Canarias, un huérfano con mentalidad de víctima y moral de esclavo (3 de 5)


Hemos visto, con el ejemplo de los vendedores de flores de Chenai, que la mentalidad de víctima es la creencia de que las circunstancias de uno son inmutables, que pase lo que pase, nada puede cambiar. También hemos visto la moral del esclavo que nace del resentimiento y que se construye en negativo, en contraposición a la moral del amo. Pero para seguir avanzando necesitamos hablar del arquetipo del Inocente y del arquetipo del Huérfano

Un arquetipo es una estructura o patrón subyacente que se encuentra en el inconsciente colectivo e individual de las personas. Los diferentes arquetipos están presentes en nuestras vidas aunque en algunas áreas predominan más unos que otros. De algún modo se hacen presentes y viven a través nuestro. La manifestación de cada uno de ellos hace que vivamos las circunstancias de una determinada manera, por tanto, ante una misma situación, podemos percibirla y actuar de modos diferentes en función de qué arquetipo predomina en nosotros en ese momento.

Un arquetipo es también un nivel de evolución psicológica. Lecciones que se tienen que aprender para superarlo e integrarlo, y así pasamos de un arquetipo a otro, por ejemplo de Inocente a Huérfano y de Huérfano a Héroe o de Héroe a Mago o a Sabio. Y lo hacemos necesariamente descubriendo nuestras sombras, incoherencias, debilidades y carencias emocionales en cada una de esas etapas, en cada uno de esos tránsitos.

El arquetipo del Inocente es el más infantil de todos. Si en algo coinciden la mayoría de los extranjeros que viven en Canarias con los que he hablado es la ingenuidad del canario. Ingenuos pero felices. Esto nos da una pista de lo extendido que está, a nivel colectivo, este arquetipo entre nosotros. 

El Inocente quiere depender de otros para que lo cuiden, sin asumir la responsabilidad de su propio crecimiento. Espera que el mundo lo cuide, que se adapte a él y a sus necesidades satisfaciéndolas. Busca figuras que lo guíen, entregando su poder. Niega la realidad, rechazándola cuando es dolorosa, aferrándose a la ilusión y no queriendo ver. 

El aprendizaje del Inocente es mantener su pureza y fe en la vida sin quedar atrapado en la negación de la realidad. Pero su ingenuidad hace que sea fácilmente engañado y manipulado, lo que les genera sentimientos de traición y desilusión. Esto le produce una sensación de victimización o martirio pudiendo adoptar una actitud pasiva e impotente ante la vida. Esto da lugar a que se vea a sí mismo como víctima inocente de circunstancias que escapan a su control. Al ser engañado experimenta pérdida y desilusión, se siente traicionado y abandonado. Esta pérdida de la fe le lleva a la soledad o a un sentimiento de orfandad que le conduce a evolucionar hacia el arquetipo del Huérfano.

El arquetipo del Huérfano habla de la persona que se siente en un estado de vulnerabilidad y desamparo. Espera que lo elijan y trata de encontrar aceptación. Ansia un "hogar", la pertenencia a una comunidad.  El Huérfano, en su camino, debe aprender a desarrollar recursos internos. Recursos como la fortaleza emocional y la autosuficiencia. Un crecimiento en el que ha de transformar la vulnerabilidad en sabiduría y madurez.

Pero el Huérfano puede caer en un patrón de autocompasión o victimismo, culpando a los demás por su situación en lugar de asumir el control de su vida. Además puede caer en tratar de buscar constantemente la aprobación o el cuidado de otros - del español por ejemplo, o de Europa - evitando asumir la responsabilidad de su propia autonomía. Y así, su escepticismo puede convertirse en aislamiento, evitando vínculos por miedo a ser herido nuevamente. Es la imagen del canario que no se fía, desconfiado e incapaz por tanto de colaborar con los demás en post de una solución. O Es la desconfianza del "mago canario", no lo saques de su entorno porque se pierde. 

Y así, el canario acepta resignado su realidad por miedo al abandono y su necesidad de aceptación y amor, disfrazando su sentir para evitar males mayores que lo aterran en su imaginación. ¿De que vamos a vivir? ¡Marruecos nos invadirá!. De ahí la dependencia y desvalorizaciòn que genera la baja autoestima que el sistema colonial le ha impuesto desde hace más de cinco siglos. Una sumisión que entierra el sentir generando miedo, pánico, culpa, incapacidad para decidir y actuar por miedo a represalias, enterrando el trauma sin sanarlo y prefiriendo mirar para otro lado o resignarse antes que asumir la responsabilidad de su vida y su libertad. 

Y entonces invierte los valores y convierte el defecto en virtud para hacerlo más justificable. Por ejemplo disfraza la cobardía de prudencia.  Y no se da cuenta  de que al pasar el tiempo con esa actitud conformista - pensando en chinijo, en la cultura de lo insignificante, sin ambición que eso es malo y es algo de los amos así que no seas un echado pa´lante - se está condenando a si mismo a seguir viviendo sin vivir. A simplemente sobrevivir. 

Y de ahí surge el enfado y el resentimiento. Contra el capataz primero, porque es lo más fácil, lo inmediato, lo evidente y si hay algún valiente contra el amo también (que es quien puso el capataz que le convenia y le da las órdenes).  Y el miedo, la ignorancia y la cobardía lo afuchan, generando una dinámica de sumisión y entrega que lo mantienen afuchado, escachado, en la cultura de lo chinijo, en la cultura de lo insignificante. Internamente, tanto el individuo como la sociedad saben que están siendo abusados, violados en su libertad, usado para otros intereses que no son los suyos. Hay enfado, mucha rabia escondida y reprimida contra sí mismo y contra su dominador..., y contra el prójimo reflejo en el espejo de sus miserias. Pero no hace nada, solo protesta o se entrega al amo. Esto genera toda una dinámica de sumisión y entrega. Sin ti - España - no soy nada, soy incapaz, prometo ser bueno y portarme bien, no me castigues dejándome en peligro que viene el moro y Marruecos y me come.

Y si el pobre lo que valora es la fuerza - porque no la tiene para cambiar su destino-  el débil lo que valora es el respeto, porque precisamente el respeto de los demás es su mayor carencia. Y quieren que se la regalen sin entender que la fuerza se trabaja y el respeto se gana. Quieren que el otro lo respete cuando no se respetan a si mismos. El Huérfano lo que quiere es amor y aceptación, y en esa búsqueda se pierde a si mismo. Y así, para no ser rechazado deja de ser él, se traiciona, olvidando la dignidad de lo que es para convertirse en una mala copia de lo que no es..., porque quiere ser asimilado.

Que el pobre valore solo la fuerza de la que carece es contraproducente en relación con Canarias. Porque cuando te enfrentas a alguien mas fuerte que tú no ganas por fuerza, ganas por inteligencia, conocimiento, maña y estrategia. Como lo del grande perdió y el chico ganó de la antigua lucha canaria (antes de que la destrozaran con reglamentos y la mano a la espalda).

El arquetipo del Huérfano se encuentra en muchas narrativas de héroes y anti-héroes, representando el viaje hacia la autosuficiencia y la redención emocional. Su camino incluye enfrentar la pérdida o el abandono. Superar los sentimientos de desamparo y aprender a sobrevivir. Reconocer su valor interno y construir un nuevo sentido de identidad y pertenencia. Encontrar un equilibrio entre la autosuficiencia y la conexión con los demás.

El paso del Huérfano al Héroe es un proceso arquetípico que simboliza la evolución del individuo desde la vulnerabilidad, la pérdida y el desamparo hacia el descubrimiento de su fuerza interior, el coraje y la transformación. Este viaje refleja el crecimiento personal y la capacidad de superar adversidades para alcanzar un propósito mayor.

El huérfano busca seguridad y apoyo externo (España, Europa) mientras que el héroe encuentra su fuerza en su interior. El huérfano es reactivo y se siente victima, mientras que el héroe es proactivo y asume su responsabilidad. El huérfano anhela pertenencia mientras que el héroe lucha por un propósito mayor. El huérfano vive en el miedo y el abandono (¡de que vamos a vivir!, Marruecos nos invadirá) mientras que el héroe enfrenta sus miedos con valentía y busca camino como la cabra guanil.

Y así el canario se siente huérfano porque desconoce sus raíces ancestrales. Porque, tal y como dice la tradición canaria, esta se guarda "para que los nietos de tus nietos no se sientan huérfanos, y puedan reabrir el acceso, porque tendrán en ella raíces tan profundas como la de los balos de los barrancos", una tradición que también nos habla de abandonar el resentimiento "déjalo pasar como los helechos dejan pasar el viento" y de no quedarse estancado, porque "el agua estancada cría bichos que atacan".

Y es precisamente conociendo esta tradición, recuperando los valores y la filosofía de los antiguos (asociada a una cosmovisión) donde podemos construirnos en positivo, con valores propios. De lo contrario seguiremos construyéndonos en negativo como con la moral de esclavos que nos han inculcado y que es la rueda del Hámster. Una gueldera, llámese Iglesia, cristianismo o ideologías postmoderna y socialista, en la que todas ellas fomentan la moral del esclavo y, por ende, conducen a perpetuar la dominación y a confundir la salida.  


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