Canarias, un huérfano con mentalidad de víctima y moral de esclavo (2 de 5)



Hemos visto en el post anterior - y con el ejemplo de los vendedores de flores de Chenai - que la mentalidad de víctima es la creencia de que las circunstancias de uno son inmutables. El convencimiento de que, pase lo que pase, nada puede cambiar. Eso lleva a ser unos rendidos y unos miserables. En este sentido la mentalidad de victima es lo opuesto a la responsabilidad y al liderazgo, o mejor dicho, a la capacidad de liderazgo, que es la capacidad de hacer frente al entorno para cambiarlo y asumir la responsabilidad de la propia vida a pesar de las circunstancias. En palabras de Domingo Hernández Peña, "el canario quiere ser dueño de algo pero no admite la responsabilidad de serlo". 

En Canarias, el sentirnos huérfanos que buscan la protección, la aceptación y el amor que no le dieron - junto a esa mentalidad de victima que nos impide ver la salida a nuestros problemas - se combina con la moral del esclavo. La moral del esclavo es la moral del envidioso, del frustrado y del resentido.  Es el convencimiento de que "no se puede decir, no se puede hacer, no se puede ser". De que "la servidumbre es tu destino y la impotencia tu naturaleza". Es la servidumbre, la aceptación fatal de los acontecimientos con mentalidad de victima. Es una moral que nace del oprimido y del débil para hacer más llevadera su condición de esclavos. 

En esa percepción de la realidad el esclavo es el bueno y el amo el malo. Por eso "el amo ha de cambiar", y ha de cambiar para que el esclavo esté más cómodo. Esa es la trampa. El esclavo lo que quiere es un amo bueno que lo acepte y lo ame. Y como el que tiene que cambiar y está equivocado es el amo, el esclavo ni cambia ni asume la responsabilidad de su propia vida. Y así se queda estancado como agua sucia, "como agua estancada que cría bichos que atacan".

Según Nietzche la moral de amos valora la fortaleza y la nobleza, mientras que la moral de esclavos valora la amabilidad, la humildad y la compasión. Los amos miden las acciones en función de sus consecuencias buenas o malas, mientras que los esclavos las miden en función de las intenciones buenas o malas. Nietzsche sostuvo que la moral de los amos es una moral de nobleza y superación personal, mientras que la moral de los esclavos es una moral de rebaño que promueve la igualdad y la compasión.

Así el amo valoraría la fuerza, la nobleza, creatividad y afirmación de la vida. Es una moral que se construye en positivo, surgiendo en su capacidad para crear valores basados en su experiencia. Por el contrario el esclavo construye su moral y su identidad en negativo, valorando lo que los protege (compasión. igualdad) y despreciando lo que representan los amos. Es una moral que se construye en negativo, en contra de... si los amos son blancos yo soy negro, si los amos valoran negro yo valoro blanco. Yo trato de ser lo contrario que un amo porque el amo es malo y yo soy bueno. 

En sociedades coloniales, esto es todavía mas evidente. Por ejemplo en Canarias se suele calificar a los nobles de los antiguos canarios como traidores, porque algunos pactaron con los castellanos tras la derrota. Por el contrario se ensalza la figura del achicaxna alzado en las montañas. Esta percepción no solo olvida a los nobles que murieron en la defensa de su pueblo sino también que los achicaxnas fueron los primeros que pactaron con los españoles. Por ejemplo fueron los primeros en ir al Real de las Palmas, tal y como recogen las crónicas. Los achicaxnas, buscando salvarse, fueron los primeros espías y delatores, los primeros traidores a cambio de un plato de lentejas o de la promesa de un pedazo de tierra con agua. En Tenerife tres cuartos de lo mismo, esta recogida por Bethencourt Alfonso la labor que hicieron frailes y los curas gomeros incitando a los güimareros y los achicaxnas a la rebelión contra Benchomo y los nobles engañándolos con falsas promesas de igualdad. Sin esta profunda operación psicológica no se puede entender correctamente la estrategia de conquista de Tenerife.

La Iglesia y los frailes fueron la gueldera, la trampa, el arma de destrucción moral para convertir a un pueblo de guerreros en otro de esclavos y criados. Fue la "gambuesa" donde metieron a los nuestros para amansarlos y quitarles las tierras y los baifos. Pero para defender la moral del esclavo es mejor el relato "noble malo, achicaxna bueno". Fernando Guanarteme malo pero nos olvidamos de los güimareros y de los "bandos de paces" de Tenerife, por ejemplo.

Esa moral de esclavo versus moral de amos se manifiesta en la dicotomía colonial godo-canario. Y así el canario, en negativo, construye su identidad contrario a los valores del godo. Si el godo es así yo soy todo lo contrario, asumo los valores contrarios. Si el godo es un hombre de acción es un "echado pa´lante", una frase que en la cultura canaria tiene connotaciones negativas. Sobre esto podríamos profundizar, pero seria extenso. Los cuadros psicológicos y sociológicos de las sociedades coloniales y colonizadas ya los describió magistralmente Albert Memmi en su obra Retrato del Colonizador y Retrato del Colonizado

Y así se crea una cultura toxica y que lleva a la autoderrota... se castiga el liderazgo y la iniciativa - entre otras muchas cosas. "Ese es un echado pa´lante", o el "virgencita, virgencita que me quede como estoy". Y no solo castigan esa iniciativa y liderazgo las élites mediocres que le cuidan la finca al amo y que lo que quieren es mantener el gallinero tranquilo para proteger su posición, sino que - lo que es peor- también lo castigan los de abajo porque les amenaza su moral de esclavo y su identidad construida en negativo. Y esa es la paradoja y la gueldera, la rueda del hámster.

Todo esto nace del resentimiento. Una emoción tóxica. De esto podríamos también escribir largo y tendido. Y quizás te guste aún menos lo que te voy a contar ahora, pero como decía Thomas Sowell "Cuando quieras ayudar a la gente, diles la verdad. Cuando quieras ayudarte a ti mismo, diles lo que quieren escuchar.” 

El resentimiento prospera en la creencia de que el otro es el malo, el "villano", cuando el verdadero villano es tu evasión de tu propia responsabilidad. El resentimiento es un veneno lento, disfrazado de indignación justa y que te mantiene atado a aquello de lo que estás tratando de escapar. Y esa es la verdadera trampa del resentimiento; que parece justificado. Te convence de que la única manera de avanzar es esperar una disculpa, una validación o que alguien más cambie. Y así te conviertes en un huérfano mendigando amor o aceptación del amo, o demandando que el otro cambie para no cambiar tú. Y así la ira se queda estancada, mientras que por miedo o necesidad, adoptamos la posición de "complacer a los demás” y callar nuestra verdad. Es cobardía cuando silencias tus necesidades y enmascaras tu dolor con una sonrisa falsa. La causa fundamental del resentimiento es el miedo a tu propia verdad.

Hegel también habla de la moral de amos y esclavos. El amo ejerce control y dominio sobre el esclavo, quien se encuentra en una posición de sumisión y servidumbre. La lucha entre ambos comienza con la necesidad de reconocimiento mutuo, pero el amo, al no temer a la muerte, emerge como amo, mientras que el esclavo, al temerla, acepta la esclavitud. 

Tendemos a pensar que si no asumimos la moral de esclavos tenemos que asumir la moral de amos. Pero eso es falso y fruto de la "visión occidental". La dicotomia amo-esclavo de Nietzche es una falacia (falacia de la falsa dicotomía o falso dilema) porque asume que solo hay esos dos tipos de moral. Tanto Hegel como Nietzche identifican una moral de amos y otra de esclavos pero interpretada a través de valores europeos

Cuando conoces las tradiciones nativas "paganas" - no solo la canaria sino muchas otras - entiendes que tanto Hegel como Nietzche acertaron en muchas cosas, pero cometieron también varios errores que distorsionan su análisis y conclusiones. No hay una moral de amos y otra de esclavos solamente - las dos igualmente indeseables - también hay una moral del guerrero y una moral del pordiosero. Pero esto, junto con el arquetipo del huérfano, lo analizaremos en los siguientes artículos de la serie.


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