Cuando viví en Alemania trabaje en la tesorería del LBBW, uno de los mayores bancos alemanes. Llevaba la mesa de Bonos Internacionales y Corporativos con Richard, que había estado gestionando bonos japoneses en Deutschebank. En el equipo había varios junior que se dedicaban a la ejecución de órdenes de las cajas de ahorro alemanas más pequeñas. Uno de ellos era un chico rumano, Peter.
A Peter le gustaba el fútbol y los BMW. Había crecido en Rumanía bajo el régimen de Ceaucescu pero tras la caída del muro de Berlín había conseguido rápidamente la nacionalidad alemana al ser descendiente de tropas alemanas que quedaron en Rumanía al final de la Segunda Guerra Mundial.
Era más o menos de mi edad y me caía bastante bien. En una ocasión le pregunté como era la vida en la Rumanía comunista de Ceaucescu. Me contestó que eran pobres como ratas, que en la escuela no tenían casi ni pupitres...
Pero también me contó que lo llevaban bien y no se rebelaban porque estaban protegidos por la ignorancia. Pensaban que eso que vivían en Rumania era lo normal y que en otros países se vivía igual. Fue al caer el muro de Berlín, la censura informativa, la propaganda y el aislamiento que se dieron cuenta de la realidad de su situación.
Al canario le pasa un poco lo mismo. Cree que su situación es normal y que su sociedad es normal. Al fin y al cabo si tanta gente quiere venir de vacaciones o a establecerse aquí debe de haber bueno...
No se dan cuenta que los incentivos que tienen esas gentes por venir o establecerse es a costa suya. No se dan cuenta de lo disfuncional y perversa que es su realidad y su sistema. Están convencidos de que son europeos como el que más y no solo se creen sino que defienden las mentiras que les cuentan sus amos.
En palabras de Manuel Alemán tienen la "conciencia neblinada", es decir no alcanzan a entender completamente la realidad en la que vive, no los mecanismos de opresión, ni su identidad ni sus orígenes...
Como me han dicho muchos extranjeros residentes en Canarias, el canario es ingenuo pero feliz. En su ignorancia y conciencia neblinada le pasa lo que a mí amigo rumano cuando era pequeño..., pensaba que lo que vivía era normal, cuando no lo es.
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