Unión Europea: un club de la comedia sin principios

Por Jose Carlos Martín Puig



Que dice Juncker, ese presidente europeo que ningún ciudadano eligió, que lo de Cataluña no puede ser consentido "porque entonces otros la imitarían". Que cosas, también dijeron algo similar cuando el BREXIT era el miedo a propagar. La Europa que va por el mundo presumiendo de adalid de la democracia y sus elecciones libres, nos confirma así que es la Europa de sus Estados y no de sus pueblos, porque prefiere una concepción limitada y cerrada de su diversidad que sin embargo la harà estallar por sus costuras.

Pero es que además, con esa decantación deprecia el valor de su ciudadanía, a la que tras el ejemplo del 1 de Octubre, es posible aporrear sin contemplaciones cual régimen bananero, sin que sus instituciones salgan de un tímido sonrojo para el Erdogan español. Ser ciudadano europeo se convierte así en un ser al que, si el guión obliga, se le puede desposeer de derechos fundamentales y limitarlo a ser ese sólo consumidor de su mercado o al menos aquel que gasta sus dineros en lo que sus multinacionales deslocalizadas fabrican fuera a costo de esclavos y venden dentro a precio de oro.

El Parlamento europeo, ese que tiene unos representantes que cobran mucho y trabajan menos aún que los nacionales, se toma lo de los 800 heridos como una causa menor y abraza la causa española sin rechistar, sin sancionar, sin parecer que importa siquiera eso de las declaraciones universales y principios fundacionales europeos que llamaban a enterrar los totalitarismos. Tampoco se podía esperar mucho de quiénes pagan a Turquía para levantar alambradas, machacaron a Grecia por rebelde y ahora miran para los celajes en el problema catalán. 

Es de traca que quiénes negociaron varias veces con ETA en mesas con mantel o la llamaron MLNV, ahora no quieran hablar de nada que no sea su raquítica y arcaica Constitución. La reformaremos dicen ahora, como si no conociéramos ya de sobra que PP y PSOE, PSOE y PP han estado gobernando cuarenta años a placer sin interés alguno por convertir en realidad los derechos básicos de los ciudadanos sino salvaguardando lo que el franquismo y el neoliberalismo querían atado y bien atado.

Hasta el más obtuso observador sabe que un cierre en falso o a lo bestia del conflicto catalán, sólo es despejar una pelota que ya no va a dejar de botar jamás....salvo que voten, pero a la vista está que estas democracias sólo organizan elecciones que puedan ganar. Al BREXIT le seguirá un CATAEXIT y romperá de nuevo esa regla.


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