El genocidio en Gran Canaria


Cuando se habla de la conquista de Gran Canaria y de los antiguos canarios se suele desviar el tema hacia la controvertida figura de Fernando Guanarteme, la participación de los canarios en la conquista de Tenerife, la existencia de diferencias sociales en la sociedad grancanaria o la figura de Doramas. Al hacer esto, convenientemente, ignoramos la mayor. Ignoramos la verdad delante de nuestras narices. Lo obvio. El genocidio que fue perpetrado en Gran Canaria por las tropas en nombre y al servicio directo de la corona de Castilla y los RRCC. Y es que hablar del genocidio en Gran Canaria parece ser tema tabú, silenciado por unos y por otros.

El genocidio es definido por la RAE como exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad. Es el exterminio intencional, total o parcial, sistemático y deliberado de un pueblo, grupo étnico, racial o nacional, por una o varias razones ideológicas. Es el «crimen de los crímenes» ampliamente considerado como el epítome de la maldad humana.

Lo primero que tenemos que aclarar es que genocidio no significa exterminio total. En 1948, la Convención sobre el genocidio de Naciones Unidas definió el genocidio como cualquiera de los cinco actos «perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso». Estos son: matar a miembros del grupo, causarles graves daños físicos o mentales, imponer condiciones de vida destinadas a destruir al grupo, impedir los nacimientos y trasladar por la fuerza a los niños fuera del grupo. Las víctimas son elegidas por su pertenencia real o percibida a un grupo, no al azar. El exterminio parcial también es genocidio. 

En Gran Canaria ese genocidio no se hizo por un adelantado ni por una iniciativa privada en nombre de la corona de Castilla. En Gran Canaria ese genocidio se hizo directamente por la Corona de Castilla y los Reyes Católicos, organizado por ellos, ordenado por ellos y financiado por ellos y por la Iglesia a través de indulgencias y bulas papales que por un puñado de monedas prometían el perdón de los pecados y un lugar en el cielo cristiano. Tal es la perversidad y la realidad de la conquista de Gran Canaria y no la Leyenda Rosa que nos quieren contar.

Vamos a dar algunas cifras. Gran Canaria era la sociedad nativa más importante de todo el archipiélago. La más numerosa y la más avanzada. Gran Canaria era la isla bonita y codiciada, con más agua que las demás juntas según dicen las crónicas. Con una superficie boscosa mayor que la de La Palma. El célebre bosque de Doramas. La estimación de la población anterior a la conquista está entre los 70.000 y los 100.000 habitantes.

Gran Canaria no solo fue la conquista más larga y cruenta sino la que soportó más intentos de invasión. Los antiguos canarios derrotaron a mallorquines, normandos y portugueses en más de media docena de intentos de invasión. Mantuvieron una guerra intermitente con Diego de Herrera y Diego de Silva durante décadas. Soportaron las razzias esclavistas. Derrotaron a los castellanos en la Matanza de Jinamar. Se llama la Matanza como en Tenerife precisamente porque se mira desde la óptica de los conquistadores, en caso contrario se hubiese llamado la Victoria como en Tenerife.

Lo segundo que hay que decir es que los castellanos tenían mucha información de los canarios y de la isla, no solo por la torre de Gando, los rehenes que vivían en la isla y los frailes, sino por las entradas esclavistas de almogavares o adalies como Fernán Guerra. De hecho es Fernán Guerra quien junto con Fernando el Católico organizan y diseñan la conquista de Gran Canaria.

Lo tercero que hay que decir es que las crónicas cuentan que poco antes de la conquista a los canarios, que tenían 10.000 hombres de pelea, les fue dando una mortandad que acabo con dos de cada tres, es decir con más del 60% de la población.

Las crónicas aluden a un supuesto castigo divino por la supuesta costumbre de matar niñas para evitar el exceso de población. Algo muy conveniente para justificar esa epidemia y para justificar la conquista y las salvajadas que se cometieron posteriormente. Investigadores modernos aluden al choque con virus europeos para justificarlo, como ocurrió con la conquista de America. El fallo con este argumento es que en 1478 los canarios llevaban en contacto con los europeos desde 1340, es decir 140 años, casi siglo y medio. Y no solo eso, sino que sobrevivieron a la peste negra que surge en Europa entre 1347-52. Estaban ya mas que inmunizados.

La realidad apunta a algo mucho más siniestro. El envenenamiento intencionado fruto del conocimiento de la isla que tenían los castellanos. Y si esa hipótesis te parece excesiva deja que te recuerde que en las cuentas de la conquista de Gran Canaria hay una partida para pagar a “emponzoñadores”, es decir, envenenadores. Está documentado.

Una prueba documental que confirma la información recogida en la tradición oral que dice que la isla se conquistó envenenando las aguas, quemando los cultivos y echando perros de guerra a mujeres y a niños. Nuestros presa canario de hoy son los descendientes de esos perros de guerra, usados tanto en Canarias como en América, que trajeron los conquistadores.

El uso de tácticas de terror en la conquista de Canarias está documentada también. Véase por ejemplo “Granada, Canarias, América. El Uso de Prácticas Aterrorizantes en la Praxis de Tres Conquistas 1482-1557” de Antonio Espino López catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona o su libro "La conquista de América: Una revisión crítica"

Pero mientras algunas voces reconocen el uso del terror, la crueldad y la violencia extrema en la conquista de America o en la Guerra Civil, muchos la niegan o no la reconocen para Canarias. 

La quema de bosques y cultivos para matar de hambre a la población está recogida en las propias crónicas castellanas de la conquista de Gran Canaria. Lo mismo que quemar vivo a la gente está recogido tanto en documentación de cronistas castellanos como en crónicas del reino de Aragon. Esta última refiriéndose a la quema de varias personas en Fataga. Lo que pasa es que las crónicas europeas lo blanquean y lo minimizan. La tradición oral canaria es mucho más rica en detalles y te cuenta la escabechina que hicieron desde donde hoy está la necrópolis Arteara hasta Fataga. Quemaron todo el pueblo y a la gente dentro.

Las isla de Gran Canaria fue conquistada mediante el terror, sitiándola y matándola de hambre como en un asedio a un castillo, conquistando kabilias y destruyendo aduares como harían los españoles siglos después en la guerra del Rif. 

La violencia y la crueldad fue extrema, como más tarde se haría en el Caribe, y se vaciaron cárceles para reclutar delincuentes para la conquista de Gran Canaria en Galicia y Andalucia.

El uso del terror por parte de los castellanos chocó con la concepción nativa de la guerra y el honor, en la que se respeta a mujeres, ancianos, niños y religiosos, e incluso se respeta al adversario capturado o derribado. 

Los castellanos lo que buscaron fue el terror a través de la crueldad extrema para romper y doblegar a una población, para arrebatarle su tierra, esclavizar a sus hijos y violar a sus mujeres. El uso del terror fue generalizado y constante. Hasta tal punto que muchos preferían suicidarse tirándose desde un risco a caer en manos de los españoles. 

Mutilaciones, violaciones sistemáticas de mujeres, niños, niñas y hasta bebés , muchas veces delante de sus padres. Violaciones de niñas y niños en las que incluso participaban los propios frailes. Defecar encima de bebes, mutilarlos, orinarles encima, machacarles la cabeza con una piedra o estamparlos contra un muro, abrirles la barriga a la embarazada para sacarle el feto y tirárselo a los perros. Usar aperreamientos y perros de guerra contra mujeres y niños fue práctica habitual, muy usada en la zona de Telde y el este de la isla, que por su orografía es llana y favorable para el uso de la caballería y los perros de guerra. Probar el filo de la espada mutilando niños o prisioneros. Encerrar a la gente dentro de las casas y quemarlas vivas. Secuestrar a familiares para extorsionar y coaccionar a los varones para que traicionen a los suyos. Torturar y esclavizar. Echar las ratas muertas de los barcos para envenenar nacientes y charcos de agua. Emponzoñar. Mutilar, cortar narices, lenguas, manos, orejas y usarlas de trofeo. Empalamientos. Meter objetos por el ano o la vagina. Violaciones múltiples en las que incluso participan los frailes. Quemar bosques y cultivos para matar de hambre y destruir la esperanza. No fueron hechos aislados, fueron prácticas sistemáticas. Todo en nombre de la Corona de Castilla y de la Cruz de Cristo.

Todo lo que describe Bartolome de Las Casas, como testigo directo de los hechos, en su obra Brevisima relación de la destrucción de las Indias en 1552, y en su opúsculo continuación titulado Brevisima relación de la destrucción de Africa en el que habla de Canarias no es fruto de una supuesta Leyenda Negra para atacar la imagen de España. Es la verdad, es cierto y se queda corta, por eso lo de brevisisma. 

Muchos comportamientos de los Tainos en el Caribe, como desriscarse antes de caer presa de los castellanos, son los mismos comportamientos y por los mismos motivos que la tradición oral recoge en Canarias y que las crónicas blanquean o minimizan.

Las tácticas fueron las mismas, violencia y crueldad extrema, engaño, falsas promesas, terror en nombre de Cristo y los Reyes de Castilla.

La resistencia canaria fue feroz y prolongada. Las bajas castellanas muchas. Hay contabilizadas entre 3.500 y 4.000. Muchas batallas no están recogidas en las crónicas ni en los libros de historia, como la de Valsequillo en el barranco de San Miguel o como los canarios destruyeron y aniquilaron columnas completas castellanas en la zona de San Mateo y Las Lagunetas. Es lógico, no quedó ni un castellano para contarlo.

La resistencia canaria llega hasta tal punto que, de los 10.000 guerreros de antes de la conquista, al final de la misma tan solo quedan unos 300 hombres de guerra alzados que no pueden estar juntos por falta de mantenimientos, es decir de provisiones. La masacre y el exterminio de los varones fue casi total. No pueden proseguir la lucha porque no tienen cosechas ni provisiones para proseguir ya que fueron sistemáticamente destruidas por los castellanos. 

Ante la derrota algunos prefieren morir, otros siguen alzados, otros se entregan para que su pueblo tenga alguna oportunidad de supervivencia. En torno a Fernando Guanarteme y la compañía de Maninidra sobrevivirían entre 500 y 800 varones, más los que se alistaron a la guerra de Granada y a la conquista de Tenerife que estaban deportados en Sevilla.

Si a los dos tercios que murieron fruto del envenamiento preparatorio, sin el cual “no se hubiera podido ganar la isla” como reconocen las propias crónicas, le sumamos una mortandad de como mínimo el 50% de la población restante estamos hablando de una masacre de entre el 80% y el 90% de la población. Si estimamos la población en 70.000 como recoge Torriani estaríamos hablando de 56.000 a 63.000 muertos y entre 7.000 y 14.000 supervivientes, incluyendo deportados. 

Los números de los supervivientes serian inferiores si asumimos una mortandad durante la conquista del 60-70 u 80%. En cualquier caso da igual, el genocidio es claro, lo mismo que la superviviencia de una población que consiguió recuperarse y dejar su ADN en la población canaria actual, especialmente por vía materna.

La resistencia grancanaria fue brutal, la más enconada del archipiélago, desde los primeros intentos de conquista en torno a 1340 hasta el intento final en una guerra que empieza en 1478 y termina en 1483 pero que no se termina de pacificar la isla hasta 1485. Estamos hablando de una guerra de entre cinco y siete años a la que hay que sumar los años de guerra anteriores contra Diego de Herrera que resultan en la destrucción de la torre de Gando.

Muchos de los niños que Pedro de Vera había arrancado de sus padres o que habían quedado huérfanos y no los había vendido como esclavos, los repartió como botín de guerra entre los conquistadores "para ser instruidos en la fe cristiana" y quedaron en su mayor parte esclavos de estos. A otros canarios los reparte en “encomiendas”, es decir en régimen de esclavitud en la que tienen que pagar con trabajo su educación forzada en la religión cristiana.

No todos los canarios se rindieron en Ansite, la tradición oral conservada entre pastores dice que al menos un grupo escapó por el paso de los guaniles en Amurga. Esos canarios que no aceptaron la rendición "se mantuvieron en las asperezas y altas sierras de la isla, bajando algunas veces al llano para atacar los caseríos, saquear los sembrados y asesinar a los castellanos que lejos de las poblaciones podían sorprender."

Dos años después de la rendición de Ansite los canarios se vuelven a levantar masivamente y se alzan en el barranco del Guiniguada, en la Calzada y Santa Brigida, una zona que en nativo se llamaba Artigaygua, habitado por el clan del mismo nombre antes de la conquista.

A ver si dejamos de hablar de Fernando Guanarteme o de nobles y plebeyos y empezamos a hablar de lo que realmente importa, el genocidio cometido. Porque para el canario no hay ley de memoria histórica.  

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Comentarios

  1. Supongo que parecido a lo que pasó con los pueblos ibéricos cuando llegaron los romanos.
    Al final podría decirse que la expansión de los pueblos europeos desde las Américas a Vladivostok es una continuación de la expansión romana

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  2. No confundas genocidio con conquista y guerra. Como bien dice el artículo que te enlazo, "siempre se ha negado cualquier exceso cometido en América o se ha querido justificar como una típica “acción de guerra"" Es la típica reacción de aquel que, conociendo los muchos excesos cometidos, tiene que buscar una justificación adecuada.

    https://www.elconfidencial.com/cultura/2013-10-12/ejecuciones-mutilaciones-violaciones-asi-fue-la-conquista-de-america_40390/

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  3. ​"No lo justifico, es la naturaleza humana. No he negado el genocidio ni he blanqueado la conquista castellana.
    ​El hombre, al conquistar territorios para establecerse y explotarlos, tiende a eliminar o esclavizar a la población autóctona, sobre todo a la masculina, para apropiarse de sus tierras. Luego, por diferencias culturales o por necesidad demográfica, se decide si también se elimina a la población femenina o si se mantiene para cruzarse con ella. Este es un comportamiento ancestral de la especie humana.
    ​A pesar de todo, en la población canaria actual aún se aprecian claramente rasgos fisonómicos autóctonos."

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