Mucha gente se pregunta por qué en España no hay un estallido social. Los ciudadanos se sienten estafados por los políticos pero soportan esta crisis, que ya va para una década, con una relativa calma social. En Grecia y en otros países hemos visto revueltas sociales. En Portugal se acabaron los recortes, en España no, .. o quizás lo qe no ha acabado en España es el despilfarro.
Con la crisis las diferencias sociales se han acentuado aún más. Mientras la mayoría han visto como sus derechos y servicios públicos han disminuido, el Partido Popular ha creado muchísimos millonarios. La mayor parte de esos millonarios no se ha enriquecido legítimamente. El Gobierno de España ha dado por perdido la mayor parte del dinero del rescate bancario, a diferencia de la mayoría de países de nuestro entorno que lo han recuperado. Los escándalos de corrupción ya no escandalizan a nadie.
El partido en el gobierno borra 35 veces los discos duros de los ordenadores de su sede antes de entregárselos a la justicia en conexión con el caso del ex tesorero del PP Bárcenas y el pago en dinero negro, sobresueldos, etc.... con lo que parece que el partido en el gobierno se dedica la blanqueo de capitales. Todo el mundo se sigue preguntando quien será ese M. Rajoy que aparece en los papeles.
La institución de la monarquía se tambaleó con los escándalos del rey Juan Carlos. El presidente del gobierno es llamado a declarar en una trama de financiación ilegal y corrupción de su partido, la trama Gurtel. La lista de personas muertas relacionadas con casos de corrupción del partido en el gobierno cada vez es mayor, Rita Barberá y otras ocho personas relacionadas con el caso Gurtel han muerto ya además del juez que se atrevió a instruir el caso. También personas relacionadas con la trama Púnica, el fiscal jefe de Lugo o Miguel Blesa han muerto, todos ellos en extrañas circunstancias.
En USA el presidente Nixon tuvo que dimitir por un escándalo de escuchas ilegales, el famoso Watergate. En España el Gobierno ha creado una policía política dedicada a espiar y atacar a rivales políticos y aquí no pasa nada. España más que un Estado parece una banda mafiosa, y las cloacas del Ministerio del Interior apestan.
Los abusos y la injusticia son más obvios que nunca, y a pesar de la recesión, el paro, la corrupción y el recorte de derechos fundamentales aquí no pasa nada. El español medio se ha convertido en un ser anestesiado y con pocas ambiciones trascendentales.
Muchas otras consignas han quedado en el olvido "Esto va a estallar", "hay que tomar la calle", "democracia real ya" .... Los años pasan y el descontento no se transforma en acción porque pasar del descontento a la rebelión implica asumir sacrificios que la gente no está dispuesta a asumir. La gente se ha acostumbrado y se ha resignado a la injusticia y a que le roben el futuro.
El español acepta lo que tiene y trata de disfrutar lo mejor que puede. Sin cultura crítica, se muestra incapaz de pensar la realidad por sí mismo. La existencia deja de ser un viaje en busca del bien, la verdad y la felicidad, para convertirse en una sinrazón de espejismos y estereotipos cuya apariencia se reviste del bienestar y nos brinda un pensamiento impuesto y asimilado: todo por no tener la valentía de superar a tiempo las cadenas del esclavo.
El hedonismo, el narcisismo y la conformidad se han impuesto. El español medio actual no pide demasiado; pide algo, pero no mucho. Ha permitido que le roben los sueños. Vive la satisfacción paradójica propia del neurótico adaptado, no reflexiona acerca del futuro y reduce la complejidad de la vida a la satisfacción inmediata de la rutina diaria. Aunque muchos contemplan esta filosofía de vida del carpe diem como una muestra loable de adaptación y de optimismo, lo cierto es que es una forma más de autoengaño. La trampa cognitiva radica en que el individuo aumenta progresivamente su aceptación resignada de su condición de esclavo; una condición que termina por pasar inadvertida al propio individuo.
Entre el acriticismo, la pasividad y el carpe diem mal entendido, nuestra mente deja de plantearse ciertas cosas, lo que a la postre significa una resignación pasiva ante las vicisitudes de la vida. El sistema socioeconómico y cultural vigente nos impone ciertos valores y ejerce una manipulación continua sobre la forma en que pensamos, conduciendo a la aceptación de algunas prácticas que chocan de pleno con el derecho básico de pensar de forma crítica y autónoma.
La asunción del pensamiento del poderoso le impide plantearse y por tanto cuestionar su estado de sumisión. Esto conlleva que acepte de forma acrítica las condiciones de vida con una pasividad resignada y sin atisbo de determinación para poder revertir su vida.
Lo postmoderno desprecia el mérito y lucha por lo políticamente correcto, por el relato, por lo emocional, produciendo la infantilización de la sociedad.
La asunción del pensamiento del poderoso le impide plantearse y por tanto cuestionar su estado de sumisión. Esto conlleva que acepte de forma acrítica las condiciones de vida con una pasividad resignada y sin atisbo de determinación para poder revertir su vida.
Lo postmoderno desprecia el mérito y lucha por lo políticamente correcto, por el relato, por lo emocional, produciendo la infantilización de la sociedad.
Uno de los principales problemas para abordar la vigente crisis ha sido la baja calidad de nuestro Estado democrático pero España se ha convertido en un país postmoderno presa del "buenismo". El buenismo está en contra de las revueltas. Pretende dominar la sociedad, pero promoviendo conformismo, no revueltas.
En este país los únicos que parecen dispuestos a hacer algo son los catalanes. Pero ante su revuelta democrática la propaganda del régimen del 78 infantilmente lo critican de fomentar "la división", "el odio", el "adoctrinamiento", la "violencia" o el "autoritarismo". Un psicólogo diría que el unionismo español proyecta su sombra psicologica... es decir proyecta en el otro lo que no quiere reconocer en si mismo... o dicho de forma más llana: ve la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio.
Pero esta propaganda sáfia, burda, hipócrita y rastrera que culpabiliza a la victima - y la acusa precisamente de lo que el acusador es culpable como un burdo maltratador - encuentra eco en la mayoría de la sociedad española que ha aplaudido la aplicación inconstitucional del articulo 155 de la Constitución, la guerra sucia como se ha demostrado en la comisión de investigación de la Operación Cataluña, y los palos de los cuerpos de seguridad del Estado a los ciudadanos que querían votar.
España es el país del cainismo y del privilegio, de la moral del pordiosero, del que se tiende a los pies de quien cree que es superior a él y lo trata con crueldad y desprecio, pero al mismo tiempo exige que otros, que él cree que son inferiores se tiren a sus pies, y por envidia boicotea a todo aquel que trata de progresar para que no sea más que él. Entiende el liderazgo como abuso, jerarquía y privilegio, porque eso es lo que tiene dentro. Por eso admira la fuerza.
La crisis catalana está demostrando que el problema de España son los españoles. No se trata solo de estar gobernando por un gobierno de mafiosos, sino por tener un pueblo que lo tolera y lo aplaude. Un gobierno corrupto no es más que el reflejo de una sociedad moralmente corrupta, o como decía Fernando Fernán Gómez, en España no solo están mal los que mandan, sino también los que obedecen.
Comentarios
Publicar un comentario
Los comentarios podrán ser moderados