¿Soberanía alimentaria y energética bolivariana? pues va a ser que no

Se ha comprobado por fin ante las narices de todo el mundo que el bloqueo económico es irrelevante para hacer fracasar a los regímenes socialistas como el cubano. El brillante ejemplo de la Venezuela bolivariana demuestra una vez más que dichos regímenes no son más que regímenes extractivos, es decir o dictaduras o pseudodemocrácias cleptocráticas.

No es que todas las psuedodemocracias o dictaduras cleptocráticas sean "bolivarianas", ya hemos comentado en otros artículos que lo de Menem en Argentina o lo de Carlos Andres Perez en Venezuela también lo eran. La razón es que bajo un sistema extractivo propio de regímenes débilmente institucionalizado - es decir con instituciones débiles, sin independencia real y capturadas por la élite - lo de izquierda o derecha no pasa de ser una mera cuestión estética.


La izquierda ecologista - que en muchos casos tiene al socialismo siglo XXI como referencia ideológica - suele tener dos caballos de batalla; la soberanía alimentaria y las energías renovables / soberanía energética. Veamos cual es la realidad de Venezuela.

La izquierda ecologista que esperen ver en Chávez un modelo de gestión política respetuosa con el medio ambiente deberían pensárselo dos veces: en el año 2012 Venezuela producía el 0% de su electricidad de fuentes renovables eólica o solar, frente al 0,9% de Colombia, al 2% de Perú, al 5,7% de Chile o al 8,8% de Uruguay. También fue el país que más toneladas métricas per cápita de CO2 emitió en 2009 (último año disponible): 6,5 frente a las 3,9 de Chile, a las 2,4 de Uruguay o a las 1,6 de Colombia y Perú. Y, asimismo, también fue el territorio que más vio retroceder su masa forestal: de 2000 a 2010. En Venezuela cayó del 55,7% al 52,5%, mientras que en Perú pasó del 54,1% al 53,1%, en Colombia del 55,4% al 54,5%, en Chile del 21,3% al 21,8% y en Uruguay del 8,1% al 10%.

Que un país que se sienta sobre las mayores reservas de crudo y es uno de los principales exportadores de petróleo tenga que importar gasolina - unos ciento diez mil barriles de gasolina cada día - no es síntoma precisamente de ninguna soberanía energética. Las refinerías han batido el record de accidentes laborales de toda la industria y de todos los tiempos y no estan a plena capacidad por falta de inversión y mantenimiento. Cosas de la obsolescencia. Cosas del modelo cleptosocialista.



En cuanto a la soberanía alimentaria Venezuela - la tierra prometida de los isleños que se convirtieron en ella en los reyes de la agricultura - siguiendo la gloriosa tradición de Zimbabue ha pasado de autoabastecerse y exportar alimentos a tener que importar el 70% de sus alimentos para poder alimentar a su población.

La Soberanía Alimentaria era un objetivo del régimen chavista en Venezuela. En abril del año 2003, Chávez puso en marcha la Misión Alimentación para consolidar la soberanía alimentaria, tener el control de la alimentación del pueblo y garantizar que los alimentos llegaran a todos por igual. Fueron creadas las redes de panaderías, cafeterías y areperas socialistas, además de Mercal, Pdval y Cval, con el propósito de comercializar los productos de la cesta básica a precios regulados.

Pero, en vez de impulsar la siembra y producción nacional de alimentos, se decretaron controles de precios y se expropiaron empresas distribuidoras y supermercados: Hipermercados Éxito, Cada-Cativen-Casino, Lácteos Los Andes, Cargil, Monaca, empresas arroceras, centrales azucareros y haciendas. Agroisleña, la gran empresa canaria que mantenía en pie gran parte de la producción agrícola en Venezuela también fue expropiada.




En plena huelga petrolera, el 22 de diciembre del año 2001, el Gobierno creó lo que se conoce con el nombre de Central Agroindustrial Azucarero Ezequiel Zamora (Caaez), con un presupuesto de 580 millones de dólares y la asesoría de brasileños y cubanos. Chávez prometió crear la más extraordinaria central azucarera del mundo mundial y parte de la galaxia. 

Debía inaugurarse para el año 2005 y producir 7.000 toneladas diarias de caña de azúcar, pero pasados cuatro años llegó el 2005 y todo seguía igual. La central azucarera más extraordinaria del universo y parte del extranjero, solo era una proyecto que existía sobre el papel. Entre 2002 al 2006 se transfirieron 746 millones sin que en la finca se viera una Viga.

Para tapar ese escándalo y buscando comenzar a “producir” de alguna forma, el Gobierno empezó a invadir y expropiar fincas productivas. Y en la mañana del 9 de septiembre del año 2005, la hacienda de “Agropecuarias La Marqueseña”, la que había sido durante 60 años un modelo de producción agraria y pecuaria, fue invadida por el ejército, alegando que esa tierra era del Estado porque los propietarios de la finca no tenían el permiso de propiedad del año 1821.  

El “método Chaz”, no era otra cosa que tomar las tierras productivas por soldados armados hasta los dientes, acosar al productor, con jueces, funcionarios y ministros, llamándolo “latifundista” y amenazarlo hasta el punto de llegar a un “acuerdo” en el cual el Gobierno decidía cuál debía ser el valor de la tierra invadida, pero del que nunca pagaba un centavo.

Ordeñando las vacas bajo la mirada atenta de un soldado venezolano
Se decía que Atila, el rey de los Hunos, tenía tanta fuerza y barbarie que en la tierra que pisaba la pata de su caballo, no volvía a florecer nunca nada. El “método Chaz” era muy parecido. Finca tras finca fueron invadidas, taladas, totalmente arrasadas.

Finalmente el Central Agroindustrial Azucarero Ezequiel Zamora se inaguró en Noviembre del 2006 y la producción actual no llega las 2.000 toneladas, es decir el 28% de la capacidad de 7.000 toneladas que se anunció en un principio. ¿Donde está la plata que falta? pregúntaselo a Chavez porque la transparencia en Venezuela es nula.

La central azucarera estratosférica más mejor del mundo entero y parte de la galaxia
El Gobierno, durante más de una década, se dedicó a expropiar, invadir y hostigar a los productores nacionales, quitándoles sus tierras, su ganado, sus siembras y persiguiéndolos hasta que no quedara nada en manos de lo que llamaron “latifundistas”, que no eran más que campesinos con tierras o productores con tecnología, que se dedicaron a producir arroz, maíz, azúcar, leche, queso, huevos, ganado, etc..

De allí, se inició la segunda fase. Vinieron las expropiaciones a los distribuidores de alimentos de primera necesidad, como aceite, harina, arroz, etc. Y aquellos pocos que no eran invadidos ni expropiados, eran obligados a vender sus productos a pérdida.  Pero el gobierno no se quedó allí y no se conformó con expropiar a los productores, ni a los distribuidores, iniciando la tercera y última fase del proceso de destrucción del aparato productivo nacional. A principios del año 2010, se expropiaron los supermercados Éxito y Cada, lo que daba término al macabro plan, iniciado 10 años antes. La cadena de producción de alimentos había quedado en manos del Gobierno: producción, distribución y comercialización de alimentos en manos del Estado.


Expropiación de Hipermercados Exito

Un estudio realizado para las Naciones Unidas sitúa a Venezuela, en términos de escasez, en la misma posición de un país en guerra o de los que han padecido una catástrofe natural. El economista Roberto Rigobón del MIT ha asegurado que el 75% de los productos de alimentos han desaparecido del mercado en los últimos dos años y señaló, en el foro Perspectivas 2013 organizado por el IESA, que en Caracas sólo se encuentra 17% de los productos de la cesta básica. Los fallos de abastecimiento en el sector de la alimentación dejaron de ser un problema coyuntural para convertirse en un problema estructural.

Tres millones de hectáreas fértiles expropiadas fueron abandonadas. Así que recurrieron a los dólares, que nos da el petróleo, para importar alimentos. El fracaso del plan “independencia alimentaria” llevó al gobierno a importar los alimentos que los agricultores y ganaderos de las tierras invadidas antes producían pero que ahora, expropiadas, no podían.

Expropiaciónde Truchicutura
Miles de toneladas de alimentos llegaron desde todas partes del planeta. Caraotas de Nicaragua, carne de Argentina, arroz de Estados Unidos. El “pabellón criollo” se empezó a importar. El Gobierno, en su afán de destruir a la empresa privada venezolana, terminó ayudando a los empresarios de otros países. De esa importación, surgió aquel monstruoso caso de corrupción de las millones de toneladas de alimentos podridos halladas en cientos de contenedores, varados en los puertos del país.

La caída de la producción agropecuaria ha sido de tal magnitud que incluso productos en los cuales Venezuela era exportador, como arroz y café, ha pasado a ser importador, mientras que en  otros cuya producción abastecía el mercado como caña de azúcar, pollo de engorde y maíz blanco, han tenido que ser importados para satisfacer la demanda interna. Para el año 2012 las importaciones generales del país llegaron a 63 mil millones de dólares, de los cuales más de 30 mil millones correspondieron a alimentos e insumos y equipos agrícolas.

En el año 2012, las importaciones agrícolas animales y vegetales se incrementaron un 99,9%, pasando de unos 2.500 millones de dólares a mas de 5.000 millones de dólares. Esta situación viene deteriorándose desde hace años. Por decreto N° 9300, del 27 de noviembre del 2012, el presidente venezolano impuso el “X Plan Excepcional para el Abastecimiento de Alimentos”. Van 10 planes “excepcionales” en 14 años de gobierno.

La escasez y desabastecimiento cada vez son más acusados

La importación de alimentos por persona - medidos en dolares constantes - más que se duplicó durante el régimen bolivariano, resultando que la "soberanía alimentaria" resulta ser en realidad un programa de petróleo por alimentos. Pero el dinero no es eterno y al Gobierno se le acabó, con lo que importar se hizo cuesta arriba. Por ello, la escasez de alimentos. Unos pocos productores intentando cubrir toda la demanda del país.


Tras 14 años de amenazas, persecuciones, invasiones, expropiaciones, controles de precios y de millones de dólares despilfarrados, el Gobierno Chavista dice que la culpa de la escasez de alimentos la acaparación de los especuladores y productores. Pero desde hace tiempo, las empresas productoras informan (entiéndase, informan al Gobierno), específicamente a la Superintendencia Nacional de Silos Almacenes y Depósitos Agrícolas (Sada) a través de su Sistema Integral de Control Agroalimentario (Sica), toda su producción diaria, el lugar adonde va dirigida esa producción y la cantidad que llega a cada centro de comercialización. Con lo que, evidentemente, se hace imposible el acaparamiento que los portavoces del Gobierno señalan.

Empresas Polar ha sido acusada de acaparar y “jugar” a la escasez de alimentos, pero fue su propio presidente, Lorenzo Mendoza, quien no sólo desmintió esta posibilidad sino que además señaló que los mismos funcionarios de Sada ordenan desviar toneladas de alimentos destinadas a los estados, para ser llevadas a Caracas. Empresas Polar sólo produce 48% de harina de maíz precocida; ¿dónde está la producción del “Gobierno revolucionario”, que es dueño de la otra mitad?

Cortesía del amado líder que vela por ti

Otro caballo de batalla habitual de la izquierda chavista fue el derecho a una vivienda digna, así que el gobierno chavista creó la Gran Misión Vivienda. Se estimuló la invasión de terrenos y propiedades como mecanismo esperanzador, creando falsas ilusiones de mejorar la calidad de vida. Sin embargo, la propaganda ha hecho creer que se ha resuelto el problema de la vivienda porque entregan 200 casas y parecen que son 2 millones; pero la realidad es que el déficit habitacional se incrementa cada año y 45% de la población sigue viviendo en barrios. 

A fin de destruir a la clase media profesional venezolana (ingenieros, arquitectos y constructores), el régimen contrató empresas rusas, bielorrusas, chinas e iraníes para construir poblados y polígonos; resultando viviendas mal construidas, defectuosas, incómodas, imprácticas, sin urbanización de sus áreas y sin títulos de propiedad porque son prestadas (no se pueden vender ni alquilar). A los pobres los sacaron de la chabola del cerro para llevarlos a la chabola de la urbanización, como las ciudades socialistas Caribia, Tiuna y Belén.


Las ideologías que fabrican pobres y esclavos deben ser denunciadas; y la pobreza hay que combatirla con educación. Por eso es obligatorio descubrir los mitos y mentiras del "socialismo del siglo XXI", un socilismo que se parece demasiado al socialismo del siglo XX y a las cleptocracias del tercer mundo. Un sistema que se ha dedicado a destruir a los ciudadanos creando dependencia, servidumbre y desestimulando el estudio, el trabajo y la preparación como mecanismos de movilidad social.








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