Pa zajorín, cho Plomo

Pa zajorín cho plomo decían los viejos cuando querían señalar a alguien que no entendía nada por mucho que se le explicasen las cosas, por mucho que se le "picase menúo pa la cachimba"...

Y no, no es que a mí "se me vaya el baifo" o que "haga el salvaje", es que a cho Plomo el tenique no les da para más... 

Yo se que la forma en la que digo las cosas, a veces, es como un variscazo a las canillas y algunos se puede molestar, pero "cada cual pronuncia a su paladar"... El problema es que si digo las cosas de forma sutil cho Plomo no las va a entender y si se las suelto al trancazo, con compasión despiadada, como suelo hacer, cho Plomo se va a ofender. Aunque en realidad ese es su problema y no el mío.

Cho Plomo lo que quiere es "mirar el andar de la perrita", y "ya si eso me avisas". Porque olvidó aquello de que "el que quiera lapas que se moje el culo", olvidó que el honor y el crecimiento está en el esfuerzo. Cho Plomo quiere sacar grano y comer tafeña de tierras que nunca sembró. Y así se cree más listo que nadie porque no se da cuenta de lo tonto que es.

Cho Plomo es básico, sencillo, no entiende de sutilezas. Se le ve venir de lejos. Su realidad es lo que ve, lo que puede tocar. No le cuentes historias que se pierde. Lo suyo es la lógica de primer grado, y eso lo hace un auténtico incompetente en sistemas complejos como la economía o la ecología. 

Y es que cho Plomo suele tener un bloque de a 20 en el totiso y su definición de largo plazo es un trabajo temporal de seis meses. Eso cuando no va de zorrocloco diciéndose a si mismo que "vale más una vieja que un pejeverde" pero el hombre, generalmente, solo consigue pescar, de relance, cabozos con gambas. 

Y sí "el conejo le enrisca a la perra" muchas veces es por cobardía, envidia o conveniencia, o por simplón, o por no ponerle cuento, o por no estar atento, o por no alcanzar. Porque cho Plomo, llegado el momento, es el primero que se baja de la guagua con la guagua en marcha... Y es que si no confías en ti mismo poco vas a poder confiar en los demás. Y por mucho que lo disfrace, o que lo intente racionalizar, en el fondo, es cobardía,.... y eso en el mejor de los casos..., o mezquindad en el peor. 

Cho Plomo no se fía, encerrado en su pequeña realidad insular. Y, ante la sugerencia del otro, su orgullo se defiende alegando aquello de que el otro es aprendiz de todo y maestro de nada, como excusa y salida fácil, porque nuestro hombre desconoce que la frase completa es "Aprendiz de todo y maestro de nada, pero casi siempre mejor que maestro de una sola cosa". Porque nuestro hombre sabe las cosas solo a mitad, de manera superficial.

A cho Plomo le ponen dos cosas, la simpatía y la autoridad. Es un ser emocional de racionalidad incipiente, presa fácil de charlatanes y hueso duro de roer para gente seria. El mundo al revés.

Cho Plomo es de la filosofía de "piña asada piña mamada", pero olvida aquello de que "con la cuchara que coges con esa comerás". Una frase con la que los antiguos nos recordaban el asumir la responsabilidad de nuestra vida, del ser dueños de nuestro destino. Pero cho Plomo es incapaz de ver las consecuencias a largo plazo de sus acciones. No alcanza. Repito, se cree listo porque no se da cuenta de lo tonto que es.

También desconoce que los guanches creían que el hombre se desarrolla por etapas, alcanzando niveles cada vez mayores de entendimiento y ampliando su círculo de acción y entendimiento hasta abarcar la totalidad. "Todos subimos la misma montaña pero por caminos diferentes y aprendiendo cosas distintas" decían, decires guardados en el secreto de la tradición oral que Cho Plomo cree que no existe.

Y es que quien se quedaba en solo las primeras fases era considerado un hombre débil, casi un niño, o alguien con la "frente demasiado fina", en el sentido de un neocórtex poco desarrollado. Que es lo que ha ocurrido en esta tierra desde la conquista, al olvidarnos de la filosofía de lo que fuimos generamos hombres y tierras baldias.

Por eso cho Plomo espera que el gobierno le dé la cuchara y le resuelva todo, porque cho Plomo no quiere salvarse, quiere que alguien lo salve. Lo cual le hace merecedor de sus cadenas. Quiere ser dueño de algo pero no admite la responsabilidad de serlo, y eso lo convierte en un esclavo subvencionado. Porque a cho Plomo es fácil y barato "untarle los besos" pa que entre "como peje en gueldera".

Cho Plomo tampoco sabe colaborar porque no entiende que la manada es más fuerte que la suma de los componentes. Y sobre todo porque todavía tiene muchísimas cosas que probarse a si mismo. Le falta un "jervor"

Y así cho Plomo no hace caso de quien sabe más que el... Porque el otro es un "echado pa'lante" y no ser menos que el vecino es el último refugio de la autoestima. Y es que una de las cosas que tampoco entiende cho Plomo es que nuestro primer enemigo es nuestra propia cultura, nuestra propia identidad deformada.

Porque esa cultura e identidad no es la original, no es la verdadera, sino que fruto de 500 años de colonización, de maladaptación a unas condiciones tóxicas, de un virus que nos inocularon desde España. Y generó una cultura de esclavos porque el canario construyó su identidad en negativo, afirmando lo que no es, en lugar de afirmar la dignidad de lo que fue.

Y aunque lo disimule, se siente huérfano. Tiene la conciencia neblinada, porque se la neblinaron a proposito, para domesticarlo como se doméstica a un perro o como se doma un caballo, y le dan unos granos de millo mientras le sacan la leche y la carne. Un ignorante y un ignorantado que olvidó que tiene raíces. Las raíces profundas de los que estuvieron aquí antes de que llegaran los otros. Por eso hay que bucear en la memoria, porque la memoria tiene poder.

Nuestro hombre está erróneamente convencido de que España nos mantiene, de que Marruecos nos invade sin darse cuenta de que quien nos tiene invadido y sometido desde hace siglos es España. Cree que no podemos desarrollarnos porque somos islas. No entiende que quizás, la verdadera razón sea que nos tienen puesta la pierna encima para que no podamos levantarnos..., y eso es siempre señal de que hay algo que tenemos todavía que aprender, algo que tenemos que cambiar en nosotros para no ser tan simplones. 

Cho Plomo piensa que el problema son los caciques, porque lo único que alcanza a ver es la capa exterior de la cebolla. Piensa que son unos abusadores y unos corruptos, porque cree que el amo de Madrid no sabe lo que ocurre en su finca de Canarias. Y es que olvidó que el capataz de la finca está para sacarle el cuero a los jornaleros siguiendo las instrucciones del amo que es quien le paga y lo mantiene en su puesto. 

A cho Plomo "le falta una papa pal kilo". Por eso está convencido de que España nos mantiene porque, otra de las cosas que tampoco entiende, es que "nos engañan con el peso y la medida". Nos quieren hacer creer que a más cabras menos leche... y los hoteles llenos... cho Plomo se lo cree, y no entiende que lo que ocurre es que alguien se está bebiendo la leche antes de que llegue al cacharro.

En fin, pa zajorín cho Plomo... hombre tenemos!

PD: Y por qué uno insiste cuando la ingratitud y la estupidez es la característica principal de cho Plomo?  Por qué seguir cuando mandarlo pal carajo sería lo más fácil?... Por qué tratar de sembrar en campos baldios y estériles? Por qué luchar por quien no se lo merece? ... Pues porque dejar de hacerlo sería admitir que los otros ganaron...

Los artículos de este blog no son debates teóricos, son batallas por la definición de la realidad. Las narrativas no son inocuas, según quién las use son instrumentos de liberación o de poder y dominación. Mientras dejemos que otros dominen el relato, que escriban nuestra historia o eduquen a nuestros hijos según su versión de las cosas, otros establecerán el marco y definirán quienes somos,... definiendonos como apéndices y no como sujetos y escritores de nuestro propio destino. Si crees que a alguien le vendría bien leer este artículo comenta y comparte...

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