas (acequias). Unos aterrazamientos o bancales nativos que también construian los antiguos canarios y que podemos ver por todo el Atlas como ya hemos comentado en un
articulo anterior.
La palabra Tanast se refiere a un recipiente utilizado para medir el tiempo de riego asignado a cada titular de derechos de agua, permitiendo que el agua se comparta equitativamente. El Tanast consiste en un cuenco de cobre perforado colocado en una palangana llena de agua: cuando el cuenco se llena y se hunde, marca el paso de una unidad de tiempo, generalmente entre 9 y 15 minutos. Cada familia con derechos de agua posee un cierto número de unidades Tanast basados en el numero de miembros de la familia y el tamaño de sus campos de cultivo.
El sistema está gestionado por el amghar n waman (el jefe del agua) y las disputas se resuelven según el derecho consuetudinario bajo la autoridad del Inflas (la comuna tradicional). En algunas regiones este sistema es gestionado por las mujeres. En Gran Canaria, la tradición oral habla de que el reparto del agua estaba gestionado por mawadas (sacerdotizas).
La tanast convierte el agua —un recurso escaso por definición— en un bien divisible, medible y repartible con sorprendente precisión. Con este sistema milenario, todavía en uso en algunas regiones, los amazigh han podido soportar períodos prolongados de sequía, que a veces duran diez años consecutivos, preservando al mismo tiempo ecosistemas frágiles.
Su lógica se basa en partes de tiempo (tasga, lqisma) asignadas a cada familia, en canales, seguias y acequias mantenidas por trabajo comunal (twiza), en calendarios hidráulicos definidos colectivamente y personas responsables de vigilar que nadie tome más de lo que le corresponde.
La asignación por tiempo en lugar de por volumen tiene dos beneficios. La primera es la sostenibilidad ya que la asignación por tiempo respeta las fluctuaciones del suministro de agua de los caudales debido a las condiciones climáticas. Es decir el agua se asigna según la tasa de flujo de agua disponible y no según la cantidad absoluta estimada en términos volumétricos.
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