La montaña de Baya (ADRAR N BAYA)

La montaña de Baya es una película de 1997 del cineasta argelino Azzedine Meddour. Antes de pasar a contar el argumento debemos mencionar la historia del rodaje. Una explosión causada por gas butano durante la filmación en Bouzeguene, que el propio director siempre dudo que fuera un simple accidente, le hizo perder trágicamente a trece miembros de su equipo. La administración argelina puso todas las trabas posibles. Desde cortes de carretera falsos hasta todas las formas imaginables de obstaculización burocrática, que se sumaron a las limitaciones financieras. 



Como el propio director reconoció "el contrato de la película fue rescindido once veces, (...) me pusieron unas trabas burocráticas que me volvieron loco, tal era la animosidad en contra de mi película". El propio ex ministro de cultura de Argelia se quejó de que la película amenazaba la soberanía nacional y debía de ser descartada. La identidad amazigh no carece de enemigos.

A pesar de todas las dificultades y aunque tardaran casi 10 años en rodarla, la determinación de Azzedine y su equipo hizo que la pelicula finalmente se pudo estrenar obteniendo el premio del publico en el festival de Venecia de 1997. Dos años más tarde, a los 53 años de edad, su director Azzedine Meddour fallecía. 

La película está considerada como la mejor película en Tamazigh (bereber). Es una obra muy visual y transmite mucha fuerza. El director se focalizó en el aspecto visual mucho más que en los diálogos. Las escenas son muy intensas y hablan por si solas.

Azzedine Medour, el director de la película que le llevo 10 años en terminar
 
La película narra la historia de una joven viuda que lleva a su pueblo a rebelarse contra dos autoridades despóticas, el Pasha local (señor feudal) y el colonialismo. Es la historia de una venganza, la lucha de una mujer - que simboliza a todo un pueblo - por conservar su dignidad. Es un homenaje a la fortaleza y la determinación de la mujer tamazigh. Baya encarna la persistencia incansable del honor, la capacidad de resistir, permaneciendo fiel a sus tradiciones, su lengua, su espiritualidad y su sistema de pensamiento.

El argumento se desarrolla a principios del siglo XX, en una Argelia desgarrada por la colonización francesa. Todo un pueblo en la Kabylia trata de escapar a la opresión. Expulsados de sus tierras por los soldados franceses y los agentes del Pasha local - por no poder pagar el impuesto de guerra que se les exigía - buscan refugio en una árida montaña.  Baya, la protagonista principal, es la hija del líder espiritual de su comunidad.

Baya junto a su hijo y a su marido antes de ser asesinado
Durante una confrontación entre los miembros de la tribu y los soldados, el marido de Baya es asesinado por el hijo del Pacha. Baya es humillada cuando el Pacha le ofrece una bolsa de monedas de oro para pagar el asesinato de su marido, la ddiya, el precio de la sangre.

Expulsados de sus tierras buscan refugio en una montaña yerma, donde la comunidad se esfuerza por sobrevivir. Mientras los miembros de su tribu solo piensan en usar el oro para pagar el tributo de guerra y recuperar sus tierras, Baya debe decidir si ayudar a su tribu, o conservar el dinero y ver como los miembros de su comunidad se vuelven contra ella y los unos contra los otros. Aislada dentro de su propia comunidad por esta razón, encuentra consuelo en la crianza de su único hijo Meziane. 

En la montaña encuentran a Djendel, un guerro, un "samurai" perteneciente la casta Djouad, la casta guerrera. A fuerza de tanto guerrear se ha cansado del mundo y a perdido la fe en la humanidad, apartándose y refugiándose en una cueva en la montaña.

Djendel, miembro de la casta guerrera Djouad

Uno de los desafíos a los que se enfrenta Baya y su comunidad es la supervivencia física en una tierra estéril. La supervivencia en un ambiente inhóspito obliga a sus miembros de la comunidad a enfrentarse al entorno y tomar control de sus vidas, trabajando juntos por un objetivo común, a pesar de los frecuentes problemas y retrocesos que sufren.

En el proceso su determinación va creciendo. La intransigencia y el coraje de Baya termina inspirando a la comunidad, que haciéndose eco de su determinación, los miembros de la tribu terminarán "despertando la tierra" de la infertil montaña donde han encontrado refugio, subiendo desde el valle toneladas de tierra sobre sus hombros y construyendo un poblado en lo alto. 

La Montaña de Baya es un himno a la fuerza, al coraje y a la perseverancia. A como afrontar las dificultades y los cambios radicales que sacan lo mejor o lo peor de nosotros mismos. A como podemos redescubrir, cuando nos enfrentamos a situaciones adversas, lo mejor de nosotros mismos; la ética, el coraje, la amistad, la capacidad para crear nuevas estrategias basadas en la experiencia, el talento para promover alianzas positivas, el liderazgo inspirador, y la conciencia de que la fuerza reside verdaderamente en el trabajo en equipo. A como luchar contra las circunstancias sin dejar atrás valores fundamentales. 

Djendel ve actuar a Baya y eso le hace recuperar su fe en la humanidad, el amor y el espíritu guerrero. Baya no es una mujer cualquiera. Es una mujer fuerte y decidida que ejemplifica la resistencia tradicional de la mujer Amazigh a la ocupación extranjera, como lo hiciera siglos antes Kahena que luchó contra la invasión árabe, o décadas antes Fadma n Soumer que liderara una revuelta contra los franceses a mediados del siglo XIX.


Kahena, Kahina o Dihya, la reina amazigh que frenó durante dos décadas el avance del Islam en las montañas entre Túnez y Argelia
Lala Fadma n Soumer dirigiendo la revuelta contra la colonización francesa en 1857

Fotografía de Lala Fadma n Soumer en el momento de ser capturada por los franceses

Poco a poco y con mucho esfuerzo, la comunidad logra reconstruir su modo de vida agrícola tradicional y su rico patrimonio cultural. Los ritos y referencias pre-islámicos que aparecen son reflejo de la espiritualidad ancestral. No son folclorismos, sino que tienen un significado mucho más profundo y espiritual, exhortizar la maldad que plaga al ser humano y también mantener el equilibrio en el mundo. 

Suele decirse que vale más una imagen que mil palabras. Para los canarios esta película está plagada de imágenes que nos ayudaran a conectar los puntos con retazos de nuestro pasado más ancestral. La decoración de las paredes de las casas, de la cerámica, los motivos geométricos en la ropa, el rito de Anzar para pedir la lluvia, el rito de la ofrenda en la tierra antes de ser arada o la defensa que hacen de su poblado nos permiten intuir que una parte de nuestra propia cultura sigue viva en el continente.


Decorado del interior de una casa

Decorado del interior de una casa
Detale del interior de una casa






Baya no representa el instinto sino la pureza. Encuentra su fuerza y su determinación en sus raices. Es la hija del jefe espiritual de la comunidad, educada en el respeto a los valores. En medio del caos trata de encontrar esos valores y se aferra a ellos.  Se convierte en líder espiritual luchando por la supervivencia de los valores fundamentales, a riesgo de imponer dolorosos sacrificios.

La película es un grito a las raices. A la fidelidad a los valores fundamentales y a uno mismo. Es un grito de una mujer, y de toda una comunidad, por el respeto de la vida humana y la dignidad. Un grito de gente que busca su libertad y recuperar la tierra que le fue arrebatada injustamente. También es un homenaje a la mujer amazigh en el que se le reconoce su lucha diaria por la conservación de su lengua, su identidad y su patrimonio cultural. 

La película trata de contestar a dos preguntas: ¿Puede la dignidad de un pueblo comprarse? ¿Puede el dinero borrar la injusticia y el crimen? .... quizás la respuesta estribe en si dicho pueblo conserva sus raíces, sus valores y la consciencia de si mismo.






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