La conquista de Gran Canaria fue la más larga y cruel de todo el archipiélago. Siete largos años de una dura guerra de desgaste. La conquista de la isla llegó a un punto muerto en el que ni los
conquistadores podían conquistar el interior ni los nativos expulsar a
los castellanos. La conquista de Gran Canaria fue similar al asalto a un castillo, una guerra de asedio en la que se ganó no por batallas sino mediante el genocidio, el hambre y la táctica de tierra quemada usada en la reconquista española.
Cuanta la tradición oral que Gran Canaria se conquistó matándola de hambre, quemando cosechas, quemando bosques y destruyendo otras fuentes de sustento. Echando a los grandes perros de guerra contra mujeres y niños y envenenando el agua. El historiador Sedeño cuenta el efecto de la modorra entre los antiguos canarios, pero dicha modorra fue el resultado de las enfermedades causadas por el envenenamiento de las aguas, una táctica esta última también usada profusamente en el conquista de Tenerife según la tradición oral.
La conquista de Gran Canaria fue cruenta. Las deslealtades y vilezas de los castellanos junto con las tácticas de tierra quemada tuvieron el efecto de alienar aún más a la población nativa fomentando su resistencia. Por parte de los conquistadores la guerra fue larga y muy costosa. Se han contabilizado al menos 3.500 bajas entre los castellanos. En los enfrentamientos pocas veces vencieron militarmente los castellanos, la mayor parte de los triunfos fueron nativos. Finalmente mediante el asesinato a traición de Doramas, el secuestro/pacto del Guanarteme de Galdar, el aprovechamiento de las rivalidades Telde-Galdar y, sobre todo, el agotamiento de las reservas agrícolas y al impedir con la campaña final de hostigamiento la siembra de las cosechas de una sociedad a la que ya no le quedaban reservas, lleva a la capitulación de la isla en Ansite.
Todas estas lecciones las llevó aprendidas Fernández de Lugo a la conquista de Tenerife junto con un conocimiento profundo de la sociedad y la mentalidad nativa. Pasemos ahora a Tenerife.
Aunque de un enorme valor etnográfico, la obra "Historia del Pueblo Guanche" del historiador Juan de Bethencourt Alfonso intenta justificar moralmente la conquista castellana denigrando la supuesta religión nativa como cruel y propensa a los sacrificios animales y humanos -algo que no es cierto según la tradición oral que ha pervivido hasta nuestros días - así como dibujando una sociedad nativa cruel con las clases bajas. El fin último de esto es conceder la superioridad moral al pueblo vencedor y justificar la derrota del vencido.
Quizás esperaba Bethencourt Alfonso, en su esperanza colonizada de ser "asimilado", que esta actitud de justificar la "misión conquistadora y civilizadora castellana" le abriera la puertas y la aceptación de los apellidos ilustres de la ciudad de Aguere (La Laguna), pero esta no se produce y el pobre colonizado se da cuenta que la asimilación es imposible y el hombre colonizado toma consciencia y "cambia de bando". Quizás por eso decida no publicar su obra. Es lo que nuestro gran escritor Victor Ramírez denomina "infragodo", en el fondo de su alma quieren ser godos, quieren ser asimilados, pero siempre estarán un escalón por debajo porque este nunca lo aceptará como igual.
En cualquier caso Bethencourt Alfonso exalta la figura militar de Fernandez de Lugo como un gran estratega que se aprovecha de las rivalidades entre Güimar y Taoro, que da militarmente una serie de golpes mortales certeros y que se aprovecha de la supuesta rebelión de los plebeyos que ha surgido "espontaneamente" por las grandes desigualdades sociales, políticas y económicas existentes en la sociedad nativa.
Si bien es cierto que la sociedad guanche era guerrera y que tanta testosterona tendría sus consecuencias, la postura de Bethencourt Alfonso es de una gran hipocresía si comparamos las desigualdades de la sociedad nativa con las desigualdades de la sociedad de los conquistadores, algo que Bethencourt no hace. En la sociedad conquistadora existía incluso la esclavitud y el tráfico de esclavos, así que, las desigualdades de las sociedades nativas, en el peor de los casos y asumiendo que fueran ciertas, no serían, ni mucho menos, peores que las desigualdades de la sociedad conquistadora tal y como discutimos en el artículo "desmontando mitos sobre las antiguas sociedades canarias".
Si bien es cierto que la sociedad guanche era guerrera y que tanta testosterona tendría sus consecuencias, la postura de Bethencourt Alfonso es de una gran hipocresía si comparamos las desigualdades de la sociedad nativa con las desigualdades de la sociedad de los conquistadores, algo que Bethencourt no hace. En la sociedad conquistadora existía incluso la esclavitud y el tráfico de esclavos, así que, las desigualdades de las sociedades nativas, en el peor de los casos y asumiendo que fueran ciertas, no serían, ni mucho menos, peores que las desigualdades de la sociedad conquistadora tal y como discutimos en el artículo "desmontando mitos sobre las antiguas sociedades canarias".
Fernandez de Lugo se encuentra en Tenerife con una sociedad totalmente descentralizada y un terreno abrupto. El modelo de ocupación del territorio se basa en los auchones, es decir pequeños núcleos familiares separados entre si entre 3-4 kilómetros. La corte del mencey no deja de ser un auchon más. No existe, como en Gran Canaria, un modelo mixto de pequeños auchones junto a núcleos protourbanos como en Telde, Galdar o Agüimes. No existe una corte que capturar, no existen grandes graneros colectivos que quemar o saquear. Es decir, no existen núcleos estratégicos que tomar o sitiar para terminar la conquista de una forma rápida.
A diferencia de Gran Canaria en la que solo existían dos unidades políticas, Galdar y Telde, en Tenerife cada uno de los menceyatos conforman una unidad política y la derrota de uno no significaba la sumisión del resto. Por otro lado la sociedad precolonial tinerfeña era posiblemente la más belicosa y guerrera de Canarias, ya que aunque con el Gran Tinerfe se había producido un primer paso hacia un estado centralizado, este no había sido consolidado y por tanto las peleas y las rivalidades entre las diferentes facciones eran continuas.
Ejemplo de Auchón en Gran Canaria, reconstrución del yacimeinto de Lomo de los Gatos en Mogán |
Es natural que una sociedad en permanente conflicto - porque no ha desarrollado un estado centralizado - sea violenta y el trabajo de "guerrero" sea fundamental para la supervivencia
del grupo. Ejemplos de este tipo de estructuras políticas las tenemos en las antiguas polis griegas en
permanente conflicto unas con otras, pasando por el RIF marroquí anterior a
Aldelkrim. Al no existir un estado centralizado ni una facción más o
menos hegemónica las luchas entre iguales por el poder o los pastos son
constantes. Un ejemplo a día de hoy de este tipo de sociedades clánicas
lo tenemos en Somalía.
En cierta forma, los nobles guanches eran los espartanos de Canarias dedicados exclusivamente a la guerra y a la administración, aunque en realidad su sociedad y su concepto moral debía parecerse más a la sociedad tuareg y sus jerarquías sociales. Por otra parte el único menceyato lo suficientemente fuerte como para ejercer un liderazgo fuerte era el de Taoro bajo el mando de septuagenario Benchomo.
Fernandez de Lugo entiende que una guerra de desgaste como en Gran Canaria puede ser muy costosa y, dados sus limitados recursos, inviable. corriendo el riesgo de peleas y disputas internas, especialmente después de la humillante derrota que sufre en Acentejo. Necesita otra estrategia.
Durante el reinado Tiberio, la Roma Imperial se encontró en Germania con los mismos desafíos que Fernandez de Lugo en Tenerife. Germania era prácticamente un gran bosque, dispersamente poblado, sin grandes núcleos urbanos y un terreno no apto para el despliegue de las tácticas militares de las legiones romanas.
La estrategia romana en Germania tuvo dos fases distintivas. En la primera fase los romanos deliberadamente crearon discordia entre las tribus germanas. El general Germanicus interfirió en los asuntos internos de los germanos fomentando el conflicto entre los lideres tribales nacionalistas y otros lideres aliados de Roma, y, al mismo tiempo, creando desconfianzas, celos y envidias entre los distintos miembros de la coalición nacionalista liderada por Armenius. La vieja táctica de explotación del desacuerdo y la discordia. En una segunda fase, Tiberio retiró los ejércitos romanos a una postura defensiva y dejó que los germanos se pelearan entre si. Las guerras internas espontaneas beneficiaron a Roma debilitando a las tribus hasta que ya no constituyeron ninguna amenaza para el imperio.
Durante el reinado Tiberio, la Roma Imperial se encontró en Germania con los mismos desafíos que Fernandez de Lugo en Tenerife. Germania era prácticamente un gran bosque, dispersamente poblado, sin grandes núcleos urbanos y un terreno no apto para el despliegue de las tácticas militares de las legiones romanas.
La estrategia romana en Germania tuvo dos fases distintivas. En la primera fase los romanos deliberadamente crearon discordia entre las tribus germanas. El general Germanicus interfirió en los asuntos internos de los germanos fomentando el conflicto entre los lideres tribales nacionalistas y otros lideres aliados de Roma, y, al mismo tiempo, creando desconfianzas, celos y envidias entre los distintos miembros de la coalición nacionalista liderada por Armenius. La vieja táctica de explotación del desacuerdo y la discordia. En una segunda fase, Tiberio retiró los ejércitos romanos a una postura defensiva y dejó que los germanos se pelearan entre si. Las guerras internas espontaneas beneficiaron a Roma debilitando a las tribus hasta que ya no constituyeron ninguna amenaza para el imperio.
La estrategia de Fernandez de Lugo es entender cuales son los puntos
débiles de su enemigo, cuales son los centros de gravedad del conflicto y
explotarlos inteligentemente mediante la treta y el engaño. El primer
centro de gravedad que identifica es la rivalidad entre los diferentes
menceyatos, entre el norte y el sur, y especialmente entre Güimar y
Taoro. En guerras internas Taoro había derrotado a Güimar, sometiéndolo a
tributo y anexionandose la parte del menceyato que iba desde la ladera
oeste del valle de Güimar hasta algo más allá de Arico, en lo que la
tradición oral denomina "tierras del señor de Imobach". Este odio entre
taorinos y güimareros, así como las desconfianza de otros menceyes
frente a las ambiciones "imperialistas" de Benchomo son explotadas por
Lugo en una clásica estrategia de divide y gobierna.
Pero la estrategia de divide y gobierna va más allá. Las tensiones entre "nobles" y "plebeyos" se habían puesto de manifiesto
en Gran Canaria a medida que las reservas de alimentos se hacían cada
vez más escasas, y es algo que sin lugar a dudas no pasó desapercibido a
Lugo. Fueron los "nobles" quienes lideraron la resistencia en Gran
Canaria hasta el final, especialmente los del bando de Telde, mientras
que los de Galdar pactaron con Fernando Guanarteme a la cabeza.
El segundo centro de gravedad que identifica Lugo es la propia estructura social. La base productiva de la sociedad guanche son los achicaxna y achicaxnay, mientras que los nobles son fundamentalmente guerreros como en la sociedad tuareg. Si se le priva a los nobles de su base de sustentación, estos se verán forzados a pactar. Es por ello por lo que los castellanos inician y fomentan, de forma subversiva y artera, la "rebelión de los plebeyos" en base a su "derecho a mejorar de condición", una promesa redentora que traerían las armas españolas y que Benchomo "con piedras y palos no sería capaz de impedir".
Sin duda el papel de la Iglesia y la doctrina católica fue
fundamental en el engaño, no en vano los franciscanos llevaban muchas
décadas en el valle de Güimar. Primero llegó la cruz y después las espingardas. También es sintomático que en el único menceyato que se llegan a abolir las diferencias entre nobles y plebeyos sea Güimar, aliado de los castellanos.
Todo esto incita a la revuelta social en el resto de la isla y posiblemente sea uno de los factores por los que los mal llamados bandos de paces no se dan cuenta de las verdaderas intenciones de los castellanos desde un primer momento. El agente propagador no solo fueron los ingenuos y engañados güimareros, cegados por su rivalidad con los taorionos, sino lo que la tradición llama "guanches mansos" y "gomeros" (guanches capturados o huidos a la Gomera) que, precediendo al ejercito invasor, se desparramaron por toda la isla produciendo una profunda perturbación moral. Algunos de estos agentes eran claramente pro españoles, defendiendo las supuestas ventajas de la civilización, mientras que otros eran anti españoles pero incidiendo en la revolución social, quizas para que el engaño no fuera tan evidente y la mentira más creíble.
El tercer centro de gravedad que identifica Lugo es el liderazgo de
Benchomo, por ello en la batalla de Aguere, con gran astucia, manda una
embajada reiterándole la propuesta de paz que ya le había ofrecido, pero
cuyo objetivo real era averiguar el lugar que ocupaba Benchomo en el
campo de batalla porque la caballería tenía la consigna de perseguirlo y
matarlo pues era considerado clave en la conquista de la isla. Quizás
por ello el gomero Pedro Martín Buendia lo atravesó con su lanza a pesar de habersele rendido.
La propaganda por la emancipación social corría paralelas a la propaganda contra de Benchomo y eran incentivadas por los españoles. Benchomo es retratado no solo como un ambicioso "imperialista" sino además como el baluarte del viejo orden social. No deja de ser paradigmático e hipócrita que quienes incentivan esta propaganda sean precisamente quienes aspiran a conquistar toda la isla y a esclavizar a sus habitantes.
La muerte de Benchomo deja a la isla huérfana de liderazgo y posibilita el desbordamiento de la cuestión social de los plebeyos. La rebelión de los plebeyos se torna en una autentica revuelta, asaltando aregüemes (graneros), robando ganado y empleando tácticas concertadas de resistencia pasiva cuando no de abierta oposición. Todo esto debilita a los menceyatos e imposibilita el entendimiento necesario para unificar las fuerzas colectivas.
La estrategia de conquista de Tenerife no fue una conquista militar de
bravura y pendones, sino el fruto de una estrategia artera
encaminada a la descomposición social de las sociedades nativas.
Fernandez de Lugo permanece meses y meses atrincherado en su cuartel de
Añaza sin prácticamente salir. Cuando lo hace se limita a desfilar, pocas veces al año, con su ejército en orden de batalla a través un camino amplio usado para la
transhumancia del ganado que llevaba de las playas de Añaza hasta Aguere
(y que continua a través de Acentejo hasta Taoro) del que no se atreve a
salirse. De esta forma evita terrenos donde no puede maniobrar la caballeria ni desplegar su infanteria en orden de batalla.
Por tanto el grueso de la actividad de los conquistadores consiste en tareas "políticas" y subversivas. Fernandez de Lugo se sienta a ver como la cohesión moral y el orden social de los menceyatos se desmorona, al igual que muchos siglos antes había hecho el general romano Germanico con las tribus germanicas del Rhin. Es tan solo cuestión de tiempo y de viveres.
La estrategia de Fernandez de Lugo le evita una larga guerra de guerrillas y
posibles sonoras derrotas militares como había ocurrido en Gran
Canaria. Paralelamente a estas actividades "politicas" destinadas a destruir la cohesión social, los conquistadores también emplearon algunas
de las tácticas de genocidio que tan buenos resultados le habían dado en Gran Canaria
como la creación de epidemias de "modorra" mediante el envenenamiento de los pozos y aguas.
La guerra bactereológica y la descomposición social derivada de la revolución de los plebeyos hace que la nobleza del norte de la isla - privada de su base logística, con la población desunida y enfrentada y ellos mismos derrotados en batalla - se vea forzada a aceptar la rendición que les ofrece Lugo en los Realejos. Sin el liderazgo de la nobleza, los plebeyos tampoco son capaces de ofrecer una resistencia lo suficientemente organizada capaz de oponerse a los invasores.
Por otra parte los plebeyos, manipulados y engañados con los cantos de
sirena de la revolución social, cuando descubren el engaño y como la
"nueva sociedad" es todavía mucho más estratificada que la anterior y
que solo les reserva el papel más bajo y servil. Sintiéndose
traicionados hacen lo único que podían hacer, alzarse en las montañas.
Quizás desde esta perspectiva se entienda el insulto que los alzados
escupían a la cara de los colonos "Putos quemados sin palabra que
mataron a su Dios".
Una vez capturado y sometido el norte, los conquistadores ya no ocultan
sus verdaderas intenciones y completan su estrategia de divide y
gobierna conquistado a los menceyatos de Adeje y Abona en la batalla de
los Magotes y encerrando a la población en el campo de concentración de la playa de los Cristianos en donde, según la tradición oral les hicieron toda clase de "perrerías", como asesinatos, violaciones, torturas y toda clase de vejaciones.
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Te pido permiso para publicar tu articulo en mi blog, por supuesto con tu nombre y dirección de tu blog.
ResponderEliminarpuedes publicarlo sin problemas
ResponderEliminarGracias Jorge, será un placer hacerlo.
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