En el anterior articulo vimos como los cristianos viejos de Fuerteventura eran básicamente proxenetas y puteros de apellido ilustre con sus "vergüenzas llenas de gusanos". Betancuria era un burdel eclesiástico aunque a veces, cuando el relajo se salía demasiado de madre, se trataba de imponer un poco de orden para guardar las apariencias. Y así se juzga al franciscano Fray Gaspar de Nájera, que vivía en el Convento de Betancuria, por sus múltiples relaciones sexuales, o al párroco de Betancuria porque le tocaba los pechos a una penitente a través de la ventanilla.
La justicia eclesiástica también era útil para deshacerte convenientemente de "individuos" molestos. El propio vicario Ginés Cabrera, del que ya hemos hablado, señalaba cómo los sectores privilegiados de cristianos viejos y apellido ilustre usaban a las moras esclavas “en el vicio de la carne” y prostituyéndolas a terceros. Métase en lo suyo, habrán pensado los señores de la isla. Y ante sus enfrentamientos con las autoridades políticas, el bueno de Gines, vicario de la isla y miembro del Tribunal de la Inquisición, sería juzgado por ese mismo Tribunal por haber presentado en uno de los litigios sus credenciales caducadas. Y es que donde manda patrón no manda marinero. Y así, cuando Ginés pasa a Gran Canaria a ser juzgado se trae a sus esclavos y a su familia, que el bueno de Ginés predicaba contra el vicio de la carne y no contra la esclavitud, no confundamos las cosas...
En otra ocasión, el vicario Mateo Blanco intentó imponer su autoridad moral en 1616 buscando “amancebados a deshoras”. El Cabildo insular amablemente le recuerda que se meta en lo suyo, que la jurisdicción alto y bajo, mixto imperio, le pertenecía al señor Arias y Saavedra y no a él.
Y es que los cargos del clero en la isla eran elegidos de entre las familias de cristianos viejos. La Inquisición en Fuerteventura siempre estuvo en manos y al servicio de las familias dominantes, protegió su sangre de conquistadores y de cristianos viejos, provocó la investidura y la acumulación de cargos y poderes políticos y religiosos y los redujo al recinto sagrado de la endogamia del poder. Por una parte el clero secular con sus beneficiados y curas como comisarios y notarios, y por otra parte alcaldes, regidores y militares como alguaciles, familiares y notarios, todos ellos pertenecen a los altos niveles familiares de la sociedad majorera.
Así, por ejemplo, de la importante familia Trujillo se elegirá a Sebastián Trujillo Umpiérrez como beneficiado de Betancuria y miembro del Tribunal de la Inquisición. Pero no solo los párrocos, sino también los miembros de la Inquisición y los llamados familiares del Santo Oficio que serán escogidos de entre las familias pudientes con limpieza de sangre.
Y es que al hijo del marques hay que darle buen sueldo aunque sea cura. Por eso el obispo Tavira se quejará de que los clérigos de Teguise en Lanzarote cobraban mucho más que cualquiera del cabildo catedralicio de Las Palmas.
El propio vicario Ginés Cabrera era un "cura pilongo" adscrito por derecho de nacimiento a su pila bautismal, sin tener en cuenta méritos ni virtudes. Pero era cristiano viejo de familia conquistadora. Las frases del obispo Suárez de Figueroa, referidas a Ginés, no pueden ser más expresivas en cuanto a su clasificación social: "es cristiano viejo, tiénelo en servicio, es de conquistadores hidalgos primeros que vinieron a esta Isla" (4). Traducido a nuestras categorías modernas: sangre pura cristiana, sin contaminación de elementos moros, canarios o judíos y descendiente directo de conquistadores y colonizadores.
Pero el bueno de Gines al menos era bachiller, lo que lo colocaba entre los curas cultivados. El nivel del clero canario lo define la información del obispo Suárez de Figueroa, al pedir mercedes al Rey, es demoledora: "no sabe palabra de latín. No sabe latín, ni romance". "Está muy bien pensionado para lo que sabe". "Sabe muy poco". "No sabe leer ni latín". "No sabe nada, no sabe nada". "No sabe, ni estudia". "No sabe nada,..."
Yo me pregunto, si no llegamos a ser conquistados y cristianizados por esta gente ¡¡¡que hubiera sido de nosotros!!! Imagino que todavía en taparrabos celebrando la vida y el solsticio con alegría, maravillados con la belleza de la Creación y con gratitud en el corazón.
Pero aunque los cristianos viejos fueran proxenetas y puteros y Betancuria un burdel eclesiástico, había que velar por las buenas costumbres entre el pueblo, no sea que se pierdan sus almas. Y así el obispo Tavira prohibió los bailes y celebraciones que se hacían en Fuerteventura en torno al solsticio de verano, por practicas deshonestas y paganas. Y lo de lanzar ajijides y silbidos, y bailar dentro de las Iglesias para celebrar el nacimiento del niño Dios tampoco, que eso es una falta de respeto propio de gentes incivilizadas. Mejor cultivar la culpa y la pesadumbre en lugar de la alegría. Y de paso prohibimos los velorios a los muertos, mejor que mueran solos y en tristeza, porque los velorios producían comportamientos licenciosos aprovechando la oscuridad y las altas horas... Lo mismo que en el templo de la Candelaria o de Teror, que para que vamos a celebrar la fertilidad si podemos celebrar la muerte, para que vamos a celebrar la belleza y la alegría de la Creación si podemos celebrar la culpa...
Pero que buenos son los padres salesianos, que buenos son que nos llevan de excursión!!!!
Comentarios
Publicar un comentario
Los comentarios podrán ser moderados