En su esfuerzo por blanquear la historia de España – y de negar la leyenda negra sustituyéndola por la leyenda Rosa de la Hispanidad – tarde o temprano salen a relucir “Las Leyes de Burgos” y que los españoles construyeron hospitales, universidades y carreteras como paradigma del magnánimo y desinteresado espíritu civilizador hispano. Faltaría más.
Los romanos construyeron termas, acueductos, carreteras y hospitales, pero no porque les preocupasen los nativos sino porque querían colonizar el territorio y extraer tributo del comercio. Construyeron lo que les interesaba. Lo mismo que los ingleses que construyeron hospitales, universidades, carreteras y ferrocarriles en la India y por medio mundo por la misma razón. Pero no, los españoles por lo visto lo hicieron por amor al arte, por amor cristiano a los indios y no para dotar de recursos a las necesidades de su propia administración colonial. Unicornios y arcos iris cristianos bailando cumbayá todo paz y amor. En fin…
Respecto a las Reales ordenanzas dadas para el buen Regimiento y Tratamiento de los indios o Leyes de Burgos de 1512…que supuestamente muestran el talante humano de los españoles de los negacionistas del genocidio. Otra falacia.
Las Leyes de Burgos se hacen DESPUES del genocidio en Canarias, en el Caribe y en diversas partes de América. La conquista de Canarias se había terminado 16 años antes, América se había descubierto 20 años antes. Las Leyes de Burgos se hacen porque precisamente hubo GENOCIDIO y la corona española se encontraba entre la espada y la pared.
La concesión de las Indias a los reyes de Castilla y sus descendientes venía condicionada por la consiguiente evangelización de los habitantes de las tierras descubiertas y por descubrir, tal como se recogía en las Bulas Alejandrinas. Era una concesión sometida a una condición suspensiva, de manera que, en caso de incumplimiento, podía ser revocada por el papa.
Cuando se descubrieron los yacimientos auríferos en la isla de La Española en 1503 la necesidad de mano de obra se incrementó considerablemente; ello propició la huida de muchos indios a las montañas, a otras islas e, incluso, el suicidio. Ante esto una real cédula de 14 de agosto de 1509 autorizaba la captura de indios en otras islas para conducirlos a la Española. De los indios apresados, tres cuartas partes pasaban a la Corona y el resto quedaba en manos de los captores. Fue tal el saqueo y la explotación que las Antillas quedaron prácticamente despobladas.
La población indígena era indispensable para los colonizadores para explotar las tierras y las minas. Descartada la opción de continuar el genocidio y la esclavitud, por que iba en contra de las condiciones impuestas en las bulas papales que otorgaban derecho de conquista a España y que corría el peligro de ser revocada, sólo quedó la alternativa de los repartimientos de indios entre los colonizadores. Y de los repartimientos se pasó a las encomiendas.
Las Leyes de Burgos son el intento de conciliar los intereses de los colonos encomenderos y los de la Corona, que era juez y parte. Por un lado tenían que resolver el problema de la evangelización, habida cuenta la escasez de frailes y clérigos en las Indias. Por otro la supresión de la esclavitud significaba poner fin al principal incentivo para acudir a poblar la “nueva frontera”. Si no había alicientes para los colonos, las Indias quedarían despobladas y la Corona no podía obtener ningún beneficio económico ni de los tributos de los pobladores ni de las minas.
La solución al dilema fueron las Ordenanzas de Burgos de 1512, producto de la inteligencia política y del pragmatismo de Fernando el Católico. Un monarca nombrado siete veces en El Príncipe de Maquiavelo como maestro del engaño y la mentira entre otras muchas lindezas. A cambio de mantener las encomiendas, el rey comprometió a los encomenderos a asumir las obligaciones de la evangelización, subsanando así la escasez de religiosos en la Española. Un tercio de las ordenanzas están dedicadas a resolver el problema de la evangelización de los indios: templos, catequesis, misas, sacramentos, entierros…
Para la evangelización y para el trabajo en las granjerías era indispensable el desarraigo de la población indígena y reducirlos a vivir junto los españoles (ordenanza 1ª). Ello traía consigo un proceso de aculturación que afectaba a las viviendas, alimentación, vestido, número de indios a repartir... lo que abrió nuevas vías de explotación a los indios al obligarlos a pagar precios desorbitados por los suministros que "cristianamente" les facilitaba el encomendero.
La regulación de las condiciones laborales de la población indígena está en íntima relación con el problema de los malos tratos y, al mismo tiempo, con el colapso demográfico que sacudía a las Antillas mayores en esos momentos fruto del genocidio español del pueblo taino. Se estaba “matando la gallina de los huevos de oro”. En efecto, sin indios no hay tierras ni encomiendas; sin indios, no hay Indias ni derecho de conquista porque no hay nadie a quien evangelizar…
Como nos cuenta Antonio Espino López, catedrático de historia;
“las leyes de Burgos y Valladolid de 1512-1513, no debieron funcionar muy bien cuando en 1526 volvía a legislarse con las Ordenanzas de Granada. Pero es que en 1542 la Monarquía se vio obligada a tomar de nuevo cartas en el asunto con las llamadas Leyes Nuevas, otro cuerpo legislativo cuya intención última, más que indigenista, era establecer nuevas barreras al poderío económico, el prestigio social y el incipiente poder político de los conquistadores y los encomenderos. Grosso modo, en lo que respecta al bien estar de los aborígenes, todas ellas fueron papel mojado. Y eso es lo que cuenta.”
Tanto en Nueva España como en Chile o Filipinas se continuó esclavizando indios amparándose en las viejas leyes de la guerra hasta bien entrado el siglo XVII.
Los conquistadores españoles no fueron a las Indias con el animo de cultivar las tierras ellos mismos con las bestias y el arado. Fueron a capturar esclavos para que las cultivasen por ellos y si de paso encontraban oro y plata mucho mejor. Lo que movía a los conquistadores, en palabras propias de muchos de ellos, era el buscar repartimientos para él y para sus soldados, el guerrear y conquistar contra los indios, pura y simplemente para sojuzgarlos, para convertirlos en mano de obra esclava y enriquecerse con su sudor. Necesitaban esclavos porque se veían a sí mismos como señores de vasallos.
Daron Acemoglu, permio Nobel de Economía lo resume estupendamente.
"A lo largo del mundo colonial español en América, surgieron instituciones y estructuras sociales similares. Tras una fase inicial de saqueo y codicia por el oro y la plata, los españoles crearon una red de instituciones diseñadas para explotar a los pueblos indígenas. La gama completa de encomiendas, mitas, repartimientos y trajín fue diseñada para reducir el nivel de vida de los indígenas a un nivel de subsistencia y, así, extraer todos los ingresos excedentes para los españoles. Esto se logró expropiando sus tierras, obligándolos a trabajar, ofreciendo bajos salarios por sus servicios, imponiendo altos impuestos y cobrando precios elevados por bienes que ni siquiera se compraban voluntariamente. Si bien estas instituciones generaron una gran riqueza para la Corona española y enriquecieron enormemente a los conquistadores y sus descendientes, también convirtieron a Latinoamérica en el continente más desigual del mundo y socavaron gran parte de su potencial económico."
Si se había legislado a favor de los indios desde 1512, cómo es posible que en 1542, en las Cortes de Valladolid reunidas dicho año, los propios procuradores castellanos le recomendasen a Carlos I lo siguiente: «Suplicamos a V. M. mande remediar las crueldades que se hacen en las Indias contra los indios, porque dello será Dios muy servido y las Indias se conservarán y no se despoblarán, como se van despoblando»
Pero los españolitos nos quieren hacer creer que la conquista de Canarias y América, el terror y el genocidio, no fue por codicia sino por el amor a Cristo y el afán civilizador... en fin... patéticos como solo pueden ser patéticos los españoles.
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