Según el poema de Viana, la princesa Dácil fue la hija de Benchomo que se se enamoró y se casó con el conquistador Gonzalo García del Castillo. Según dicho poema el oficial castellano fue hecho prisionero y puesto bajo los cuidados de la hermosa princesa para sanarle las heridas sufridas en una batalla. Además, según varios historiadores, Del Castillo prestó algunos servicios diplomáticos entre ambos bandos por lo que se hizo acreedor de una cierta estima por parte del mencey de Taoro.
Incluso existe una obra de Lope de Vega "Los guanches de Tenerife y conquista de Canaria" recoge en tres actos la comedia fundamentalmente basada en el poema de Antonio de Viana sobre el idilio en cuestión. El cuento de la princesa Dácil se repite e incluso en una web oficial promocional del turismo de Tenerife, en la wikipedia o incluso en un comic reciente subvencionado por el Cabildo de Tenerife.
Hasta aquí todo bien, pero el problema está en que desde finales del siglo XIX se sabe que esa leyenda es mentira. En el número 23 de la Revista del Museo Canario publicado el 7 de febrero de 1881 aparece un articulo del famoso e ilustre abogado tinerfeño Elias Gonzalez Espínola titulado "Antonio Viana" en el que demuestra, con todo lujo de detalles, que si bien Dácil existió, dicha leyenda es falsa.
El autor de dicho artículo dice: "no se explica tampoco su encuentro y amores en este bosque con uno de los conquistadores, enemigo, por consiguiente, de su padre y de su patria. La idea de Viana es poética, pero ilógica. Es un hecho probado que la infanta Dasil casó con el rey de Abona conocido con el nombre de Adxoña ó Adjhona, llamado después, al recibir el bautismo, D. Gazpar Hernandez."
Prosigue el autor aportando datos irrefutables: "Desde tiempo inmemorial se han hecho varias informaciones encaminadas a acreditar la descendencia de la infanta Dasil, entre otras, la de 2 de Octubre de 1614 ante el escribano Agustín de Mesa, las de 3 de Abril de 1 618 ante los escribanos Rodrigo Hernandez Lordelo Y Marcos Gonzalez Bravo, la de 12 de Marzo de 1619 ante Jerónimo Rosa, la de 2 de Agosto de 1622 ante Cristóbal Guillen del Castillo y últimamente la que se hizo en 1799 a instancia, de D. Cristóbal Perez Barrios, ante el Alcalde mayor de la Laguna, en juicio contradictorio con D. lgnacio Alvarez. En estos autos se encuentra certificación de un expediente Ad Perpeptuam instruido con citación y audiencia del Síndico personero general de la isla de Tenerife en el año de 1611, día 15 de Julio, de la que resulta que declararon trece testigos de setenta u noventa. y cinco años, unos de ciencia propia y otro por haberlo oído a sus mayores y ser público y notorio, que la infanta Dasil, hija de Bencomo rey de Taoro, se llamó después de bautizada Doña Mencia Bencomo; que caso con el rey de Abona, Adxoña ó Adichona, llamado después de su bautismo D. Gaspar Hernandez y que de este matrimonio hubieron una hija llamada Catalina Garcia Bencomo (...) Otro tanto consta también de informaciones que pueden verse en la Escribanía que ejerció el capitán Luis Garcia del Castillo."
Pero aún hay más "No es este el solo error de Viana. Gonzalo García del Castillo no acompaño al Adelantado Lugo en la conquista de Tenerife, y por consiguiente, ni fue ni pudo ser herido, como pretende Viana y repite Mr. Berthelot, en el combate de Acentejo, ni en ningún otro de los que se libraron para la conquista de esta isla. Gonzalo Garcia del Castillo fue conquistador de la Gran Canaria y nada más.Quien acompañó a Lugo en concepto de Comandante de la caballería, fué el capitán Hernando Garcia del Castillo (...)"
Aunque en algunos lugares se ha corregido ese error y en lugar de Gonzalo García del Castillo ponen a Fernán (Hernando) García del Castillo, si te miras el poema de Viana, fuente original de la Leyenda, verás que allí, en el canto quinto de dicho poema pone claramente "El capitán D. Gonzalo del Castillo reconoce el bosque de la Laguna. Halla a la infanta Dácil, enamórase de ella"
Aunque en algunos lugares se ha corregido ese error y en lugar de Gonzalo García del Castillo ponen a Fernán (Hernando) García del Castillo, si te miras el poema de Viana, fuente original de la Leyenda, verás que allí, en el canto quinto de dicho poema pone claramente "El capitán D. Gonzalo del Castillo reconoce el bosque de la Laguna. Halla a la infanta Dácil, enamórase de ella"
Pero Elías Gonzalez Espínola sigue dando datos interesantísimos, dice en referencia a Argüello, primer escribano de Tenerife que tuvo ocasión de escribir "una reseña histórica de los acontecimientos más importan les de la misma [la Conquista], y en ese libro, escrito en latín, hace el autor una minuciosa descripción de la pureza de costumbres de los Guanches, y nos asegura, al hablar del rey Bencomo, que este tuvo dos hijas, una, Dasil Doña Mencía, que casó con Adjoña, rey de Abona, y la otra, Doña María, que casó con Juan Doramas, hijo de Doramas de Gran Canaria, y que fue uno de los que vinieron con el Adelantado Lugo a la conquista de Tenerife."
Esta información también la corrobora Serra Moratín (1897) «Dacil, que después de bautizada se llamó Mencía Bencomo, fué la primera mujer de Adxoña, mencey de Abona, después Gaspar Hernandez, tuvo datas»
Esta información también la corrobora Serra Moratín (1897) «Dacil, que después de bautizada se llamó Mencía Bencomo, fué la primera mujer de Adxoña, mencey de Abona, después Gaspar Hernandez, tuvo datas»
Más que en las relaciones entre guanches y conquistadores, este matrimonio entre Dacil y Adjoña, habría que enmarcarlo dentro de la solidaridad que tuvieron los guanches del sur con los huidos de los bandos del norte.
En realidad quien se casó con Hernando Garcia del Castillo, capitán de caballería que vino con Lugo no fué Dácil sino la hija de Dácil y Adjoña, es decir la hija de Doña Mencía Bencomo y Don Gaspar Hernández, que se llamaba Catalina Garcia Bencomo. Dudo mucho que el matrimonio fuera por amor, entre otras cosas porque la diferencia de edad debió ser considerable. Cuando el español dirigía la caballeria de Lugo durante la conquista, la hija de Dacil y Adjoña todavía no había nacido. Más bien suena a matrimonio político dentro de la sociedad colonial resultante, como ocurrió con muchos otros linajes femeninos nobles de la sociedad nativa.
Evidentemente este hecho inspiraría a Viana a inventarse los amores entre Dácil y el capitán español, lo cual más que poesía parece propaganda para legitimar la posición de dominio de los castellanos en la sociedad resultante en donde la nativa y el conquistador se "aman".
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