Partidos e intelectuales nacionalistas (I)

En el anterior artículo del blog comentábamos el libro de Fanon “Los condenados de la tierra” en relación a los cuadros psicológicos que componen el llamado “síndrome del colonizado”. En este artículo seguiremos comentando dicho libro en relación al comportamiento de los partidos políticos nacionalistas y de los intelectuales.

Hay que tener en cuenta que el libro de Fanon propone la lucha armada, es de corte marxista y responde a de la guerra fría, por ello las soluciones que aporta necesitan, en mi opinión, de una actualización a adaptación a las circunstancias actuales. Pero el analisis de los comportamientos no tiene desperdicio.

“Los condenados de la tierra” fue escrito en 1961, es decir muchas décadas antes de que se fundaran los partidos nacionalistas que hoy por hoy padecemos en Canarias, pero como veremos describe fielmente el comportamiento de dichos partidos y de los intelectuales.

Nos dice Fanon que “Toda la actividad de esos partidos políticos nacionalistas en el periodo colonial es una actividad de tipo electoral, una serie de disertaciones filosófico-políticas sobre el tema del derecho de los pueblos a disponer de ellos mismos, del derecho de los hombres a la dignidad y al pan, la afirmación continua de “cada hombre un voto”. Los partidos políticos nacionalistas no insisten jamás en la necesidad de la prueba de fuerza, porque su objetivo no es precisamente la transformación radical del sistema. Pacifistas, legalistas, de hecho partidarios del orden… nuevo, esas formaciones políticas plantean crudamente a la burguesía colonialista el problema que les parece esencial: "Dennos el poder".

Sobre el problema específico de la violencia, las élites son ambiguas. Son violentas en las palabras y reformistas en las actitudes. Cuando los cuadros políticos nacionalistas burgueses dicen una cosa, advierten sin ambages que no la piensan realmente.”

Hay que interpretar esa característica de los partidos nacionalistas tanto por la calidad de sus cuadros como por la de sus partidarios. Los partidarios de los partidos nacionalistas son partidarios urbanos. Esos obreros, esos maestros, esos artesanos y comerciantes han empezado -en el nivel menor, por supuesto- a aprovechar la situación colonial, tienen intereses particulares. Lo que esos partidarios reclaman es el mejoramiento de su suerte, el aumento de sus salarios. El diálogo entre estos partidarios políticos y el colonialismo no se rompe jamás. Se discuten arreglos, representación electoral, libertad de prensa, libertad de asociación. Se discuten reformas.

No hay que sorprenderse; pues, de ver a gran húmero de indígenas militar en las sucursales de las formaciones políticas de la metrópoli: Esos indígenas luchan por un lema abstracto "él poder para el proletariado" olvidando que, en su región; hay que fundar el combate principalmente en lemas carácter nacionalista.

El intelectual colonizado ha invertido su agresividad en su voluntad apenas velada de asimilarse al mundo colonial. Ha puesto su agresividad al servicio de sus propios intereses, de sus intereses de individuo. Así surge fácilmente una especie de esclavos manumisos: lo qué reclama el intelectual es la posibilidad de multiplicar los manumisos, la posibilidad de organizar una auténtica clase de manumisos."

Como vemos la cultura de las subvenciones (manumisos en terminologia de Fanon) y el nacionalismo presupuestario de Coalicion Canaria no es algo que nos deba sorprender, sino consecuencia logica del proceso colonizador y de una burguesia adulterada y comprada. Paso en Angola, en Indochina, en Argelia y en toda situacion colonial. Canarias no iba a ser diferente.

Fanon prosigue: "la burguesía colonialista que había permanecido hasta entonces en su lecho de plumas, entra en acción. Introduce esta nueva noción que es, hablando propiamente, una creación de la situación colonial: la no violencia. (...). La no violencia es un intento de arreglar el problema colonial en torno al tapete verde de una mesa de juego, antes de cualquier gesto irreversible, cualquier efusión de sangre, cualquier acto lamentable. Pero si las masas, sin esperar a que se dispongan las sillas, no oyen sino su propia voz y comienzan los incendios y los atentados, se advierte entonces cómo las "élites" y los dirigentes de los partidos burgueses nacionalistas se precipitan hacia los colonialistas para decirles: "¡Esto es muy grave! Nadie sabe como va a acabar todo esto, hay que encontrar una solución hay que encontrar una transacción.

Ésta idea de la transacción es muy importante en el fenómeno de la descolonización, ya que está lejos de ser simple. La transacción, en efecto, concierne tanto al sistema colonial como a la joven burguesía nacional. Los sustentadores del sistema colonial descubren que las masas corren el riesgo de destruirlo todo. (...). Transacción igualmente para la burguesía nacional que, sin determinar muy bien las posibles consecuencias del tifón, teme en realidad ser barrida (...) y no deja de decir a los colonos: "Todavía somos capaces de detener la carnicería, las masas tienen aún confianza en nosotros, apúrense si no quieren comprometer todo." Un paso más y el dirigente del partido nacionalista guarda su distancia en relación con esa violencia. Afirma en alta voz que no tiene nada que ver con esos Mau-Mau, con esos terroristas, con esos degolladores. En el mejor de los casos, se atrinchera en un no man's land entre los terroristas y los colonos y se presenta gustosamente como "interlocutor": (...). Es así como la retaguardia de la lucha nacional, esa parte del pueblo que nunca ha dejado de estar del otro lado de la lucha, se encuentra situada por una especie de gimnasia a la vanguardia de las negociaciones y de la transacción —porque precisamente siempre se ha cuidado de no romper el contacto con el colonialismo."

Esos partidos nacionalistas son presa del miedo " en sus cerebros, los tanques de los colonos y los aviones de caza ocupan un lugar enorme. Cuando se les dice: hay que actuar ven las bombas sobre sus cabezas, los tanques blindados avanzando por las carreteras, la metralla, la policia..... y se quedan sentados. Desde un principio se sienten perderdores. Su incapacidad para triunfar por la violencia no necesita demostrarse, la asumen en su vida cotidiana y en sus maniobras. (...) en realidad, los diriguentes reformistas no dicen otra cosa que: Con que quieren ustedes luchar contra los colonos, con sus cuchillos, con sus escopetas de caza..."

Esa dicotomia entre la elite, que lo unico que quiere es negociar para su propio provecho, y las masas se aprecia perfectamente en estas tres escenas de la pelicula Braveheart.

escena 1
escena 2
escena 3

Y el miedo de la burguesia a ser barrida en la rebelion se puede apreciar en esta otra escena de la pelicula Queimada.

PD: Por cierto la segunda escena de Braveheart no les recuerda el pleito insular?


Comentarios

  1. Chapeau por el análisis y bravo por la pertinencia de los enlaces ("intelectuales", p.e.).

    Me has hecho reflexionar y aprender de una forma agradable, divertida.

    Gracias.

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