Repasando la obra de Juan Bethencourt Alfonso nos encontramos mitos, leyendas y tradición oral que en cierta forma contradicen algunas de las teorías oficiales sobre los antiguos canarios. En esta ocasión referente a la navegación y la comunicación entre las islas.
Cuentan que una joven de la nobleza del tagoro de Archaha, reino (comarca)
de Adeje, llamada Guilda, en vísperas de casarse murió repentinamente su
prometido y pasado algún tiempo descubrió con horror que era madre.
Desesperada, porque según la ley la arrojarían viva al mar, confióse a un
siervo (achicaxna) pescador, y convinieron en que la única probabilidad de
salvación era ganar la isla de la Gomera sobre una balsa de foles o zurrones.
Todo preparado, una noche de tiempo favorable embarcó con gran sigilo por la
playa de Troya, no sin ofrecer a su cómplice que haría gran hoguera si lograba
escapar. Pues creían que la Gomera, Palma y Hierro estaban deshabitadas desde
la catástrofe[1], porque nunca
vieron fuego en ellas.
Por primera vez se vio a la
siguiente noche brillar una luz en Gomera, dando testimonio de que la fugitiva
había abordado la isla.
Al año, acompañada de su
esposo, retornó Guilda a Tenerife en otra balsa de foles para ver a su familia.
Fue muy festejada y perdonada porque se salvó del mar.
Pero lo más curioso de dicha
tradición tinerfeña es que se complementa con otra que hemos recogido en la
Gomera. Existe en esta isla, cerca de San Sebastián, la aún llamada Playa de la
Guancha, porque en tiempos muy remotos apareció por allí una joven de Tenerife
embarcada sobre zurrones. El acontecimiento conmovió la isla, y llevada ante el
rey contó sus desventuras y la causa que la obligó a huir de su tierra;
añadiendo que no esperaba encontrar gente porque nunca habían visto fuego. Como
los indígenas ignoraban el modo de obtenerlo, les enseñó frotando dos trozos de
madera; y fue tal el entusiasmo que el príncipe la tomó por esposa prohijando
al ser que llevaba en las entrañas. Pasado algún tiempo los esposos fueron a
Tenerife saltando por la Aguja de Teno.
Prosigue el autor señalando
"es creencia tan general en lo que fue reino (comarca) de Adeje de que
los guanches comunicaban con La Gomera, que hace una cuarentena de años los
viejos detallaban el modo de construir las balsas.
Desollaban los machos cabríos
de mayor tamaño extrayéndoles enteras las pieles, que después de adobadas les
daban consistencia y hacían impermeables mediante un bálsamo preparado con
resina de pino, sangre de drago y otras materias ya ignoradas, concluyendo por
inflarlos de aire y atarles sólidamente las bocas con cordeles de fibras de
malva. Dispuestos paralelamente sobre el suelo 7 u 8 de estos zurrones, iban
ligando cada zurrón al inmediato con gruesas trenzas de correas y de fibras de
malvas o de hojas de drago, y según otros de palmera, a modo de 8 de guarismo,
entrelazadas en otras de sentido opuesto. En algunos puntos enlazaban a dicho
entrenzado como especie de argollones o abrazaderas para agarrarse, y en lo que
pudiera llamarse proa y popa aseguraban dos zurrones abiertos por encima a lo
largo, provistos de correítas para atarlas, que hacían el oficio de bodega para
guardar provisiones de gofio, higos, agua, etc... en pequeños
zurroncitos".
Añadían que en estas balsas
podían aventurarse dos personas, armadas de dos pequeñas paletas, más que para
avanzar para enmendar el rumbo, procurando aprovechar los tiempos favorables y
salir de los puntos que llevamos referido. Así, concluían, fueron bastantes los
que escaparon de la justicia, agregando algunos que también las empleaban a
veces para pescar cerca de tierra, junto a los grandes acantilados."
También menciona Bethencourt Alfonso el uso de troncos de tabaiba dulce para construir las balsas, bien solas- consistentes en dos o tres emparrillados de troncos de tabaiba sobrepuestos en sentido inverso, asegurados con clavijones o varas de leña blanca y cordeles, bien combinándolas con los foles a modo de armazón de estos. "Manejaban estas balsas con las manos armadas de pequeñas paletas de madera, y hasta en ocasiones - según la tradición - utilizaban una velita cuadrada de pieles, entre dos varas paralelas que sostenian verticales con las manos los mismos tripulantes, enfachándola al viento".
También menciona Bethencourt Alfonso el uso de troncos de tabaiba dulce para construir las balsas, bien solas- consistentes en dos o tres emparrillados de troncos de tabaiba sobrepuestos en sentido inverso, asegurados con clavijones o varas de leña blanca y cordeles, bien combinándolas con los foles a modo de armazón de estos. "Manejaban estas balsas con las manos armadas de pequeñas paletas de madera, y hasta en ocasiones - según la tradición - utilizaban una velita cuadrada de pieles, entre dos varas paralelas que sostenian verticales con las manos los mismos tripulantes, enfachándola al viento".
Pero no es el único caso, según
Marin y Cubas al ocuparse de los aborígenes del Hierro dice " Por
muchos años, dice, no supieron hacer fuego. Enseñóles el fuego ludiendo entre
los palos secos una mujer gomera, que vino al Hierro nadando sobre dos odres
llenos de aire; y enseñó otras muchas cosas que ellos dicen"
Quizás la leyenda canaria más conocida es
la de Gara y Jonay. La tradición oral relata que en un pueblo de la isla de la
Gomera vivía una hermosa muchacha, Gara, princesa de Agulo. Gara fue un dia a
los Chorros de Epina. Los siete chorros nacían en siete puntos distintos de los adentros de la isla
sin que nadie hubiese descubierto nunca su origen secreto. Siete charcos
formaban los siete chorros y siete virtudes ofrecían a los que de ellos
bebiesen.
Chorros de Epina |
No solo regalaban virtudes a quién de
ellos bebía, sino también predecían, al mirar en sus aguas, si el amor estaba
por llegar. Si el agua se mantenía tranquila y clara, indicaba que el amor
estaba en camino. Si el agua se enturbiaba, era signo de que poco o nada podía
esperarse.
Gara y otras jóvenes casaderas decidieron mirar si
hallarían el amor en las fiestas del Beñesmer que se celebraban en la isla.
Cuando Gara se dispuso a mirar, el agua se mantuvo tranquila y serena, pero
luego empezó a enturbiarse. Surgieron sombras y la silueta comenzó a agitarse,
apareciendo, de pronto, un sol abrasador que borró todo movimiento.
Inmediatamente, fue a ver a Gerián, el sabio del lugar, el único que podía
descifrar las indicaciones de los chorros, y le advirtió;
- lo que ha de suceder ocurrirá.
Huye del fuego Gara, o el fuego ha de consumirte.
Gara guardó silencio, intentando
ocultar sus temores, pero el presagio corrió de boca en boca. Llegaron de
Tenerife a la fiesta del Beñesmer, el Mencey de Adeje con otros nobles y su
hijo Jonay, un joven apuesto, fuerte y diestro en las competiciones. Durante
la fiesta las miradas de Gara y Jonay se encontraron, y su amor se hizo eterno.
Poco después, y aún en fiestas, su compromiso se hizo público. Pero en cuanto
se empezó a propagar la feliz noticia, el Echeyde (Teide) empezó a
escupir lava y fuego.
Entonces, una amiga de Gara, que
había ido con ella a los chorros, le contó lo que había pasado. Gara la
princesa de Agulo, el lugar del agua, y Jonay el príncipe de la isla del fuego.
Entonces, los padres de Jonay y de Gara les prohibieron estar juntos. Grandes males
acechaban si los amantes seguían juntos. Aquel amor era imposible. Al cesar el
compromiso entre los jóvenes el Echeyde se calmó.
Terminadas las fiestas Jonay
regresó con los demás a Tenerife, con el alma vacía y el pecho quebrado.
Cuentan que Jonay, desesperado, se lanzó al mar durante la noche y cruzó rumbo
a la Gomera con dos pieles de cabra infladas atadas a la cintura y a las
primeras luces del alba llegó a la isla. Furtivamente fue a buscar a Gara y al
encontrarse se abrazaron apasionadamente. Huyeron hacia el Cedro, en lo más
alto de la isla, pero se les persiguió. Los amantes subieron hasta el pico más
alto de La Gomera, y al verse acorralados, buscaron lo que creyeron la única
salida posible. Tomaron una vara de Cedro afilada por ambas puntas y,
apoyándolo en sus pechos, se abrazaron y murieron atravesados.
Leonardo Torriani, que
recoge parte de la tradición oral en 1568, también se refiere a la
navegación de los antiguos canarios, esta vez de Gran Canaria; "Pescaban
con cuerdas de cuero y con anzuelos de huesos de cabras; y hacían las redes de
yerbas y de palmas, parecidas a las que se usan en los ríos de Lombardía, que
son cuadradas y cuelgan de una percha larga. También hacían barcos del árbol
drago, que cavaban entero, y después le ponían lastre de piedra, y navegaban
con remos y con vela de palma alrededor de las costas de la isla; y también
tenían por costumbre pasar a Tenerife y a Fuerteventura y robar. Por esta
navegación llegaron a parecerse con los demás isleños, tanto en el lenguaje
como en algunas costumbres, como se dijo de los de Fuerteventura, los cuales
imitaron a los canarios en su modo de hacer justicia."
En la tradición oral de Tenerife
también se recoge estos contactos entre Gran Canaria y Tenerife, como relata
Bethecourt Alfonso "Una sobrina del rey Archinife de Adeje, llamada
Guajara, era tan notable por su belleza que llegó a oídos del libertino Tauco,
primogenito del soberano de la isla de Canaria, que hizo viaje a Tenerife para
comprobar lo que pregonaba la fama. La realidad superaba a cuanto le habían
dicho y la solicitó por esposa; pero aunque el rey apoyó con calor la demanda,
Guajara alegó varios pretextos para rehuir el compromiso. Después de varios
viajes de Tauco, descubrió que era rechazado porque había un rival oculto y
favorecido, el tagorero Ucanca, gobernador de esta región y el guerrero más
acreditado de su tiempo.
Tauco juró venganza; y como se
enteró que Guajara acompañada de dos siervas iba con cierta frecuencia a recrearse
a los retamares de Afonche, le preparó un celada con algunos de sus vasallos y
consiguió sorprenderla y forzarla, huyendo seguidamente para Canaria temeroso
de las consecuencias. No retornó Guajara a la corte, sino que se encaminó al
gobierno de su amante, para revelarle lo sucedido; y Ucanca, lleno de ira,
después de ocultar a su prometida en la cueva del malpaís al amparo de sus
hombres de guerra, marchó en persecución de Tauco. Cuando llego a Naga, ya su
enemigo había partido para Canaria; a cuyo punto se dirigió salvando la
distancia "por partes en foles y por partes andando sobre los
arrecifes".
Después de matar Ucanca a Tauco
en singular combate, se casó con su prometida; pero irritados contra el rey de
Adeje por haber patrocinado a Tauco, se rebelaron levantando pendones contra el
soberano hasta que lograron enseñorearse de la isla, fundando la dinastía de
los Guajaras, tan celebrada en las tradiciones.
Pasadas algunas generaciones, un poderoso monarca de la dinastía de los Guajaras tuvo un hijo llamado Binicherque, tan orgulloso, que no teniendo hermanas y no encontrando entre la nobleza de la nación mujer digna de elevarla al trono, puso los ojos en una princesa hija del rey de Canaria; a la que iba a galantear "recorriendo el camino partes andando y partes sobre foles".
Pasadas algunas generaciones, un poderoso monarca de la dinastía de los Guajaras tuvo un hijo llamado Binicherque, tan orgulloso, que no teniendo hermanas y no encontrando entre la nobleza de la nación mujer digna de elevarla al trono, puso los ojos en una princesa hija del rey de Canaria; a la que iba a galantear "recorriendo el camino partes andando y partes sobre foles".
Todos estos mitos se hunden en la noche de los tiempos y son reminiscencias de una historia muy anterior a la llegada de los castellanos. Solemos pensar que nuestra historia empieza en la conquista cuando en realidad es mucho más rica y hunde sus raíces en la noche de los tiempos. Las islas estaban habitadas, al menos desde hacía 2500 años antes de la llegada de los conquistadores, y remontándonos aun más atrás podemos llegar al Sahara verde, al Egipto predinástico o incluso a un tiempo anterior de civilizaciones míticas recogidas y fosilizadas en los antiguos textos sagrados en Sanskrito y otras lenguas.
Pero la tradición oral también
recoge hechos similares mucho más recientes como señala Bethecourt Alfonso. Por
ejemplo recoge que tras la Rebelión de los Gomeros de 1488, la primera medida
del sanguinario Pedro de Vera fue la de secuestrar todas las embarcaciones de
la isla, para que nadie escapara.
Hautacuperche mostrando roto el gánigo de Guahedun |
Pero dos de los rebeldes más señalados se
aventuraron sobre zurrones para ganar Tenerife. Temiendo que los guanches los
mataran se ocultaron en una cueva en la costa de Chío, en Guía de Isora, aún
conocida por la cueva de los gomeros alzados, donde a los dos días los
descubrieron comiéndose un cabrito que habían robado. Los guanches, después de
enterados, los perdonaron y protegieron. Esta tradición no es solo general por
Guia de Isora, sino que la confirman una familia Alvarez, de Chío,
descendientes de uno de los dos gomeros que la conservan de generación en
generación.
Igualmente hay referencias a navegación con foles entre Lanzarote y Fuerteventura. Marín y Cubas refiere: "Hubo mujeres que pasaron de una a otra isla en dos odres. Gobernando Maciot de Bethencourt en Lanzarote, pasó a Fuerteventura una madre para que el obispo rogase por su hijo y librase de la horca; como lo consiguió, dando dos o tres viajes con las cartas dentro del odre."
Para ahondar más en las artes de pesca y en la posible navegación primitiva entre el continente y Lanzarote y Fuerteventura el articulo de Garcia Talavera Pesquerías Canarias en la Costa del Sáhara nos da varias pistas.
Algo inquietante es el topónimo Arguineguin, que puede traducirse por "aguas tranquilas", "orilla quieta", o por el lugar de los barcos. El hecho inquietante es que sea el lugar de arribada mas probable, por los vientos y mareas, desde la costa de Arguín en la actual Mauritania.
Pero quizás la información mas inquietante de todas la ofrezca Viera y Clavijo en referencia a una cita de Mr Guignes, intérprete de las lenguas orientales de la Biblioteca del rey de Francia que dice;
"siendo los árabes dueños de España y Portugal, emprendieron desde Lisboa una navegación hacia el Occidente, y después de haber surcado largos mares se vieron precisados a retroceder a las Canarias; donde supieron que los antiguos habitantes de estas islas se habían embarcado en otro tiempo sobre algunas canoas con el designio de descubrir nuevas tierras hacia el Oeste, en cuya expedición gastaron un mes"
Ahí queda eso,.....
[1] La tradición oral de Tenerife
conserva la reminiscencia de una pavorosa catástrofe, que recuerda la tan
discutida Atlántida de Platón, referida de dos maneras por sus descendientes.
Según unos, cierto día infausto, en medio de terremotos, volcanes y temblores
se abismó "la isla anegada que no volverá a aparecer hasta que no se hunda
otra de las siete que habitamos"; pero según otros, los cataclismos fueron
sucesivos en un lapso de tiempo más o menos largo, quedando las islas como en
la actualidad excepto Tenerife y Canaria que siguieron unidas por un arrecife
entre Anaga y la Isleta que al fin desapareció también.
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En facebook han hecho un par de comentarios interesantes al articulo
ResponderEliminarPor el perfil "descolonización e independencia"; Hay más material al respecto, desde la embajada enviada por los canarios (con momia incluída) para negociar con los isleños cristianos de Lanzarote, hasta una expedición a Tenerife (también de los canarios) sobre la mitad del siglo XV (antes de la guerra directa contra Castilla). Sí, las leyendas asumen el paso entre islas.
Por Pablo de Armas; Interesante, desconocía tantos datos. Te aporto uno que sale en la recopilación de testamentos del Notario Sanchez de Urtarte, de Güimar, hacia 1570, en donde la viuda de "Albertos" perdona a un guanche que había huido a La Gomera después de una reyerta que tuvo con el tal Alberto - un genovés dedicado al comercio de azucar- con resultado de muerte.
No soy geólogo pero el tema de los arrecifes seria interesante estudiar el fondo submarino de la plataforma insular de Gran Canaria para ver bajas o arrecifes submarinos. La plataforma insular de gran canaria es mayor que la de Tenerife y está en parte sumergida, la mayor parte hacia el oeste, es decir en dirección a Tenerife. Seria interesante ver las dataciones,...
ResponderEliminarMuy interesante. Es posible que la isla que se se hundiera, ya que el relato dice "isla anegada", se refiera al banco que se encuentra entre Gran Canaria y Fuerteventura, muy llano y que llega a los -30 metros en su punto más alto. Otra posibilidad es que fuese el banco que se haya 35 km al suroeste de Jandía, también llano y elevado, aunque mayor. Ambas zonas estarían anegadas por el mar debido a su escaso relieve. También, como dice, las plataformas insulares de La Gomera y Gran Canaria son bastante extensas y llanas, y es posible que hubiese algún arrecife prominente. En cuanto a los otras tierras desaparecidas que se mencionan, parece difícil, especialmente el puente Anaga-Isleta, ya que entre ambas islas no hay nada destacable.
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