Uno de los problemas de los independentistas es que no entienden el "Juego del Ultimátum" y las sutiles que implicaciones que de el se desprenden. Estas sutiles implicaciones tienen que ver con el reparto de poder, la justicia y la equidad así como el concepto de reciprocidad.
Dentro de la "teoría de juegos", el juego del Ultimátum es un juego experimental de economía en el cual dos partes interactúan sólo una vez. Ambos conocen las reglas y ambos conocen la suma a repartir. El primer jugador ("proponente") propone cómo dividir una determinada suma de dinero con el segundo ("respondedor"). Si éste último rechaza la oferta, nadie obtiene nada. En cambio, si la acepta, el primer jugador obtiene lo que propuso y, el segundo, el resto.
La teoría económica utilitarista predecía que el segundo jugador ("respondedor") aceptaría cualquier oferta siempre que fuera mayor que cero, aunque fuese muy injusta, ya que siempre ganaría algo frente a irse con las manos vacías. El primer jugador ("proponente") tendería siempre a ofrecer la cantidad mínima posible y quedarse el con el máximo posible. Por tanto la teoría económica utilitarista dice que incluso el reparto 1-99 seria aceptado porque es mejor que la alternativa de irse ambos con las manos vacías.
Sin embargo se comprobó que, el sentido de la equidad y de la justicia, hacia que muchos jugadores rechazasen la oferta y preferían no obtener ningún beneficio antes que aceptar una oferta que considerasen injusta. Por tanto la reacción tenia que ver con el sentido de justicia, equidad. Esto explica como muchos huelguistas, en dura negociación salarial, prefieren echar a la ruina su empresa, pero también a ellos mismos.
Lo que se considera justo o injusto varia según las culturas, y aquí viene lo interesante del modelo ya que permite caracterizar la propensión a la cooperación o el sentido de justicia en cada cultura. En el mundo occidental no se suelen aceptar ofertas por debajo del 40%, en determinadas culturas ancestrales en las que la cooperación social es vital las ofertas eran del 60% de media, pero entre determinados campesinos de Latinoamerica aceptarían prácticamente cualquier cosa. Estos últimos estaban tan habituados a la desigualdad y al abuso que la aceptaban como natural. El concepto de justicia y equidad también tiene que ver con la potencia del "Yo".
Determinación |
Por último otro estudio también demostró que cuanto mayor el peligro de supervivencia mayor inequidad se toleraba. Es decir la pobreza permite inequidad lo cual genera en mayores desigualdades sociales y mayor pobreza en un circulo vicioso.
El "Juego del Ultimátum" permite entender muchos comportamientos bloqueadores a nivel social y dentro de las empresas en Canarias. La gente percibe esas grandes obras como un abuso, como otro atentado contra su patrimonio natural que solo va a enriquecer a unos pocos aumentando la inequidad y la injusticia. Por eso se oponen y con toda la razón.
Pero las implicaciones van incluso mas allá. En la política canaria mas que en cualquier otro sitio, se juega a mantener los equilibrios entre las diferentes tribus y los representantes de la metrópoli. Por tanto un político ha de valorar por encima de cualquier otra consideración tu altruismo o tu egoísmo para determinar hasta donde ha de darte para mantenerte mínimamente satisfecho y asegurarse tu cooperación.
Es a este punto a donde quería llegar, el sentido de Estado es nuestra principal fortaleza pero también nuestra principal debilidad. No podemos seguir mendigando y aceptando las migajas. Al igual que un huelgista dispuesto a mandar a la ruina a su empresa, tenemos que dejarles claro que estamos dispuestos a mandarlos al carajo como en las últimas elecciones. Tenemos que ser menos altruistas y mas egoístas porque es la única manera de romper los círculos viciosos y de que se nos respete como se nos tiene que respetar. Tenemos que exigir reciprocidad.
Tenemos que demostrarles que estamos dispuestos a mandarlos al fondo del mar de una patada en el culo desde la punta del muelle grande. Tenemos que demostrarles que no le tenemos miedo a perder ni a hundir el barco. A nosotros no nos asusta el caos ni el cambio, a ellos sí.
Tenemos que decirles claramente que hemos dejado de ser la victima que elige a su verdugo. Que hemos dejado de ser el tonto útil. Se acabó el sacarles las castañas del fuego y dotarles ideológicamente. Se acabó pegarle los carteles solo para ver como nos traicionan y engañan sistemáticamente.
Solo te pueden usar si tu permites que te usen. No puede haber abuso sin el consentimiento de la víctima como el "Juego del Ultimátum" demuestra. En el fondo de lo que estoy hablando es de la no cooperación de Gandhi.
El sentido de Estado es nuestra principal fortaleza pero también nuestra principal debilidad. Frente a su falta de ideas, a nosotros nos sobran. Frente a su discurso cortoplacista, nosotros somos capaces de desarrollar una visión estratégica. Pero siguen usándonos una y otra vez porque nosotros se lo permitimos, porque no nos ponemos en valor. Hay que decir alto y claro que si quieren peaje hay que pagarlo. Tenemos que demostrarles que tienen que pagar el precio porque es el único lenguaje que entienden. Yo hace mucho tiempo que deje de fijarme en las palabras y me fijo en los hechos.
Tenemos que decirles claramente que las reglas del juego han cambiado. No cierro la puerta, pero tampoco tengo ningún interés en mantenerla abierta porque no los necesito. Todo lo contrario, los que nos necesitan son ellos y tenemos que decírselo claramente. Recuerda en el Juego del Ultimátum se trata de justicia y equidad, pero la responsabilidad de aceptar o rechazar una oferta es solo tuya.
De lo que estoy hablando es de cambiar las dinámicas ...
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