Por Jorge Dorta (Canarias) y Juan Carlos Pérez (Euzkadi)
Se
imagina que cuando le llega el sueldo a su casa a principio o a final de mes,
en un edificio de 6 plantas, con dos vecinos en el bajo, cuatro por planta y un
lujoso ático (Madrid, por supuesto), en la entrada viviera un portero que
recibe su salario, junto al de las demás familias y esta se encargara de
distribuirlo a su gusto? Afortunadamente, en ese edificio llamado España, es la
familia vasca y la familia navarra la que se administra sus propios recursos.
Porque pueden. Y porque quieren. Y porque es un sistema sostenible en el tiempo
y en lo financiero.
Un
sistema propio, ciertamente, como hay pocos en el mundo, aunque con marcos de
cierta similaridad, en Azores o en California, en donde la voluntad política de
Convivir es superior a la voluntad política de Vencer y de lograr la supremacía
en un juego de suma cero, en el que para reafirmarse uno, necesariamente ha de
negar a los demás. Un ejemplo de ello es la llamada nación española, que
excluye y ningunea otras naciones que están en su seno, como por ejemplo
Euzkadi y Catalunya (que, por lo demás, se desbordan al otro lado de los
pirineos, dentro del estado francés). Y es que la constitución española habla
de nacionalidades y regiones. Y en la disposición adicional primera se habla de
reconocimiento, de respeto, al marco foral, de Bizkaia, Nafarroa, Araba y
Gipuzkoa. Y dentro de esa foralidad, se encuentra el Concierto y el Convenio.
Ahora
cambiemos de realidad. Imagínese un territorio geográficamente tan alejado de
España como esta lo está Helsinki. Un territorio con un potencial enorme pero que
nunca se materializa. Un lugar en el que las potencialidades no se desarrollan
porque existen intereses para que no se desarrollen. Un lugar en donde no hay
empresarios sino extractores de rentas y en donde a la población nativa se la
mantiene al margen de las oportunidades de desarrollo. Un territorio que cree
que tiene que vivir de las subvenciones pero en el que la mayor parte de la
actividad económica generada y producida en ese territorio no tributa allí sino
en otros lugares.
Un
territorio en el que la contabilidad oficial dice que tiene un abultado
déficit, pero en el que si la actividad económica generada en ese territorio
tributara allí, como ocurre en el caso del concierto vasco, estaría
prácticamente en equilibrio, y todo esto a pesar de ser una de las comunidades
autónomas que menos ha crecido en los últimos 25 años, ya que el marco
burocrático y legislativo impide la diversificación, la innovación y el
crecimiento. Ese territorio es Canarias.
Las
especificidades fiscales y las libertades comerciales canarias parten de sus
fueros históricos y de los pactos de conquista, pero en las primeras décadas
del siglo XIX, en España se impuso una política económica proteccionista que
buscaba amortiguar los efectos que tuvo la pérdida de las colonias americanas
y, con ellas, el flujo de metales preciosos con los que se pagaban las
manufacturas. Para evitar que se acumulara el déficit comercial y para
estimular las manufacturas nacionales se crea en 1821 un arancel a la
importación.
Las
consecuencias para Canarias, que nunca había estado integrada en la economía
española, fueron nefastas durante décadas. No solo las importaciones desde
España eran de peor calidad y más caras que las extranjeras, sino que además
Canarias pierde las exportaciones a los
mercados europeos, por la represalia de estos a las medidas proteccionistas
españolas, sin que además se pudiese
crear industria alguna. Canarias era una economía internacionalizada a la que
las medidas proteccionistas españolas sacan por primera vez de la
internacionalización.
Esto crea
una grave crisis en Canarias que solo empezará a ser superada tras el decreto
de creación de los Puertos Francos, es decir zona de libre comercio, a partir
de 1852 y su consagración en la ley de Puertos Francos de 1900. En el periodo
entre 1852 y el comienzo de la primera guerra mundial es el periodo de
esplendor de Canarias. En el marco de la primera globalización Canarias está
integrada en los flujos de comercio internacional.
Es la
época en la que se crean los puertos, las eléctricas, se introducen los
cultivos de plátanos y tomates, así como la creación de las fabricas de rones.
Este desarrollo vino de la mano de la inversión inglesa y nativa, remesas de
emigrados en Cuba y Venezuela principalmente, que permiten incluso la creación
de un incipiente sector financiero en Canarias. Inglaterra hizo más por
Canarias en 50 años que España en 5
siglos. La influencia inglesa es tal, que tras el desastre del 98 Canarias no
se incorpora a EEUU porque los ingleses ya controlaban Canarias.
A
partir de la Guerra Civil española la cosa empieza a cambiar y gradualmente se
van erosionando las libertades comerciales canarias. Por ejemplo antes de
Franco los plátanos se exportaban en cualquier barco, especialmente en las
navieras inglesas que hacían el trayecto que unía Sudáfrica o Sudamérica con el
Reino Unido. Franco, para pagarle favores a la banca March, obligaba a que el
plátano se embarcaba en los barcos de March y estos llegaban en peor estado a
destino que los plátanos de Sudamérica de la United Fruit Company con lo que se
perdió mucho mercado.
A
partir de los años 60 se comienzan una serie de reformas que prosiguen el
deterioro de las libertades comerciales de Canarias. Primero la Ley Arancelaria
de 1960, luego el REF de 1972 y posteriormente la plena integración en la UE
hacen que Canarias dependa cada vez más de España. Mientras que en el resto del Estado se ha ido
internacionalizando cada vez más desde el final de la autarquía franquista,
Canarias ha seguido el sentido inverso. Se la ha sacado de la globalización y
se la ha convertido en un mercado cautivo.
Con
cada reforma legislativa la dependencia comercial con España se ha ido
ampliando considerablemente. Tanto es
así que en 1900 las importaciones procedentes de España representaban un 12% de
las importaciones totales canarias y, a día de hoy, representan más del 90% sin que ello se justifique por la
competitividad internacional de España.
Canarias
a día de hoy funciona como la Cuba española del siglo XXI, un lugar en donde
por una parte se generan rentas con el exterior, en este caso turísticas, que
ayudan a compensar el déficit comercial crónico de la balanza exterior española
y por otra parte como mercado cautivo en la que colocar los excedentes de
producción industrial español y los repudios de la producción agrícola que no
se pueden colocar en el mercado internacional.
Antes del primer Concierto Económico Vasco de 1878 ya existía la aportación de Navarra desde el año 1841. Primero fue la aportación y después el Convenio Económico. Según viene en el preámbulo de aquella ley, una vez comprobado el buen funcionamiento de las primeras Quintas (servicio militar) y siendo reclutadas las segundas, se procedía a un Concierto en pos de la unificación con el resto de administraciones del Estado. El Concierto se impuso por las armas con el país con un ejército permanente de ocupación de unos 40 mil efectivos. Ciertamente hasta ese momento el esquema era diferente, pues, haber, había una especie de Concierto, pero de manera voluntaria y con plantillas impositivas completamente distintas. Como dos países diferentes (bajo el mismo soberano). Y con aportaciones voluntarias, como sucedió en el período entre las dos leyes abolitorias de los fueros, la de 1839 y la de 1876. Aún así, siempre y en todo momento ha habido un hilo de continuidad foral ininterrumpida, y el Concierto / Convenio (hermanos siameses) es su actual hilo más fuerte.
Desde 1878 en adelante, tras la inexistencia de datos y documentación de los posibles contribuyentes vascos, y la necesidad, tras la abolición de las Juntas Generales, de contar con instrumentos de control y administración, las diputaciones denominadas transigentes acabaron por comprender la necesidad de derivar un procedimiento en principio temporal en algo más elaborado que con el tiempo y sucesivas negociaciones se fue ampliando y tomando un cuerpo propio que impidió que fuera eliminado en su totalidad durante los largos y negros años del franquismo en Álava y Navarra. Cuando Suarez estuvo decidido a dimitir abordó la restauración de los Conciertos para Bizkaia y Gipuzkoa, suprimidos en 1937 en virtud al derecho de conquista contra las “provincias traidoras” (al golpe de estado y posterior guerra civil).
El Concierto Económico
implica que las administraciones vascas, concretamente las Diputaciones tienen
un departamento de Hacienda, similar al de los Estados. Es por ello que el Lehendakari
Ardanza afirmaba en 1993 que el Vasco era el sistema hacendístico número 13 de
la entonces Unión Europea. Hay 4 haciendas vascas, además de la vecina
española. Una por cada diputación foral. Recaudan todos los impuestos. Ha sido
necesario ir ampliando su marco normativo en tanto en cuanto la plantilla
impositiva ha ido variando a lo largo de los tiempos, e, incuso, se han creado
impuestos nuevos que ha sido necesario incluirlos en el Sistema de Concierto.
La Comisión es paritaria, mitad de representantes vascos y mitad de
representantes españoles, y obligatoriamente ha de adoptarse acuerdos por
unanimidad. Ni yo sobre ti, ni tu sobre mi. No impedir, no imponer. Una vía que
no recurre a la unilateralidad, sino al acuerdo.
A nivel interno existe,
junto a la Comisión Arbitral (una especie de TC Vasco), el Órgano de
Coordinación Tributaria, cuya misión es armonizar y coordinar la tributación de
las diputaciones. Es en el Consejo Vasco de Finanzas donde se decide cuanto se
va a recaudar y luego como se distribuye ese dinero en los diferentes niveles
de Gobierno: el local, las propias Diputaciones y el Gobierno Vasco. Y es que
las Diputaciones tienen la tutela efectiva de los municipios vascos. Ah, la Ley
de Concierto es de artículo único y por tanto tiene el mismo tratamiento que
los Tratados Internacionales que pueda firmar el Estado Español, lo cual
refleja un poso de soberanía originaria y de realidades profundamente
diferenciadas y propias.
Seguramente Madrid haya
sido el principal azote contra el Sistema de Concierto, pero no desde siempre,
sino desde unas fechas muy determinadas y que es necesario comprender para entender
la evolución posterior. El nacionalismo español que comienza en lo normativo
con la antiforal y antiespañola Constitución de Cádiz de 1812 es el inicio de
una senda que busca uniformizar y centralizar el estado español laminando
cualesquiera diferencia que encuentre a su paso (siguiendo el modelo jacobino
francés, pues la Pepa es muy afrancesada). Es así que las administraciones y
los sistemas tributarios distintos del emanado desde Madrid se verán como
enemigos, y los nuevos denominados “liberales” (Ciudadanos) o
“progresistas/populistas” (Podemos) reproducen esquemas propios de comienzos
del siglo XIX.
Han debido llegar
sentencias, como la de Azores, para dejar sentado el encaje en el Estado y en
el marco de la UE de la legalidad y de la legitimidad de un Sistema que no se
verá perjudicado por la denominada armonización fiscal europea, en tanto en
cuanto esta persigue una unificación de tipos (por ejemplo, del impuesto de
sociedades o el iva) en el marco europeo. Un sistema, con sus derivadas, como
las vacaciones fiscales (que los estados hacen sin duelo) que ha tenido la
paradoja, al estilo de Alicia en el país de las maravillas, en las que el
fiscal y el abogado defensor era el mismo: el estado español. Parece que es
algo del pasado, en tanto que, en principio, las instituciones vascas están en
el ECOFIN. A pesar de que jamás un gobierno español ha querido incluir el marco
de Concierto/Convenio en cualesquiera tratado troncal de la UE.
Hasta la denominada ley
del blindaje del Concierto, al ser las normas de funcionamiento y de tipos
aprobadas en Juntas Generales y no en el Parlamento Vasco … Las haciendas
forales y su cuerpo es territorial, no del ámbito nacional vasco. Y es por ello
que el rango jerárquico de sus emanaciones legales, a pesar de cubrir la misma
tramitación que cualquier ley parlamentaria, tienen el rango de norma, y por
tanto, hasta 2011 imputables por cualquier administración (e incluso sindicatos
y personas a nivel individual). Han sido los partidos y las instituciones
españolas las causantes de poner en cuestión el modelo ante los jueces
españoles y europeos y la respuesta ha sido contundente: es un sistema legal y
que perdurará en tanto en cuanto haya voluntad para ello.
La Constitución Española de 1978 reconoce en su Disposición Adicional 3ª la existencia en Canarias de un régimen especial para las islas. Este régimen puede ampliarse o reducirse al arbitrio del legislador estatal. Es decir el Régimen Económico y Fiscal canario (REF) no es un derecho como en los fueros históricos sino una concesión que hace el Estado a su capricho y que puede ampliar o reducir según le convenga.
Además, como no constituye un derecho el REF se aprueba por un periodo de cinco años, lo cual mantiene sumido en una constante transitoriedad e incertidumbre que impide, entre otras muchos factores, que funcione como algo efectivo para la creación de desarrollo en Canarias. Por tanto el REF es principalmente una serie de medidas de carácter fiscal, tanto en la creación de impuestos locales como en la creación de determinados beneficios fiscales, negociados con Madrid para un periodo de cinco años.
Canarias tampoco cuenta con una Hacienda propia como el caso del Concierto vasco para que la actividad económica generada en Canarias tribute en Canarias, aunque esta haya sido una reivindicación histórica del nacionalismo canario.
El REF no es un derecho sino una concesión que
da el Estado a Canarias y por tanto no está realmente diseñado para el
desarrollo de las islas sino para favorecer los intereses económicos, políticos
y geopolíticos del Estado español en Canarias. El REF no es un instrumento de
desarrollo de Canarias sino un régimen colonial de dominación.
En su núcleo el REF son
unos instrumentos diseñados para favorecer los intereses de las grandes
empresas españolas en Canarias y una serie de incentivos fiscales para comprar
la lealtad de la oligarquía local mediante transferencias de rentas (de los pobres hacia los ricos). Además su permanente carácter transitorio y
su renegociación cada cinco años, es usado como chantaje permanente del Estado
español para comprar lealtades y asegurar su agenda.
Todo esto hace que el
REF contenga lo que a Madrid le interese que contenga. Es más, el Estado cumple
e incumple a su antojo. El Estado nunca ha respetado, siquiera, los artículos
95 y 96 del REF, que le obligan a un nivel mínimo de inversión en Canarias
igual, al menos, a la media estatal.
Canarias es una de las
comunidades con menor inversión del Estado pero es contribuyente neta a las
arcas del Estado (si tenemos en cuenta, no solo el déficit presupuestario,
prácticamente en equilibrio por el criterio del flujo monetario, sino el
superávit de las cotizaciones a la seguridad social).
La otra pata del marco
jurídico canario es su relación con Europa. La integración de Canarias en la UE
fue una integración IMPUESTA, en el sentido literal del término, al rechazar el
Parlamento de Canarias (22.06.1985) las condiciones recogidas para las Islas en
el Tratado de Adhesión de España a las CC.EE., por entender que el Gobierno
central no había negociado, ni defendido, adecuadamente nuestras
especificidades históricas, pese a que el acervo comunitario siempre ha dado
cabida a los regímenes especiales preexistentes de los Estados miembros con
alguno de sus territorios, en el momento de la integración.
Sin embargo, este
rechazo del Parlamento canario no fue tenido en consideración, al ratificarse
días después dicho Tratado por el Parlamento español (12.07.1985), pese a las
supuestas garantías establecidas en defensa de nuestro régimen especial, tanto
en la Constitución Española como en el Estatuto de Autonomía.
Es más, la integración
de Canarias se produce bajo el Estatus de Región Ultraperiférica (RUP), en
lugar de cómo País y Territorio de Ultramar que hubiese sido un régimen más
acorde con las tradicionales libertades fiscales y comerciales de los fueros
canarios.
Con la decisión de plena
integración en la CEE de Diciembre de 1989, obligada por las nefastas
condiciones tramadas en 1985 para nuestras exportaciones agrarias, se pone fin
a las franquicias aduaneras que aún se mantenían, aplicándose en las Islas la
política arancelaria comunitaria frente a terceros países en detrimento de la
libertad comercial consagrada por las franquicias y obligando a Canarias a
comprar artículos, incluidos los de primera necesidad, a precios superiores a
los internacionales.
Además, su calificación
como RUP sumerge a Canarias aún más en la incertidumbre pues la creación de un
Estatuto Permanente en el marco de las RUP es contrario al Derecho Comunitario,
cosa que no ocurriría si Canarias fuese Pais y Territorio de Ultramar asociado
a la UE, como ocurre con 21 territorios del Reino Unido, Holanda y Francia.
Canarias es un ejemplo
de lo peligroso que puede ser renunciar a las libertades recogidas en los
fueros históricos. Han transcurrido casi 45 años desde el primer REF en 1972
que supuso el principio del fin de los Puertos Francos canarios y sus
tradicionales franquicias aduaneras y fiscales. Han pasado 20 años desde la
integración de Canarias en la Union Europea Las cifras no mienten. Tanto el
sector primario como el sector industrial, y finalmente el sector financiero
canario han sido desmantelados progresivamente, convirtiendo a Canarias en una
colonia turística.
Si el REF y la
integración en la UE como RUP fueron diseñadas para favorecer el desarrollo de
Canarias han fracasado miserablemente. Pero es que ni el REF ni el estatus RUP
fueron elegidos para favorecer el desarrollo de Canarias sino para favorecer
los intereses del Estado español y de las grandes empresas españolas en
Canarias. La RIC por ejemplo es un instrumento que prácticamente permite
comprar la tierra y luego deducírselo en incentivos fiscales. A eso se reducen
las posibilidades en Canarias, cortado el desarrollo y frenadas las
oportunidades el único recurso es vender la tierra como los nativos encerrados
en la Reserva india.
El REF es simplemente un
mecanismo de extracción de rentas, que junto con las transferencias fiscales
desde el Estado y Europa lo único que han creado es un régimen extractivo y
redes clientelares en Canarias. Los incentivos fiscales y los diferentes
instrumentos como la Zona Especial Canaria o el Registro de buques no están
diseñados para ser competitivos internacionalmente sino para fomentar la
implantación de empresas españolas en Canarias. Pero como dijeran los
economistas Acemoglu y Robinson, un régimen económico extractivo no se puede
sostener en el aire, necesita de un Régimen político igualmente extractivo que
lo sostenga. Ese Régimen político extractivo se llama Ley Electoral Canaria,
con barreras electorales del 30% de la circunscripción insular o donde el voto
de una persona en una isla puede valer 12 veces el valor del voto en otra isla,
entre otras muchas lindezas que serian largas de enumerar….. asi de subtropical
y bananero es el Régimen electoral canario.
Por otra parte, los
beneficios y exenciones fiscales, sirven para comprar lealtades de la pequeña
oligarquía local. Cuando en el Imperio Britanico en la India un maraja se
rebelaba, Inglaterra le permitía poner un impuesto a costa de su propio pueblo
para mantenerlo leal. En Canarias pasa algo parecido, un impuesto por aquí, una
exención fiscal por allá. El REF básicamente es eso, transferencias de rentas, creación de
chiringuitos extractivos, de redes clientelares y de incentivos a las grandes
empresas españolas que operan en Canarias….
Volviendo a Euskadi, suelen decirse
cuestiones muy burdas y manifiestamente falsas sobre el Concierto. Se le acusa
de sobrefinanciación (tener dinero no es garantía de buena gestión, como lo
demuestran los países con hidrocarburos en abundancia), de ser una cesión al
PNV (hasta la segunda república no reconoce el Concierto), o a ETA (es un
elemento de estabilidad y vinculación a España, algo que para una organización
marxista revolucionaria le importa poco), o tantas otras que una lecura seria y
sosegada desmiente y desmonta. Indudablemente en País Vasco y Navarra, en Hego
Euzkadi, existe un nivel de vida mejor que en otros territorios del estado
español. El Sistema de Concierto y Convenio son una inigualable herramienta.
Pero ni más ni menos que eso, un instrumento. Otras son las razones de su
utilidad y éxito en estos tiempos.
Uno ha de tener la
autonomía y el autogobierno que se pueda permitir, en su estabilidad económica
y financiera. Vivir por encima de las posibilidades es un riesgo en el que no
se puede caer. Es por ello que la voluntad política debe estar sustentada en la
capacidad de recaudación y de gestión de los recursos propios, sin olvidar la
solidaridad con otros. Seguramente sorprenda, pero el sistema de Concierto y
Convenio es perfectamente exportable para quien así lo quiera. El cupo se
sustenta en el pago del 6'24% de las competencias no transferidas y gestionadas
por el estado en el territorio vasco. Es por ello que la suma de todos los
territorios da 100. Es una cuestión política. Al igual que igualar por abajo es
un crimen. Si hay que hacer algo es dotar de mejores mecanismos al que carece
de ellos. Y no quitárselos a quien los posee. Y más cuando, a consecuencia de
las chapuzas de la década de 2007 a 2017 en el modelo de financiación
autonómica, ha provocado que en las 15 autonomías de régimen común exista una
deuda conjunta que supera los 200 mil millones de euros hacia el estado.
2017 será un año en el
que habrá que revisar el cupo, la aportación y el sistema de financiación de
las autonomías de régimen común. Es un problema grave y postergado. Y debe
resolverse, en principio, con sentido común. Y con responsabilidad. Cualquier
ataque al Convenio y la aportación y al Concierto y el cupo supondría, en la
mayor, la desestabilización de la relación de vascos y españoles, y en la menor
una merma significativa de la financiación de los servicios públicos de País
Vasco y Navarra. Supone atacar a las capas más débiles de la sociedad vasca,
que son las que más se benefician del actual sistema de Concierto y Convenio. Y
la prueba de la estabilidad es que mientras el sistema foral ha tenido una
metodología, el general ha tenido 7, fracasadas todas, y se debe encontrar,
tras los parches, una octava, que no sea “satánica”, como definió Cifuentes a
la actual. Ah, curioso que su correligionario andaluz, Moreno Bonilla fuera el
que calificara a Madrid como “paraíso fiscal” … en fin, Spain is diferent.
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