Tenía pendiente escribir sobre mi amigo Marcos Tavío y su restaurante 8aborigen en la isla del Hierro desde hace tiempo, y lo voy a hacer por partida doble. Pero no voy a escribir sobre su maravillosa cocina ni describir la extraordinaria experiencia que es cenar en su restaurante, ni su maravilloso equipo. Eso lo han hecho muchos y llovería sobre el Atlántico. Yo voy a escribir sobre otra cosa. Yo voy a escribir sobre su capacidad de dignificar nuestra identidad y el pasado indígena.
Marcos es un ejemplo de la dignificación de nuestras raíces y de nuestra cultura ancestral cuando nos alineamos con el pensamiento y los verdaderos valores de los antiguos canarios. Porque Marcos lo hace todo con conciencia, con coherencia. Como un artesano del paladar y las sensaciones va buscando la perfección en las presentaciones, en los sabores, en los rituales. Busca el equilibrio, la belleza y la Esencia como si de un samurai japones se tratara. Y esa comparación no es gratuita, porque Marcos viene de la cocina japonesa.
Y entonces, ¿Eso no contradice lo que dije antes sobre nuestra identidad? No, para nada. Marcos recupera una filosofía que olvidamos y nos hicieron olvidar al imponer otra. Porque la búsqueda de conciencia, de belleza y de perfección en lo que hacemos es honorable, y eso es lo que buscaba gran parte de nuestro pueblo, al menos las clases sacerdotales y las clases con mayor nivel de conciencia.
El honor y la intencionalidad de las acciones desde la Esencia era lo que hacia que un gánigo fuese sagrado o que un ritual se hiciera correctamente. Eso era parte del sendero de Akorán, el ojo que nos observa en lo alto, desde más allá de las estrellas.
Akorán, el Artesano Divino, el Demiurgo Creador, puso intención y belleza en su Creación, y nosotros debemos hacer lo mismo. Por eso la moderación y la belleza nos alinean. Por eso el descuido y la exageración nos separa del camino. Por eso nosotros, para alinearnos con la intención de la Creación, tenemos que poner intención y cuidado buscando la perfección en nuestras acciones, dejando que nuestras acciones, nuestro trabajo, sea nuestra tarha y nuestra mejor ofrenda a la Luz que habita en nuestros corazones y en todo lo demás.
Eso es actuar con honor, como lo hace Marcos, buscando la combinación perfecta de sabores en una verdolaga, en un hongo silvestre, en un haba tafeñada o en una humilde hierba olvidada que consumían nuestros abuelos. Eso es honor que nos reconecta con la tierra y los ancestros.
Lo que pasa es que nuestra concepción del honor es muy distinta a la de los que vinieron después y pervirtieron nuestra mente. Actuar con honor es actuar con responsabilidad y respeto, y es alinear nuestra intención con la Creación siguiendo los preceptos de Akorán. Porque, cuando nos alineamos con su intención, la Luz que nos mira desde lo alto nos impulsa y nos sustenta, y nos llena de abundancia que es la gracia del cielo.
Y eso es lo que hace Marcos innovando, poniendo amor e intención en todo lo que hace, cuidando los detalles, llevando el gofio a otro nivel, haciendo que un pedazo de humilde pota se transforme en una explosión de sabores en la boca…., como la explosión de la estrella primordial, como la Madre del Cielo cuando hizo la primera Creación, como Chaxiraxi cuando creó el primer cielo,... y por eso todavía vemos estrellas correr por el cielo, porque son las chispas de esa primera explosión.
Y aunque la mayoría de los canarios lo ignoren - y muchos crean que en nuestro pasado ancestral no hay valor sino vergüenza, que son cosas de brutos - lo que estoy contando es parte de nuestra tradición y nuestros valores más ancestrales. Un pensamiento norteafricano que podemos ver en el código de honor y la cosmovisión de nuestros primos tuareg, y en el concepto de Ma`at del Antiguo Egipto, e incluso en las crónicas de la conquista, aunque malinterpretado y deformado por la visión de los extranjeros.
Una forma de pensamiento que honra y respeta todo lo creado, porque todo es sagrado… y el honor que nace, en última instancia, al alinearte con eso. Por eso recuperar las raíces y la identidad ancestral, como hace Marcos, es importante. Porque cuando la descubres encuentras en ellas dignidad y proposito.
Tanemirt Marcos por recordarnos la dignidad de lo que somos..., tanemirt por dignificar el ayer y el hoy.
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