Quisieron
borrarnos de la historia pero debemos ser conscientes de los mecanismos
que originan el deseo de suprimir una parte de nosotros mismos. Debemos redescubrir y tomar consciencia de que nuestras raíces son profundas,
muy profundas, porque mientras no lo hagamos seguiremos estando
incompletos.
Se nos ha dicho que el pueblo guanche desapareció. Se nos ha repetido una y otra vez que se extinguieron. A pesar de la multitud de pruebas etnográficas e históricas que van desde la historia del pueblo guanche de Bethencourt Alfonso hasta los estudios del ADN pasando por nuestra rica tradición oral que atestiguan no solo sobre su supervivencia física, sino también cultural - aunque ahora diluidas por una avalancha brutal de colonos en las últimas décadas - se siguen negando nuestras raíces.
Se nos ha dicho que el pueblo guanche desapareció. Se nos ha repetido una y otra vez que se extinguieron. A pesar de la multitud de pruebas etnográficas e históricas que van desde la historia del pueblo guanche de Bethencourt Alfonso hasta los estudios del ADN pasando por nuestra rica tradición oral que atestiguan no solo sobre su supervivencia física, sino también cultural - aunque ahora diluidas por una avalancha brutal de colonos en las últimas décadas - se siguen negando nuestras raíces.
El
reinado de Nerón se asocia comúnmente a la tiranía y la extravagancia. A Nerón
se le recuerda por una serie de ejecuciones sistemáticas, incluyendo la de su
propia madre y la de su hermanastro Británico. Nerón, el modelo típico del
usurpador, persigue a Británico salvajemente, pero cuanto más lo hiere más
coincide con el rol atroz que ha elegido para sí mismo.
Cuanto más se hunde el
mismo en la injusticia más odia a Británico. Busca castigar a la víctima y eso
lo convierte en un tirano. No contento con usurpar el trono, intenta también
arrebatarle el amor de Julia. No es la envidia o la perversidad, sino la
inevitabilidad interior, o la "moral del usurpador", que para
autojustificarse busca la supresión del usurpado.
El usurpador reclamará
su "trono" y lo defenderá con todos los medios a su disposición. Pero ser
un usurpador significa que en el momento de su victoria admite que lo que
triunfa de él es una imagen de sí mismo que condena por ilegítima. Por eso
nunca alcanza la victoria completa. Para autojustificarse ha de inscribir su
victoria en las leyes y la moral, y para ello ha de convencer a los demás y a
sí mismo. En otras palabras, para conseguir la victoria completa ha de
absolverse de las condiciones ilegítimas bajo las cuales su victoria fue
lograda.
Esto
explica su insistencia agotadora, extraña en un vencedor, sobre asuntos
aparentemente fútiles. Se esfuerza por falsificar la historia, reescribe las
leyes, y acabaría con los recuerdos de los hechos. Cualquier cosa para tener
éxito en la transformación de su usurpación en legitimidad.
Este mecanismo psicológico es lo que Albert Memmi
denomina "El complejo de Nerón" o "Rol del Usurpador"
en su obra "Retrato del Colonizador". Aceptar ser un colonizador significa aceptar ser una persona
privilegiada de forma ilegítima, es decir, un usurpador. Toda colonia se basa en tres principios, lucro, privilegio y usurpación.
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Hay que sumar un sistema educativo diseñado para otras latitudes, siendo amable. Este despego del material con la sociedad es una de las causas del alto fracaso escolar.
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