Hilario Rodriguez en el Pleno del pasado viernes. Foto: ELDIA.ES |
El periodismo puede tener
ciertamente dos caras. En ocasiones, es un arma de gran utilidad para destapar la
verdad. En otras, sin embargo, funciona
como una asquerosa máquina de difamación.
Lo ocurrido en la jornada
del pasado viernes en el Ayuntamiento de
Santa Cruz no debería sorprender a nadie. Cómo podrían permitir esos
preservadores de la actual situación que ahoga a las Islas, poner una calle o
plaza en Añazo al único político que
jamás se cambió de chaqueta y que luchó con coherencia por cambiar este
esperpento. No son bobos mi niño.
Empero, la cosa no debe
quedar así. Los 13 votos en contra emitidos en la moción propuesta por Hilario Rodríguez (CC) para homenajear al póstumo líder del MPAIAC
responden a una imagen distorsionada y a como hemos comentado al principio, una
muy efectiva campaña de desprestigio para dejar a la altura del betún a una
figura que por méritos y trayectoria vital, debería estar encumbrada como uno de
los grandes personajes históricos que han dado estos peñascos. Un gran Estado
con un buen arsenal de plumas manipuladoras. Y qué bien salió la estrategia.
No hay
que saber inglés para caer en la cuenta de que si Don Antonio Cubillo no
hubiera estado expuesto a la apisonadora del Estado, una amplia mayoría social
en estas Islas se hubiera dado cuenta de
que lo defendió era lícito, justificado y lo más conveniente. No en vano, así
lo demuestra la situación crítica de este rincón del Atlántico. Reiterado esto,
el viernes esos 13 votos en contra hubieran sido calderilla ante un amplio movimiento ciudadano decidido a defender
a sus defensores. Un “quid pro quo” que
no nunca vimos por culpa de las mentiras.
Fue una guerra sin tregua
y con mucha saña. Primero fue debido a aquel desgraciado hecho que marcó un
antes y un después en Los Rodeos y más recientemente, la muerte del susodicho
que algunos aprovecharon para volver a destapar el cajón de porquería. Así las cosas, no estamos por volver a
repetir quién era el terrorista, quienes han sido las víctimas sin reconocimiento y quien ha
mentido sin ningún tipo de escrúpulo.
Lo importante ahora es
dejar de reparar el pasado y empezar a fabricar el futuro. Para ello, hace
falta como dijo el propio Hilario Rodríguez “que se marchen un par de personajes” y sobre
todo, que tú te des cuenta de lo que te han estado diciendo durante todos estos
años ha sido una gran mentira.
Por Luis Bacallado
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