Por Jorge Dorta
Han conseguido implantar el término de lejanía, insularidad y ultraperiferia como sinónimo de minusvalía, de discapacidad, de necesidad de ayudas y subvenciones, bajo la premisa de que no podemos valernos por nosotros mismos.
Nos han convencido y nos han hecho creer que es necesario proteger el mercado interno con medidas proteccionistas, argumentando que nuestro territorio es pequeño y fragmentado, y nosotros unos incapaces que tienen que vivir de la caridad del resto del Estado.
También nos han hecho creer que somos europeos, que estamos integrados en Europa en igualdad de condiciones con cualquier otro territorio continental.
Nos han vendido la idea de que Europa es una especie de paraíso, que nos beneficia y nos protege con ayudas y subvenciones, como si todo fuese un negocio redondo.
Además, han propagado la noción de que estamos conectados con la economía mundial, que somos internacionales gracias al turismo y otra serie de machangadas por el estilo. Al fin y al cabo eres ciudadano de la Unión Europea, ¿no? Como si una cosa tuviera que ver con la otra.
El problema es que nos hemos creído y aceptado todas estas medias verdades, que no son más que la peor de las mentiras. Eso si, mentiras bien disfrazadas.
¿Lejanía de qué? Mira un mapa. Estamos situados en el centro del mundo, en el corazón de las principales rutas aéreas y marítimas mundiales que atraviesan el Atlántico de Norte a Sur y de Este a Oeste. ¿Acaso la distancia de Singapur o Taiwán respecto a Estados Unidos, atravesando todo el Pacífico, o del norte de Europa hacia Asia, cruzando el Índico, el canal de Suez, el Mediterráneo, Gibraltar y el Canal de la Mancha, ha sido un obstáculo para su desarrollo?
¿Insularidad? ¿ Acaso Japón, Taiwán o Singapur no son islas también?
No, pero es que están cerca del continente. La distancia de Taiwán a China es mucho mayor que la de Canarias a España (2100kms frente a 1740kms). La distancia de Japón a China también.
No, pero es que Singapur está pegado a Malasia, al continente. Y Canarias a Marruecos y a África, ¿Y? …¿O acaso estamos en medio del Atlántico como las Azores? “De Fuerteventura a Berbería se va y se viene en el día”.
No, es que Canarias es pequeña ¿Pequeña? Singapur tiene el tamaño de la isla de La Palma y genera cinco veces el PIB de Canarias.
No, es que somos un mercado interior fragmentado y pequeño por lo que es necesario proteger el mercado interno con medidas proteccionistas. Un mercado pequeño no basta por sí solo, es insuficiente. Lo que hay que hacer es mirar hacia el exterior, hacia los mercados exteriores, participar en ellos y eso no se hace con medidas proteccionistas.
El proteccionismo tiene sentido cuando está asociado a políticas de industrialización por sustitución de importaciones, pero estas estrategias solo funcionan en mercados de gran tamaño, como el chino. En países medianos, como Argentina y otros de América Latina que lo intentaron —principalmente para favorecer a sus élites a costa de los consumidores—, fracasaron. O, más bien, funcionaron únicamente para mantener a esas élites cómodas y cautivas. Pretender implementar algo similar en unas islas pequeñas y que funcione no es más que ingenuidad, por no decir una locura.
Todas las islas que han prosperado lo han hecho gracias al libre comercio, es decir, al desarrollo impulsado por la internacionalización, como han demostrado los ejemplos de Taiwán, Singapur o la República de Venecia. Esto requiere Puertos Francos y libertades comerciales como las que teníamos en nuestros fueros históricos y que perdimos a través del REF y de la incorporación a la UE.
Por el contrario, en toda colonia se restringe el libre comercio y se imponen medidas proteccionistas para mantener cautivo al mercado, favoreciendo así a la metrópoli. ¿No era eso lo que hacia España con sus colonias Americanas y el comercio de flotas? ¿No es eso precisamente lo que ocurre en Canarias con respecto a España? Pregúntate quién se beneficia del régimen actual y a quien perjudica ¿Quien hace el negocio? Creo que tú, precisamente, no.
Que exista libre comercio no significa que no puedas proteger ciertos sectores, como el primario, o ofrecer incentivos fiscales a industrias emergentes para fomentar su desarrollo. Lo que no tiene sentido es encerrarte en ti mismo, en un mercado interior insuficiente u otorgar beneficios fiscales a una industria consolidada como el turismo. Eso tiene otro nombre. "Colonia turística" o "extracción de rentas" son las formas más suaves de describirlo.
Y no, no estamos en Europa de tú a tú. Existe una aduana entre Canarias y España, al igual que entre Canarias y el resto de la Unión Europea. En otras palabras, estamos atrapados en una jaula dentro de otra jaula. Y esa aduana funciona con la clásica "ley del fonil": la parte ancha para ellos, la estrecha para nosotros.
Ni somos internacionales ni estamos integrados en la economía mundial. Más del 90% de nuestras importaciones se las compramos a España. Somos una colonia turística y un mercado cautivo. Y si fusionamos ambos conceptos, podemos prescindir del adjetivo "turística" y quedarnos únicamente con "colonia".
Europa ha sido una mina de oro, pero solo para los políticos que se mamaron las subvenciones europeas y se construyeron chalets en Miami y cosas de esas. Y para las doce familias plataneras, y para las aerolíneas y navieras españolas, y para las grandes constructoras españolas, y para unos cuantos importadores. Y para de contar. Para el resto de la población, para nosotros, Europa ha significado desmontar nuestra industria y nuestra agricultura y pagar más caro por todo: desde el café en el bar hasta la cesta de la compra en el supermercado, desde el alquiler de una vivienda hasta la factura de la luz.
Este ha sido el precio de abandonar los Puertos Francos y sus libertades comerciales para entrar en la UE bajo la punta de pistola del arti 155 de la Constitución con la que España amenazó a Canarias. Nos desglobalizaron y nos metieron en una camisa de fuerza RUP+REF que nos impide prosperar, retrocediendo hasta convertirnos en una colonia más sometida que nunca. No es extraño que nos vemos obligados a emigrar nuevamente, y a seguir vendiendo nuestra tierra al mejor postor extranjero. No es casualidad, es diseño.
Si queremos verlo y comprender lo evidente, habremos ganado un tiempo precioso. Y si no queremos verlo seguiremos como estamos inmersos en la mediocridad económica, sin oportunidades de progresar, estancados entre la mierda y la nada.
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