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Antes de Keynes, los economistas consideraban la oferta monetaria como la principal herramienta en la gestión económica. Pero Keynes argumento que en condiciones de depresión, cuando los tipos de interés son muy bajos, los cambios en la oferta monetaria tienen poco efecto en la economía. La lógica es que cuando los tipos de interés son del 4 o el 5 % nadie quiere mantener depósitos o cash, pero en una situación como la de 1935 en la que el tipo de interés de las letras del tesoro americanas era del 0,14 %, existía muy poco incentivo a poner el dinero a trabajar e invertir. El banco central podía tratar de reactivar la economía imprimiendo grandes cantidades de dinero, pero si los tipos de interés eran bajos ese incremento iría a parar debajo del colchón o a las cajas fuertes de los bancos. Por esta razón Keynes y sus seguidores creían que la política fiscal era la herramienta para sacar al país de la gran depresión.
Por otro lado Milton Friedman y los monetaristas, concluyeron que durante la depresión de los años 30 la FED no consiguió incrementar la oferta monetaria, de hecho la oferta monetaria (dinero en circulación mas depósitos bancarios) se contrajo.
La importancia de esta visión reside en que la política monetaria es tecnocrática, la forma mas apolítica de intervención en la economía. Si la Fed decide incrementar la oferta monetaria, todo lo que tiene que hacer es comprarle bonos del gobierno a los bancos y paga por los bonos con créditos contra las reservas que los bancos mantienen en el banco central. En cambio la política fiscal implica una mayor rol del gobierno en la economía, un mayor intervencionismo y una mayor decisión de los políticos en donde invertir y a quien contratar.
Para mi no me cabe duda de que ambos, monetaristas y keynesianos tienen su parte de razón. En periodos de stress como el que estamos viviendo, es obvio y de sentido común que una política fiscal activa es una herramienta de vital importancia, pero no podemos olvidar la política monetaria y los riesgos de caer en la trampa de la liquidez cuando los tipos nominales están próximos a cero.
Pero la cuestión reside en como implementar la política fiscal y en tener en cuenta los tipos de interés reales y no los tipos de interés nominales. Las diferencias residen en como implementar el estimulo fiscal, es decir bajadas de impuestos contra incrementar el gasto publico.
Bajadas de impuestos a familias de rentas bajas propicia el consumo, mientras que bajadas de impuestos a las rentas altas estimula la inversión. Esto es así debido a que la propensión marginal al ahorro y al consumo varía en función del nivel de renta de las familias.
Creo que hasta aquí no hay que pensar mucho. La cuestión del billón de dólares es saber cuales serán las consecuencias a medio plazo, dados el tamaño del déficit por cuenta corriente y el déficit publico americanos y una inflación del 5%, del incremento masivo en la base monetaria (como medida tendente a evitar que la oferta monetaria disminuya) y los tipos de interés reales negativos junto con una expansión monetaria cuantitativa bestial. Esto no se ha hecho nunca anteriormente y por tanto nos encontramos en territorio Comanche.
Obama dice, pongámosle impuestos a los ricos (lo que reducirá la inversión privada) y bajémoselos a los pobres (incremento del consumo) e incrementemos al mismo tiempo el gasto público para compensarlo (incremento de la inversión publica y las transferencias de riqueza).
Bueno este escenario es el paraíso para los lobistas, las grandes corporaciones y los super ricos. La mayor parte del pastel ira a aquellos individuos y compañías que pueden ser influyentes en Washington y obtener contratas y licencias públicas. Bajo este mismo escenario esas grandes corporaciones con poder político podrán deshacerse de sus competidores mas pequeños, con productos mas innovadores pero con un balance mas débil. Esto permitirá a las grandes compañías el incrementar su cuota de Mercado, bien poniendo a la competencia fuera del Mercado o bien adquiriéndolos a precio de saldo. Un panorama encantador, ¿verdad?
Quizás ahora entiendas el apoyo de Warren Buffet a Obama, y si conoces la forma de hacer negocios de Buffet sabrás que no es ningún santo al que le mueven motivaciones sociales, sino un oportunista y un negociador muy, muy duro. También entenderás la gran cantidad de aportaciones privadas a la campaña de Obama y porque este desestimo los fondos públicos para financiar su campaña. El incremento de impuestos no le preocupa al super rico, el sabe como evitar pagarlos, e incluso si tuviese que pagar mas los beneficios de adquirir una mayor cuota de Mercado y eliminar competencia compensan el coste.
Por el otro lado McCain dice, vamos a bajar impuestos para todos, incluyendo los ricos para que el sector privado sea quien lidere la inversión en el país y para que las familias de rentas bajas tengan un alivio y puedan consumir o reducir su deuda, y en determinadas partidas como sanidad o educación, hagámoslo a través de cupones para que efectivamente se dedique al gasto o a la reducción de la deuda. Reduzcamos el gasto ineficiente del gobierno donde podamos para que el déficit no siga ampliándose fuera de control, y pongamos el marco legal apropiado para que el sector privado invierta en energía, cambio climático, reciclaje y otras infraestructuras que incrementaran la eficiencia de la economía y crearan puestos de trabajo. Dejemos hacer al Mercado su labor de destrucción creativa y no salvemos grandes conglomerados con subvenciones públicas en forma de contratos.
Este escenario es bueno para la clase media, para el rico, para las Pymes, pero no es tan bueno para el super rico. Este escenario también es bueno para la clase baja, ya que las medianas empresas son las principales creadoras de empleo, y normalmente esos empleos se quedan en el país y no van a China o la India como en el caso de las grandes corporaciones.
En los años 90 Japón no dejo que sus bancos cayeran, y el incremento de la base monetaria fue dedicado a mantener industrias ineficientes y grandes conglomerados, favoreciendo a los grandes holdings y complejos industriales. Esto llevo a un uso ineficiente de los recursos y a una década de recesión de la que Japón nunca se ha recuperado. Ponlo en otras palabras al favorecer los intereses de la gran industria sobre los de la pequeña y mediana empresa, redujo la competencia y mantuvo estructuras ineficientes sostenidas en el poder político y los presupuestos, negando de ese modo la labor de destrucción creativa del Mercado.
No tengo ninguna duda de que son necesarias una combinación de estímulos a través de las políticas monetarias y fiscal, pero también hemos de replantearnos el modelo de desarrollo que queremos. En cuanto al coste y las consecuencias a medio plazo de los estímulos monetarios y fiscales son inciertos, pero algo es seguro, no serán nada despreciables y traerán problemas. En economía el hacer predicciones es simplemente hacer una proyección de como se resolverán los desequilibrios existentes. Se corregirán a través de una estanflación, de a una hiperinflación o una deflación, o tal vez se corregirán a través del tipo de cambio.
Una pista, un país puede experimentar inflación y deflación simultáneamente. Eso ocurrió en Latinoamérica en los años 80, cuando los precios domésticos se dispararon pero el tipo de cambio se elevo aun mas, llevando a una hiperinflación en divisa domestica y a una deflación en términos de divisa extranjera.
El cambio en Washington es necesario, pero quien cambiara a quien, ¿washington al candidato o el candidato a washington?. Para mi un candidato esta al final de su vida, ha hecho ya su fortuna y no va a estar pensando en la reelecion. El otro es un politico excelente pero que estara pensando en su reelecion y en devolver los favores de la campaña y eso me asusta porque no creo que sea lo que requiere la situacion. Ojala me equivoque en mi analisis.
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