La Hipocresía de la Guerra de Tarifas de Trump


El presidente Donald Trump ha vuelto a la carga en su nueva guerra comercial, esta vez dirigida contra Canadá y la Unión Europea por productos lácteos, vinos, licores y otros productos agrícolas. Argumenta que el mundo se aprovecha de USA, que las barreras impuestas a los productos estadounidenses son "injustas" y que es necesario proteger a los productores de su país con tarifas adicionales para equilibrar el comercio. Sin embargo, este discurso esconde una hipocresía fundamental: tanto Estados Unidos como la UE tienen algunas de las agriculturas más subvencionadas del mundo, lo que distorsiona los mercados globales y perjudica especialmente a los países en vías de desarrollo.

Argumenta que las tarifas que imponen otros paises sobre Estados Unidos son "injustas" pero no menciona que la agricultura en Estados Unidos recibe miles de millones de dólares en subvenciones cada año. Estas ayudas permiten que sus productos sean artificialmente competitivos en el mercado global, facilitando un dumping encubierto: los productores pueden vender a precios inferiores a los costos reales de producción. Así, mientras Washington critica a China por sus prácticas comerciales desleales, ellos mismos recurren a mecanismos que socavan la competencia justa en el sector agrícola.

La Unión Europea hace lo mismo, da subvenciones masivas a la agricultura y la ganadería al tiempo que protege el mercado europeo de las importaciones de otros países a través de aranceles. El resultado es que el consumidor paga más por la cesta de la compra y el dinero de los aranceles financia la burocracia de Bruselas.

El impacto de estas prácticas en los países en vías de desarrollo es devastador. Los agricultores locales no pueden competir con los productos subsidiados que inundan sus mercados, lo que lleva a una dependencia crónica de las importaciones y a la ruina de sus sectores agrícolas nacionales. Esta situación perpetúa el subdesarrollo, roba oportunidades y refuerza las desigualdades económicas globales.

Uno de los principales blancos de las críticas de Trump ha sido Canadá, al que acusa de imponer aranceles injustos a los productos lácteos estadounidenses. Sin embargo, la realidad es más compleja. Bajo el Tratado USMCA (el acuerdo que reemplazó al NAFTA), Canadá acordó establecer cuotas para la importación de productos lácteos de EE.UU. A partir de esas cuotas, es cuando se aplican tarifas adicionales. No obstante, en la mayoría de los casos, esas cuotas no se han alcanzado, lo que significa que los productos estadounidenses podrían ingresar en mayores cantidades sin enfrentar aranceles adicionales.

La queja de Trump ignora este detalle clave y se inscribe en su narrativa populista de "América primero" repitiendo mentiras y medias verdades. En lugar de reconocer que la agricultura estadounidense ya goza de privilegios inigualables gracias a sus subsidios, opta por demonizar a sus socios comerciales y justificar medidas proteccionistas.

La posición de EE.UU. y la UE respecto al comercio agrícola es de una hipocresía galopante. Mientras exigen apertura en los mercados de terceros países, protegen a sus propios productores con barreras arancelarias y subsidios masivos. Esto socava cualquier discurso sobre "competencia justa" y deja en evidencia la doble moral en las negociaciones comerciales internacionales.

Si Trump realmente quisiera corregir las distorsiones en el comercio debería comenzar por reducir los subsidios internos antes de criticar a otros países, en lugar de llorar lo mal que lo trata el mundo. De lo contrario, la "guerra de tarifas" no será más que una demostración de cinismo político que perpetúa las injusticias del sistema comercial global.

Las medidas proteccionistas de Trump en el sector agrícola no solo son hipócritas, sino que también agravan los problemas estructurales del comercio global. Para los países en vías de desarrollo, estas políticas son otra barrera más en una carrera desigual. En lugar de fomentar una competencia leal, EE.UU. sigue defendiendo su dominio con herramientas que distorsionan el mercado y perjudican a los más vulnerables.

En definitiva, dos de las agriculturas mas subvencionadas del planeta reclamando "comercio justo", no se si reír o llorar,...vivir para ver. Subvencionar la agricultura para hacer dumping de exportación está bien pero poner una tarifa para protegerte del dumping es aprovecharte de Estados Unidos. Es eso Donald Trump?


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